miércoles, 7 de septiembre de 2022

LOS OJOS BIZCOS DEL SOL - EMILIO BUESO



Transcrepuscular (2017).

Antisolar (2018).

Subsolar (2020).

        La saga de Los ojos bizcos del sol es… Probablemente una de las mayores ideas de olla que he leído. Y quizá una de las mayores genialidades. Y también una macarrada de proporciones mayúsculas, y quizá un ME LA SUDA por parte del autor. Me la suda a quien pueda gustarle, me la suda a quien no, me la suda la opinión, me la suda todo. En el pasado he considerado obras que se las daban de este rollo pasota y plusmodernista como verdaderos bodrios, intentos publicitarios de llamar la atención sobre un producto en realidad mediocre, gritos de un inmerecido y mayúsculo ego de sus autores, y no voy a mencionar un ejemplo que me viene a la cabeza. Farsas. Pero en esta ocasión creo que no es así. Creo que ese ME LA SUDA es de verdad la opinión y el sentimiento de este autor, creo que su ego mayúsculo (que lo tiene) es merecido, pues creo que en esta ocasión esta obra si es algo digno, algo transgresor, algo… increíble.

        Los libros nos ubican en una versión alternativa (o quizá futura) de la Tierra, en la cual el planeta no rota sobre sí mismo. Esto produce que el planeta enseñe continuamente una cara al sol, abrasada y eternamente luminosa, llamada el Desierto del Mediodía. Un páramo de arena perpetua, habitada por escorpiones de arena gigantes y un crisol de sociedades humanas asalvajadas y agazapadas en cavernas y restos de agua, la mayoría de la población son bandidos y criminales, en continua lucha por sobrevivir. La cara reversa, por el contrario, siempre está en penumbra, congelada, estéril, oscura, muerta, conocida como el Agujero del Mundo. Un lugar donde la vida es imposible, el frio destruye todo lo que se acerca. Y en medio, el Circulo Crepuscular, una franja de terreno que rodea el planeta, de clima tibio, gobernada por una confederación de ciudades y potencias independientes en un complejo sistema de alianzas y relaciones. El viaje de esta saga abarca una de las tres regiones en cada libro.  

 

El astro rey tiene un ojo un fulminante, otro somnoliento y el tercero ciego, pero bizcos y hambrientos los tres. Un ojo para cada plano del mundo de los hombres: el Desierto del Mediodía, el Agujero del Mundo y el Circulo Crepuscular.

 

        Hasta ahora puede parecer un argumento ya de por sí bastante alternativo, pero Bueso sube más las apuestas con otro factor: los simbiontes. Una serie de especies de babosas y moluscos (caracoles, nautilos, lapas, conchas, etc. de todo tipo) inteligentes, y del tamaño de un sombrero como poco, que establecen relaciones simbióticas con los humanos, proporcionando diferentes capacidades (sentidos aumentados, sabiduría, acceso a recuerdos e información de otro tiempo, longevidad anti-natural, etc.), aunque a menudo a un alto precio. Estos simbiontes, y por ende los portadores a los que se hayan conectados, pese a poseer (al menos, algunos) una independencia como entes, están interconectados a estructuras superiores tipo inteligencia colmena, conformando redes cada vez mayores, y en su mayoría (algunos no, se oponen) confluyen en el nodo supremo, la Gran Colonia. Un enjambre terrible de inteligencias colectivas autoconsciente que conforma el mayor poder del planeta, sus redes alcanzan todo lo imaginable. Mil ojos, mil tentáculos, millones de almas y recuerdos.

        La humanidad existe en un estado totalmente simbiótico con la naturaleza, que ha crecido de forma desproporcionada (sobre todo en el Circulo), presentando una sobreabundancia de especies insectoides tamaño gigante. Las fuerzas motrices (vehículos, motores, maquinaria, etc.) son todas insectos, o alimentadas por estos (trenes tirados por orugas gigantes que funcionan como locomotoras, gente montado libélulas, avispas de guerra, etc.). Además de las simbiosis con los caracoles mentales anteriores.




La criatura mosca simbiótica en la que se convierte Seth Brundle (Jeff Goldblum) en La mosca (1986), de David Cronenberg. Uno de los primeros ejemplos de elementos biopunk (como la manipulación genética y la simbiosis), además con el elemento insectoide.

        Todo comienza en una ciudad de la cual es robada una antigua reliquia, y el Alguacil (en esta sociedad no existen nombres, solo el rango y profesión, como mecanismo determinista, así nada sale de su cauce) contempla como su ladrón huye al Agujero del Mundo, algo que debería ser imposible. En compañía de la Regidora (una líder nata y portadora de un caracol antiguo y poderoso y una misión sagrada, aunque algo inexperta debido a su juventud) y el Astrologo (un anciano de más de 100 años, cuya vida se ha alargado a causa de su caracol, y miembro de la Logia de Esferistas y Estrellistas, una orden mágica ligada a los simbiontes), se embarca en la tarea secreta de recuperar la reliquia. Para ello reclutan la ayuda del trapo, un bandido loco del Desierto del Mediodía que habla, como un ventrílocuo, siempre a través de una marioneta fea de trapo que lleva en la mano. El trapo dice conocer el modo de entrar en el Agujero del Mundo sin que el frio te destruya antes de llegar a ninguna parte, dice que él ha visto las luces de las ciudades de los Antiguos en el Agujero y a sus soldados, la raza de hombres que pobló la Tierra, conocida por su extraña tecnología y magia, antes de desaparecer y abandonar al resto de la humanidad hace incontables generaciones.

 

Os brindaremos la sabiduría del trapo y los ojos del desierto.

 

        El Alguacil es un personaje interesante y su evolución un verdadero viaje a través del desengaño. Nació como miembro de una milenaria orden de monjes guerreros que rechazan la simbiosis y a los caracoles, excepto con una especie de babosas de infantería que no se introducen en la mente de sus usuarios, solo aportan información de combate y ciertos aportes medicinales o energéticos. Fue criado desde niño para la guerra, siguiendo unas enseñanzas que se asemejan al código de guerra chino (de hecho usa artes marciales asiáticas), incluyendo conocimientos de Sun-Tzu y El arte de la guerra. Participó en guerras brutales, vio caer a amigos y compañeros y ha hecho cosas horribles siguiendo la norma básica que le implantaron: cumple las órdenes. A lo largo de los tres libros, ve como gran parte de lo que creía era mentira, como nada es lo que parece ni nada es tan negro o tan blanco. Ve que la vida es una constante lucha por la supervivencia, donde los ideales son apenas una excusa para que distintos poderes traten de hacerse aún más fuertes y extenderse más lejos. Ve como la moral de sus antiguos amos se hunde en el barro, y se ve obligado a buscar y elegir que es aquello por lo que quiere luchar.




El Alguacil en su libélula, en el comic, dibujado por Jordi Pastor.

¡Este, aquí y ahora, es el lugar de nacimiento de una cruzada, de una guerra santa!

 

        Pero el mejor para mi es el trapo. Un tipo descarado y violento, gracioso, descontrolado, liante, sabio de una forma extraña en su locura, incomparablemente leal y al mismo tiempo una sanguijuela traicionera que busca su supervivencia y su interés. Un bandido que ha sobrevivido a todo lo que se le ha puesto por delante en los tres hemisferios del planeta (cosa que muchos creerían imposible), que siempre ha encontrado el camino para volver con vida y a menudo un poco más rico de cada campaña. Un epicureista consumado y desenfrenado siempre a la búsqueda del placer supremo, a través de la fiesta, la bebida, las drogas (fuman setas y hongos) y el sexo, a quien nada en la Tierra ha logrado matar. Puede parecer odioso, a mí me parece enternecedor.

 

Si hemos de morir, ¡que sea como leyendas!

 

        El grupo, que crece con el pasar del tiempo, añadiendo efectivos, deberá viajar para encontrar la reliquia robada, pasando por la subterránea y hermética nación minera, por el Agujero del Mundo y su frio extremo y criovolcanes. Mantener relaciones con los Antiguos, un pueblo decadente, secretista y super corporativo. Visitar lugares que se creía que solo formaban parte de las historias más viejas, descubrir secretos olvidados que responden a preguntas que nadie osaba formular, preguntas que nadie recordaba ya.






Una posible forma de entender las formas de vida asimiladoras que conforman los escalones superiores del enjambre de la Gran Colonia. Una organismo supremo que evoluciona a través de asimilar e incorporar a su organismo todo aquello que alcanza, cualquier otra forma de vida. Escena de la película Slither (2006). Un Sauron colectivo.

        Todo ello mientras son perseguidos por los esclavos de la Gran Colonia, que busca por todos los medios crecer más y más (como cualquier organismo, su principal objetivo es la propagación). Pretende infestar el planeta. Deberán combatir un poder que buscar asimilar a la humanidad y condenarnos al olvido.

 

Aquí se está cocinando una civilización mestiza en la que los humanos no serán más que otra especie absorbida e incorporada a algo oscuro y despiadado, una voz perdida en un ofeón de castrados, parte credo y parte infección.

 

        Entre otros componentes, en esta novela debemos destacar dos por encima de todo: uno es la rareza, la transgresión, la otredad. El universo planteado por Bueso, con todos esos simbiontes, hombres y mujeres habitados por simbiontes, vidas interconectadas en inteligencias colmena, es tan raro que… no deja de sorprender. A veces es incluso farragoso comprender las visiones que Bueso nos dispara como un bombardero, sin descanso. El otro componente es el elemento macarra. El lenguaje y el mundo es de un macarreo increíble, al principio chocante (no estamos acostumbrados) y más adelante humorístico. Un lenguaje tan propio, tan raro en libros de este tipo. Uso constante de lenguaje obsceno, palabrotas, argot….El término “putamente” se repite tan constantemente por la trilogía que pasa a ser tan característico de ella como “quidditch” o “expelliarmus” para Harry Potter. Un ambiente que a veces es incluso desagradable, sucio, traicionero, e incluso a veces, alucinógeno, muy dirty realism (realismo sucio), lleno de drogas, alcohol, peleas, prostitución, puñaladas por la espalda, etc. Lo guarro de este ambiente a veces no tiene nada que envidiar a El diablo a todas horas, de Donald Ray Pollock.






El planeta de Tatooine (Star Wars), con su sociedad tribal adaptada al desierto, llena de bandidaje y ultra-competitividad por la supervivencia, con organismos como los gigantescos sarlaccs, y jefes tribales mafiosos como Jabba el Hutt y su imperio criminal, se acerca bastante a lo que es el Desierto del Mediodía.

        Bueso usa ese argot y esa cantidad de obscenidades de tal manera que una vez roto el shock original que supone para nosotros como lectores, no se vuelve cargante, no parece una retahíla de palabrotas y fuera. Es más, refuerzan el efecto de sociedad desarticulada y plagada de cabronazos y canallas en unidades no muy conectadas, de sociedad donde el bandidaje tiene muchísima fuerza. Y añade un punto de humor de vez en cuando, yo me he reído a carcajadas en muchos puntos con esta novela, y eso que en sí misma no es de humor. Pero a veces te descojonas. A menudo también usa referencias a otras películas o libros (de hecho usa nombres y frases literales, el tío es un descarado), como Futurama, Los Guardianes de la Galaxia o Guía del autoestopista galáctico. Por ejemplo dice más de una frase de Bender, el icónico robot cabronazo de Futurama, como: “Besa mi brillante culo metálico”.

        El lenguaje también refuerza el carácter de los personajes, evidentemente son todos antihéroes, con muchísimas aristas morales, muchas actuando por motivos considerablemente oscuros. Esta novela no se anda con chiquilladas, aquí hay gente que literalmente muere derretida, los protas no se cortan si hay que decapitar, etc. Tiene muchísima mala ostia, y la violencia es una constante que se suma a ese mundo tan bizarro, y ese ambiente tan sucio y canalla. Pero ello no le quita momentos de fuerte épica.

        La trilogía engloba una mezcla de elementos y géneros de diferentes tipos: fantasía, ciencia ficción, ficción apocalíptica y distópica, e incluso terror y dirty realism (realismo sucio). Es lo que se ha dado en llamar ficción especulativa, una denominación que define esa amalgama de estilos ficticios que destacan por su grado supremo de fantasía rara e imaginación. La novela se configura en cierto modo como una reinscripción de la “Espada y Planeta” (Sword and Planet), la variante de ciencia ficción de la Brujería y Espada, pero de tono biopunk. Por tanto, también contiene inspiraciones de cine negro, anime japonés, y un fuerte nihilismo y cinismo. Manipulación genética, evolución forzosa, biología sintética, control social, etc. Vamos que es una super-mezcla explosiva. Bueso coge de todas partes.

 

Era la derrota final del hombre bajo el peso del molusco.

 

        Además introduce bastante material social e incluso político. El libro trata de denunciar las ideologías que generan una uniformidad, un crecimiento intelectual hacia una forma de pensar por decreto, todos iguales, que robe la identidad, la libertad, a las personas. Una defensa de la diferencia, la diversidad, la moderación, la tolerancia. En definitiva, denuncia el extremismo. No tengo muy claro si concretamente denuncia el extremismo de izquierda o el de derecha, el comunismo o el capitalismo, o si directamente denuncia a ambos. También habla de religión y misticismo, y de lo que supone una religiosidad enfermiza, todo sin salirse de su acento chabacano y gamberro. 

        Su autor, Emilio Bueso, nacido en Castellón en 1974, es un ingeniero informático que ha trabajado en soportes documentales del sistema operativo GNU/Linux, profesor de Sistemas Operativos de la Universidad Jaume I, y escritor de ficción especulativa, terror y ciencia ficción. Actualmente es un autor español que ha ganado varios premios y ha sido objeto de crítica comparada y bastante atención por parte de revistas de literatura y especialistas. Por sus entrevistas, es un tipo con poco interés en caer bien, con un pensamiento bastante directo y antisistema.

 

Seremos leyenda o pasto de la mente colmena.

 

        Es una saga distinta y transgresora, y es posible que por su compleja alquimia de argot, violencia (incluso algo de gore), cinismo, simbiontes, macarreo, etc. no sea para todo el mundo. Puede chocar. Y es más se me ocurre gente a la que no se la recomendaría. Peeero… si te va lo raro, creo que es una apuesta bastante segura. A mí me ha encantado. Antiguamente se sacó con unas ediciones bastante caras, cada libro valía como 30 euros o más. Pero hace ya un tiempo que existe un ómnibus, de bastante calidad de papel, tapa dura, etc. editado por Gigamesh, que trae las tres novelas. Y solo cuesta 19.50, una ganga. Además se esta publicando un comic del primer libro, con dibujo de Jordi Pastor. 



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