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martes, 4 de octubre de 2022

CIUDAD REVIENTACRÁNEOS - JEREMY ROBERT JOHNSON

 


        Mmmm… Explicar y reseñar a esta interesante obra del género bizarro es cuanto menos complejo, pero supongo que tengo que intentarlo.

        Ciudad revientacráneos, titulo de todo menos discreto, se trata de la narración en primera persona de SP Doyle, y las circunstancias y decisiones que le llevaron a ser un superviviente y protagonista de un terrible apocalipsis que implica a una especie de gorilas que, bueno, pues revientan cráneos. Y cosas mazo chungas.

        SP Doyle es un trabajador de un banco, lo que el mismo considera (tanto a si mismo, como al resto de su calaña) una criatura totalmente repugnante, un cáncer al servicio de un poder corrupto y vampírico. Se autodesprecia tanto como desprecia su lugar de trabajo, a sus jefes, a su entidad bancaria, etc. Acabó metido en ese trabajo por medio casualidad, se acostumbró a un sueldo fijo y a una escalada de promociones, donde cada vez ganaba mas dinero y tenía mejores condiciones, y ahora es un engranaje de algo que odia, con una relación escasa con su madre y sin amigos (a excepción de su tortuga Deckard), exdrogadicto (no tan ex), sin posibilidad de tener pareja, y adicto al porno y al onanismo avanzado. Una existencia vacía y solitaria, en la que está atrapado por el espejismo de la seguridad económica.

 

Me llamaba SP Doyle y era un parásito infrahumano enterrado profundamente en la carne de un dios oscuro. Trabajaba en un banco.

 

Nadie elige convertirse en un empleado de banca, es algo que ocurre sin más. Como el cáncer.

 

        Doyle explota en su frustración cuando tras trece años de servicio, es nombrado responsable de cumplimiento normativo, o sea, un encargado de rastrear la contabilidad para asegurarse de que no hubiera desfalcos, corrupciones, y robos. Que evidentemente que había. Así que su trabajo era hacer parecer que todo cuadraba, hacer la vista gorda, y mantener al FBI lejos de los negocios de sus jefes, y sobretodo no hacer preguntas. Doyle decide que esta es su oportunidad, con su nuevo nivel de acceso puede vigilar todas las cuentas, y descubrir un trama de corrupción lo bastante grande como para hundir todo el banco de mierda, y así lavar su conciencia. Todo comienza, como la mayoría de grandes decisiones complicadas que han llevado nuestras vidas por caminos azarosos, con un ¡A LA MIERDA! ¿POR QUÉ NO?



        Doyle comienza con la complicada y peligrosa tarea de fingir que sigue siendo un “Hombre de Empresa” (así, con mayúsculas), mientras trata de buscar negocios oscuros, y el estrés y la enormidad del trabajo que eso supone para una sola persona le obliga a recurrir a un peligroso aliado: la hexadrina. Una adictiva droga que aumenta al 300% tu capacidad de atención y trabajo a cambio de destruir progresivamente las neuronas de sus usuarios, una adicción y necesidad exacerbada, y una masturbación tan compulsiva que acaba deformando los genitales. Y su único confidente en toda esta misión será Deckard, de quien sospecha que realmente lo desprecia tanto como los demás.

 

Esa era mi misión. El corazón me latía con un nuevo fuego alimentado por lo que era correcto. Un hombre contra el sistema corrupto… ¡y sabía que podía ganar!

 

        La droga es únicamente vendida por un peligroso culto secreto de traficantes con conexiones en todas partes, y misteriosos ritos de sectarios, llamados los vakhtang. Mientras Doyle rastra los movimientos de una siniestra agencia farmacéutica llamada Delta MedWorks, descubre que es posible que los vakhtang y la hexa estén imposiblemente relacionados a algo oscuro y atemporal que siempre los observa.



        La espiral de acontecimientos avanza cada vez más deprisa hacia una verdadera carnicería surrealista que cambiara todo el mundo para siempre, tratando de romper una conspiración que amenaza la vida en todo nuestro planeta. Puede que en el universo.

 


Nuestra realidad se encontraba al filo de un abismo de vacío sin fin. No éramos más que carne en una picadora. Estábamos jodidos más allá de toda jodibilidad.

 

        Es un libro rarísimo de cojones, y como buen exponente del género bizarro, está plagado de argot, situaciones absurdas a la par que bestias, desproporcionadas. Es comedia, pero al mismo tiempo es una obra de ciencia ficción, y por supuesto, una crítica a nuestro capitalismo occidental, a la sociedad de consumo, la vigilancia a través de los algoritmos de internet, y a la corrupción de los bancos y la falsa ética de estos y de las empresas farmacéuticas. Y la conexión de todo esto con la financiación de narcoestados. El autor refleja todo esto con el culto y la adoración a un dios oscuro innominado y destructor. Una buena ficción transgresora, es claramente una obra antisistema.

        Como suele ocurrir en el bizarro, tampoco falta un considerable gore bien distribuido y administrado. Joder, hasta en eso es una locura y raro, lees cosas que piensas JODER. Evidentemente, por el titulo, hay bastantes cráneos reventados, entre otras cosas. Y gente vomitando sus órganos. 

        El libro es una mezcla de El club de la lucha, de Chuck Palahniuk, y John muere al final, de David Wong. El personaje corporativo que se rompe, como el prota anónimo del libro de Palahniuk, la filosofía antisistema, la droga poderosa con poderes de otra dimensión, como con la salsa de soja de John muere al final. También tiene referencias a Laird Barron. Joder incluso tiene a una puta tortuga participando en los acontecimientos, con una complicada relación con el prota, y bastante crucial al final. Las putas tortugas de nuevo, siempre apareciendo en la literatura como seres capitales. Terry Pratchett (Gran A’Tuin y el resto de su gigantesca especie, las astro quelonia), Stephen King (Maturin, el enemigo ancestral y posible hermano benigno de Pennywise, en It), Michael Ende (Vetusta Morla, la tortuga gigante que aconseja a Atreyu en La historia interminable; y Casiopea, la tortuga precognitiva que ayuda a Momo).

 

Alguien estaba intentando conseguir el poder de un dios.

 

        Jeremy Robert Johnson, su autor, es un veterano del bizarro reconocido por Wong y Palahniuk, entre otros, ha escrito varios libros y ha participado en ponencias sobre lo extraño y las metáforas como herramientas de supervivencia.



        La obra está publicada por Orciny Press, la editorial que siempre nos trae el género bizarro a España, con publicaciones como Morder el bordillo, de Alfredo Álamo; y Un dios de paredes hambrientas, de Garrett Cook. Y merece mucho la pena leerla.  



domingo, 24 de abril de 2022

PRONTO SERÁ DE NOCHE - JESÚS CAÑADAS



        Jesús Cañadas, autor gaditano ya de renombre en España y con su propia web, parece que esta intentando escribir un libro en cada género, picando de aquí y de allí, nunca quedándose quieto en un solo ambiente. Aunque siempre dentro del tono del terror, esa parece, de momento, su única constante. El primer libro suyo que leí, Las tres muertes de Fermín Salvochea (ya reseñado en este blog), es una historia steampunk de fantasmas y mitos que cobran vida. Los nombres muertos (su primera publicación), es una historia de terror cósmico al más puro estilo Lovecraft (que pronto habré de leer). Y con Pronto será de noche tenemos una fusión de novela negra y novela apocalíptica (no post-apocalíptica, el apocalipsis no ha pasado ya y estamos en las secuelas, está pasando en este momento).

        La historia comienza en algún momento cualquiera de nuestro tiempo, mañana por ejemplo. Y el fin del mundo ha comenzado, la catástrofe que terminará con toda la vida en la tierra ya está aquí. Y no existe probabilidad de supervivencia. No sabemos qué ha ocurrido, no sabemos que es lo que nos destruirá (aunque los personajes sí parecen saberlo), solo que ese final es seguro. Y de este modo el autor nos sumerge en un ambiente de ambigüedad que resulta tremendamente aprensivo y desasosegante. Y en esta situación, gran parte de la población se ha lanzado a la carretera, buscando llegar a un punto o a otro, cada uno en una huida catártica personal. Ver el mar de tu infancia una última vez, llegar al pueblo de tus padres para morir en tus raíces, simplemente huir sin objetivo ni plan concreto, por no quedarte quieto, etc. Esto provoca que se produzcan periódicos atascos en las carreteras, atascos que pueden llegar a durar días.

        En uno de estos atascos convive una pequeña comunidad móvil, formada por aquellas personas que han coincidido en la carretera, y que se encuentran en los atascos. Una especie de pequeño pueblo western pero en vez de las características casas de madera, tenemos los coches (y una furgoneta y un autobús). Y en esta comunidad, un hombre ha muerto. El medico (nunca llegamos a saber su nombre) ha sido asesinado, estrangulado dentro de su coche cerrado.

 

No hay consecuencias, se dice. No hay represalias. No con eso que tienen detrás. Esto es lo que pasa cuando el mundo se acaba. Ya les han condenado a todos a muerte. No habrá nadie que les recuerde por lo que hicieron o dejaron de hacer.

 

        Samuel, un antiguo policía, decide cargar sobre sus hombros la tarea de encontrar al asesino, y proteger a esta gente, y pronto descubre que el asesino tiene que ser un miembro de su pequeña comunidad. Alfonso, el taxista sucio y asqueroso. Tote, el jovenzuelo inútil. Inés, la abnegada profesora de religión que lleva sus espaldas un autobús lleno de críos, en un éxodo que sabe que terminara con la muerte. Abreu, el periodista arribista y chulesco que aún guarda esperanza. Ruth, una amargada e iracunda mujer. Alicia, una mujer embarazada. Cándido, el abuelito recién llegado al grupo desde otra zona de la carretera, inteligente y que siempre parece saber de más. Y el hippie, siempre escondido en su furgoneta y que nunca sale, ni siquiera conocen su nombre o su cara. Samuel NECESITA encontrar al asesino como prueba final de que su vida ha valido para algo, aunque sea ahora, en el tiempo de descuento. Necesita sentir que captura al villano y salva a esa gente, aunque muchos no le caen bien.



        El ambiente cambia a lo largo de la novela, ya que a veces, la caravana se pone en marcha. El asesino no es la única amenaza a la que se enfrentan Samuel y el resto, más bien realmente es casi la más pequeña. Casi intrascendente, frente al siniestro y ambiguo apocalipsis que les persigue. Los protas se vuelcan en el miedo por acabar siendo víctimas de esa persona, para olvidar que están huyendo de algo mucho más terrible. Además, gran parte de la humanidad, ante el fin inminente, se han entregado a la barbarie histérica. Una humanidad terrible que pretende morir entregándose a todo lo prohibido, a sus instintos más bajos. Canibalismo, brutalidad, orgias y violaciones, ritualismo. La amenaza de esos seres humanos infrahumanos acecha durante toda la novela, y poco a poco, mientras avanzan, iremos encontrando muestras siniestras de que se encuentran muy cerca, de que están penetrando en sus territorios. La escena en la que encuentran el toro de Osborne (las típicas vallas publicitarias con la silueta de un toro que pueblan el paisaje de las carreteras españolas, un símbolo cuasi-primordial y ancestral de nuestra sociedad española contemporánea) con la cruz tallada con una radial, lo que sale en la portada, es sobrecogedora.

 

Los gritos de agonía de la gente, las suplicas, la melodía del terror en gargantas que, esta noche, se enfrentan a algo peor que el fin del mundo. La canción del fuego en el aire helado lleva encerrado el llanto infinito de esos cientos de gargantas.  

 

        Mientras se van sucediendo las últimas experiencias vitales de estos protagonistas (algunas de ellas Samuel las descubre, otras no) conoceremos sus secretos, muchos de ellos oscuros y terribles (y no solo el asesino, que se revela al final, otros también tela, casi peores). Y más muertes se suceden, el asesino ya no puede detenerse.

        Se trata de una historia de personas normales y corrientes enfrentando el fin de los tiempos. Con sus claroscuros, sus miedos, sus traumas, y sus pequeñas habilidades, nadie destaca por su bondad o por habilidades especiales, aunque alguno sí que representa más el arquetipo de deshecho social, escoria humana.




        El tema del apocalipsis se mezcla con el del crimen al más puro estilo novela negra, en un ambiente sórdido y violento, absolutamente carente de cualquier tipo de magia. Aunque hay un cierto acento onírico que se lee por debajo del texto, aportado por ese apocalipsis que se avecina y que todos están viendo llegar. Es como que en el fondo todos saben que en realidad todo da igual, que sus esfuerzos son inútiles, porque van a morir igual. Y pal caso patatas. Pero aun así, el impulso de la humanidad es tratar de hacer algo. Lo que sea. Mantenerse en movimiento. Cañadas de este modo nos habla de los deseos, miedos e impulsos humanos frente a la muerte, en que nos puede convertir la seguridad de que vamos a morir. El libro se constituye de este modo en casi un experimento social, hiperrealista pese a la subrealidad que concede ese fin del mundo desconocido. Cañadas juega un poco a ser Dios. Y el acento de la carretera y los coches en un atasco hace que parezca una road movie, pero a cámara lenta.

 

Las fichas se mueven como si alguien estuviera jugando. Pero no es verdad. Nadie juega. Todas las partidas se han perdido. Tabula rasa.

 

        Además de esto, podemos observar el clásico misterio de habitación cerrada, solo que en vez de una habitación, es un coche (el del médico). Por otro lado, también es muy evidente como el autor extrae inspiración de La carretera de Cormac McCarthy: los protagonistas en éxodo; la humanidad devastada; una porción de las personas convertidas en bestias humanas, caníbales y brutales; la propia carretera como ambiente primordial. Aunque a mi parecer, supera a la novela de McCarthy, es más pura, con más ira, más mística. Se centra menos en el drama y la tragedia, como ocurre con el padre y el hijo de La carretera, y más en lo incognoscible del fin que se acerca de forma inexorable y en la filosofía acerca de esto.

 

Viven todos en un lugar que no es ningún lugar. Avanzando en el mismo sitio. Esta llanura infinita.

 

        El propio título de la novela, Pronto será de noche hace referencia a la nula importancia que tiene que se haga de noche. Total, se hará de noche, pero vamos a morir igual.

 

Pronto será de noche, pero no habrá diferencia. El cielo seguirá teniendo ese color incómodo.

 

Somos un puñado de desgraciados atrapados en una autopista. Tampoco creo que merezca la pena contar nuestra historia.

 

        Creo que es una novela recomendable, muy entretenida y bien trabajada, muy bien diseñada. Cuando la terminas, cierras la tapa, y te quedas un rato pensando “a ver, que ¿he leído?”. Y reflexionas. Además, no es larga, 252 paginas. Cañadas cumple todos los objetivos de lo que quería reflejar. Es sórdida, descarnada, brutal, terrible. Claustrofóbica, lo que genera un ambiente intimista en ese “espacio cerrado” que crea el autor. En alguna escena dices “me cago en la puta, yo me vuelo los sesos y acabo ya”. Sin embargo, a veces ese acento sobre la lentitud del atasco, que el autor transmite adecuadamente al tono de la novela, hace que a veces resulte pesada, o que sientas que la trama avanza lentamente. Aun así, merece la pena. Merece la pena incluso la sensación de mala leche que se queda por no conocer que cojones pasó en el mundo, que fue lo que acabó con todo. Pero no importa que fuera, Cañadas no está contando la historia de eso, está contando el capítulo final de unos cualquiera mientras ese fin viene. Me gustó muchísimo mas Las tres muertes de Fermín Salvochea, es una obra mucho mas afín a mi, pero esta también es muy buena. 

     La novela ha sido publicada por Valdemar, en su colección Insomnia (concretamente es el número 8 de la colección), y se vende por 19.50 €. La portada obra de Oscar Sanmartín, con ese ominoso toro con la cruz tallada sobre él, refleja a la perfección toda la novela. La resume en una sola imagen. Y es genial.

 




El fin del mundo pasa cada vez que alguien muere.






martes, 24 de agosto de 2021

EL TALENTO DE MR. RIPLEY - PATRICIA HIGHSMITH

        


        El talento de Mr. Ripley, publicada en 1955, es probablemente la novela más famosa de Patricia Highsmith, una conocida novelista de ficción criminal y policiaca. 

        Patricia Highsmith nació en 1921 en Texas, y las curiosidades y tragedias de su vida nos ayudan a entender ciertas de las particularidades de su forma de escribir. Su madre le contó como intentó abortarla con trementina, aunque esto nunca se ha confirmado, pero esta relación de amor-odio con su madre la atormentó el resto de su vida. Sus personajes tienden a estar jodidos por sus progenitores o personas responsables, y se centra mucho en las emociones de dolor y pérdida. Fue una lectora precoz, actividad que combinaba con habituales ciclos de depresión. Sufría de enfermedades nerviosas o mentales como déficit de hormonas femeninas, anorexia nerviosa, anemia crónica, alcoholismo; además de cáncer de pulmón… Se puede afirmar que fue una mujer bastante infeliz; considerada por sí misma y por sus conocidos como una persona cínica, pesimista, seca, e incluso cruel y mezquina. Le gustaba estar sola, escribía mejor (algo que para ella siempre fue algo fundamental en su vida); no apreciaba la compañía. Incluso se ha hablado de una vena misógina, que quizá nació de su relación con su madre.

        También es posible que fuera discriminada por su condición de lesbiana en el EE.UU de los años 50 y 60, un terreno aun no muy propicio para esta sexualidad, y menos si efectivamente era una personaje intelectual y mentalmente complicada. Aunque algunas veces mantuvo relaciones sexuales con hombres sin sentir deseo por ellos (¿autocastigo?). Ninguna de sus relaciones duró. Fue abierta con su homosexualidad y sus relaciones, quizá por razones activistas, pero mantuvo la mayor parte de su vida privada en el anonimato. Murió en Suiza en 1995, con 74 años, de una combinación de anemia aplásica y cáncer de pulmón.



Patricia Highsmith.

        Estudió prosa, narrativa inglesa, dramaturgia, etc. en el Bernard College, e intentó acceder como redactora en varios periódicos, pero ninguno le aceptó. Sin embargo, tuvo mucho éxito como escritora: publicó 22 novelas, todas muy vendidas. Muchas de ellos tratan temáticas LGTBI, incluyendo la primera novela lésbica con final feliz: El precio de la sal (1952).  

      El talento de Mr. Ripley nos cuenta la enrevesada historia de Tom Ripley, un buscavidas estadounidense que trata de ganarse el pan a través de una serie de estafas de poca monta en New York. Vive en pisos de conocidos, no tiene amigos, se las apaña. Un tipo ingenioso e inteligente, capaz de pasar desapercibido cuando quiere, o hacerse pasar por funcionario público para estafar. En este contexto es contratado por un magnate naviero, Herbert Greenleaf, para que haga entrar en razón a su hijo Dickie (un conocido de Tom), quien ha abandonado el negocio familiar para irse a vivir a un pueblo perdido de Italia a pintar y vivir de las rentas del negocio familiar. Su misión es hacerlo volver. A cambio, Tom recibirá generosos honorarios.



Tom y Dickie. Escena de la película. 

        Cuando Tom llega a Mongibello, el pueblo perdido, hace rápidamente una fuerte amistad con Dickie, al tiempo que tiene una relación de tensión con su “amiga con derecho a roce” (que es literalmente lo que es), Marge. La capacidad de Tom para transformarse le permite extraer enseguida los intereses y necesidad en cuanto a amistad de Dickie, y convertirse en el amigo perfecto. Uña y carne. Dickie sube a Tom en el alto nivel de vida del que él disfruta: viajes a Roma, paseos en barco, juergas, vivir sin preocupaciones, playa, restaurantes, alcohol caro… Y a Tom le encanta, no quiere volver al agujero del que proviene.

 

He tomado una decisión: disfrutar de lo que tengo hasta que se me termine.

 

        También se establece una relación de homosexualidad entre ambos, aunque nunca llega concretarse. Tom es un personaje LGTBI, pero no algo tan sencillo como simplemente gay, más bien es una persona asexual, incapaz de sentir deseo. Tom se autodesprecia, considera a Tom Ripley (o sea, a él) una criatura patética y lamentable, incapaz de afianzarse a nada, invisible para todos, así que en principio no es capaz de sentir deseo sexual hacia nada ni nadie. De hecho, empujado por las convenciones sociales que implican que los hombres deben mantener relaciones con mujeres, ha desarrollado una forma de desprecio hacia estas, no entran en sus esquemas. Pero un hombre puede ser un colega, un amigo, alguien que te acepte, que TE VEA. Ser aceptado es su mayor aspiración. Una vez eso ocurre por fin con Dickie, Dickie se convierte en todo el mundo para Tom, no existe nada más, solo SU AMIGO. Es como un vampiro emocional, se alimenta de Dickie. Evidentemente Tom acaba desarrollando una especie de deseo sexual reprimido hacia Dickie, que nunca admite, pero que es muy evidente. Más que el de Sam por Frodo.

 

Odiaba tener que convertirse de nuevo en Thomas Ripley, un don nadie; odiaba tener que volver a sus viejos hábitos, a experimentar otra vez la sensación de que la gente le despreciaba y le encontraba aburrido a menos que hiciera algo especial para divertir a los demás, como un payaso.

 

       Evidentemente mucho antes de este momento, Tom ha abandonado ya toda pretensión de convencer a Dickie de volver a EE.UU, y juntos, planean seguir mandándole largas a su padre para que siga enviando dinero a Tom. Y así poder vivir ambos por Italia. Aprende italiano y todo. Pasan unos meses maravillosos, mientras esa tensión sexual no resuelta crece. Al final Dickie empieza a ver lo enfermizo que hay en Tom, a sentirse incomodo al ver que Tom le desea (encima de un modo tan raro), a molestarse por diferentes cosas, y se distancia. Para Tom se vuelve evidente que Dickie le va a echar de su vida.

        Consumido por el dolor, incapaz de aceptarlo (si Dickie le abandona no solo vuelve al agujero, toda la autoestima que había ganado en estos meses, desaparecería), Tom propone a su amigo un último paseo en una barca. Allí, en el mar, sin nadie a la vista, asesina a Dickie rompiéndole el cráneo con el remo, y hunde su cuerpo en el mar, para después hundir la barca. Se apropia de los principales efectos personales del muerto, modifica el pasaporte, la identificación, todo, y se transforma en Dickie, para abandonar inmediatamente el pueblo e irse a vivir a Roma, donde nadie conoce ni a Dickie Greenleaf ni a Tom Ripley. Tom Ripley odia a Tom Ripley, pero amaba a Dickie, y ahora él es Dickie, así que puede mantener su tren de vida y su autoestima.



Fanart que nos muestra las múltiples caras de Tom Ripley. Fanart por Yongi-Danziger. Fuente: DeviantArt.

        Pero las consecuencias de sus actos y su pasado continuarán persiguiéndole, escapar no será fácil, ni vivir esa vida. Para mantener esa tapadera, deberá mantenerse siempre solo, siempre sin amigos de confianza.

 

Estaba solo y jugando a algo para lo que la soledad era necesaria.

 

        Evidentemente es una novela dedicada total y completamente a Tom Ripley y a su compleja personalidad. Las emociones de Tom son lo más importante de la novela, su dolor, su sufrimiento, su odio por sí mismo, los celos hacia cualquiera que se acerque a Dickie, la ira incontrolable cuando descubre que Dickie le va abandonar, etc. Incluso su hipocresía, su capacidad para mentirse a sí mismo. Su constante estado de angustia recuerda al prota de El corazón delator (1843) de Edgar A. Poe. Es un personaje muy perturbador, una criatura parasitaria: se alimenta de las emociones de los demás. Las necesita para su estabilidad. Su mente fría y calculadora está tramando planes siempre, muchos nunca los cumple, por su constante estado de duda y angustia, y otros los lleva a cabo por un impulso. Pero siempre planea.




Escena de la película que muestra a Tom observando envidioso a Dickie y Marge.


        Una constante en Tom Ripley es el tema de la huida. Huye de EE.UU a Mongibello, huye de Mongibello a Roma, y de ahí sigue huyendo, huyó de su pueblo natal a New York, etc. Siempre está huyendo. Tiene una verdadera obsesión por los viajes, otra manifestación. Incluso, debido a su autodesprecio, huye de sí mismo, por esa intenta transformarse siempre, ser quien no es, acto que se cristaliza definitivamente al abandonar a Tom Ripley y convertirse en Dickie Greenleaf. Pero su huida no acabará jamás. Se entronca con la temática de la soledad: Tom Ripley se ha sentido solo toda su vida, jamás ha podido conectar con nadie, y eso es lo único que desea, es su alimento y su obsesión. Y cuando conectó con Dickie (encima con ese nivel de vida) luego no pudo abandonarlo, por eso lo mata. Tras el asesinato y asumir la personalidad de su amigo, deberá seguir solo. Siempre solo y huyendo, siempre atormentado. 

         Al final de la novela, Tom ya no es nadie, se ha borrado a sí mismo. Ya no es Dickie (su historia se derrumba, ya veréis), pero tampoco es Tom. Y puede transformarse en cualquiera. Pero realmente, la personalidad de Tom, desde el principio, era tan diluida, tan reprimida y tan voluble, dado a transformarse según su interlocutor, que prácticamente no existía una personalidad firme. Por eso podía fotocopiar la de cualquiera, era un folio en blanco.

        La disociación de Tom llega a tal extremo que en realidad el no acepta que ha asesinado. No lo vive. Es algo que está ahí, pero lo entierra en su mente, y cada vez que algo se lo trae de vuelta, sufre mucho dolor. Él no se ve como un asesino sino como una persona decente.

 

No quería ser un asesino. A veces llegaba a olvidarse por completo de que había asesinado. Pero a veces, como le estaba sucediendo en aquellos momentos, le resultaba imposible olvidar.

 

         Tom supone uno de los primeros exponentes en la novela moderna de lo que yo llamo el “hombre monstruo”. Con el alzamiento de la literatura de crímenes, las novelas modernas realistas, etc. la novela gótica y el terror clásico quedan parcialmente en otro punto del panorama literario. Drácula no es un hombre, lo fue, pero ya no lo es. Pero el público sigue queriendo esa morbosidad superlativa, esa necesidad del monstruo en sus lecturas. Aquí entran estos hombres monstruo, como Tom Ripley, criaturas depravadas y enfermizas con una serie de apetitos (como los monstruos) y unas habilidades especiales (en este caso, la habilidad de Tom para transformarse o borrarse a sí mismo, y su apetito de emociones que alimenten su casi inexistente ego). Más adelante aparecerán otros asesinos o monstruos, como Jean-Baptiste Grenouille (El perfume, 1985) o Hannibal Lecter (El dragón rojo, 1981; El silencio de los corderos, 1988, etc.). Además, muchas de estas novelas, incluyendo El talento de Mr. Ripley, cuentan con la particularidad de que el monstruo-asesino es el protagonista, vemos su dolor y sus planes, todo desde su perspectiva. Empatizamos con ese asesino (o lo intentamos, a veces son tan repelentes, que no). Y en algunas, el asesino gana, se libra, y se lleva el premio y sigue con su vida.

        En cuanto a lo LTGBI, tiene una visibilización interesante, pero no muy favorecedora. Pero no todos los personajes LGTBI tienen que ser maravillosos supongo, eso le da cierta crudeza y realidad. Igualdad, imparcialidad. Ripley es una persona de sexualidad confusa, una especie de mezcla entre asexualidad, demisexualidad (atracción por aquel con quien establece un vinculo emocional) y...¿homosexualidad? En principio sería homosexualidad reprimida con misoginia, o sea no ve nada bueno ni atractivo en la feminidad, solo en la masculinidad (porque puede primero establecer un vinculo de amistad y todo eso). Y encima todo reprimido, porque el jamás acepta ser gay o poder llegar a sentir atracción por un hombre (por Dickie). Pero en los libros siguientes esta casado con una mujer, así que, ¿seria bisexualidad? Le basta con el vinculo. Aunque como explicare mas adelante, los otros cuatro libros son un desastre, así que no tiene porque entenderse junto a este. Supongo que en cierto sentido, tanta confusión también le añade crudeza y realidad. Highsmith es una escritora bastante cínica y acida, no es de extrañar esta mala leche con sus personajes, aunque en alguno es algo mas dulce (El precio de la sal). 

        Acorde a esa misoginia de Ripley, es una novela absolutamente masculina. El único personaje femenino con relevancia mínima (aparte del recuerdo de Ripley de su tía, a la que siempre desprecia) es Marge, la amiga-rollo de Dickie. Y como nosotros vemos la historia desde el punto de vista de Ripley, nos parece imbécil, que es lo que piensa él. El resto de personajes relevantes (y tampoco hay muchos) son hombres.

         Es una buena novela, entretenida y especial. La forma de tratar la compleja sexualidad de Ripley es tan difusa, caótica, atormentada, transmite tantísima angustia y autodesprecio, además de misoginia (como he dicho, Ripley desprecia a las mujeres) que nos habla de la propia confusión sexual y vital de la autora. Todas esas emociones desgarradoras son interesantes de leer, y las descripciones de los viajes, y de lo que come y bebe, son muy alentadoras. Te dan ganas de viajar a ti. Es una novela que se aprecia más si la lees de viaje, en el tren, en el hotel en una mesa mientras desayunas, etc. El protagonista es un sibarita, y toda la novela esta rodeada de un ambiente de...comodidad lujosa. Esa vida desenfadada y comoda que Dickie llevaba en Italia. 

        Además es interesante el planteamiento de Tom: no cae bien. Es que es despreciable, un canso. Madre mía, tener un amigo así, soy yo el que lo hunde en el mar. Y escribir sobre un protagonista así es como mínimo especial, y poco común, muy original. Creo que la autora volcó muchos de sus demonios en este personaje y novela: problemas de sexualidad, de relacionarse, etc. Y se lee rápido, 300 páginas. En 1957 ganó el Gran Prix de Littérature Policière como mejor novela policíaca internacional.

        Por otro lado es una novela que ha envejecido parcialmente mal. Las formas que tiene Tom de librarse de las investigaciones son poco creíbles, en más de un momento pensareis venga fiera, ¿y no le pillan? Y a veces tanto viaje se vuelve repetitivo, quieres que pase algo ya. Pero aun así merece la pena solo por leer todo ese complejo universo emocional que corroe a Tom por dentro.

        Tras este libro, Highsmith sacó cuatro con el mismo protagonista: La máscara de Ripley (1970), El juego de Ripley (1974), El muchacho que siguió a Ripley (1980) y Ripley en peligro (1991). Mi opinión: no merece un carajo leerlas. Pero 0. Tienen la misma duración que la primera, pero nada de su originalidad. Comienzan varios años después de los acontecimientos de la primera, Tom es un alegre burgués que vive en la campiña francesa con su bella esposa, una picarona francesita hija y única heredera de un millonario parisino. No tienen problemas con el dinero, ni trabajan, se dedican a la vida ociosa en su casa de campo, mientras Ripley sigue manteniendo algunas estafas más por vicio y entretenimiento que otra cosa, y le surgen problemillas que soluciona en el libro de turno. Su confusión sexual desaparecida (de hecho se manifiesta abiertamente como muy hetero), sus angustias diluidas (menos algún agobio por el problema del libro en concreto), esa personalidad vampírica, fuera. Etc. Son unas novelas totalmente normativas, creo que Highsmith vio la gallina de los huevos de oro con Ripley, pero sin inspiración ya sobre él, pues sacaba libritos con tramas facilonas. El final del último me dio verdadera vergüenza ajena.

        Vamos que si os interesa, leeros el primero y ya, que además se puede comprar en casi cualquier Re-Read por 3 euros, hay mogollón de ediciones. Y terminar ahí. Ni os molestéis en echar un ojo a los otros cuatro. Por ello lo calificó como independiente. Además no son necesarios, la trama se cierra en el primero, el resto es un suplemento barato. 

        En cuanto a adaptaciones René Clément sacó en 1960 A pleno sol, una película de corte y estilo absolutamente franceses, que no casa con la temática y estilo de la obra ni con cola. La película traiciona totalmente toda la filosofía del libro, se la pasa por el forro, y monta su propia historia sin respetar nada. Incluso al final, donde cogen a Ripley, es lamentable: la gracia y originalidad de la novela es que jamás le atrapan, algo novedoso para la época. Por supuesto nada de homosexualidad ni sexualidad confusa.



A pleno sol (1960).

        En 1999 Anthony Minghella dirigió El talento de Mr. Ripley protagonizada por Matt Damon, Jude Law, Cate Blanchett y Gwyneth Paltrow. Esta película toma muchísimos giros libres, pero al menos mantiene parcialmente el rollo de la novela, su estilo, etc. y hace mucho hincapié en esa sexualidad.



Película El talento de Mr. Ripley (1999).


viernes, 23 de julio de 2021

LA SAGA DE POIROT - AGATHA CHRISTIE




        Mucha gente suele afirmar que el detective por definición, el azote del crimen, que gobierna su mundo de lógica desde su sillón donde desentraña los misterios, es Sherlock Holmes. Diría que no tienen ni idea, pero no quiero ser tan categórico (aunque no la tengan). Holmes es un producto atrasado (y tampoco es el primero, ese puesto pertenece oficialmente a Auguste Dupin, creado por Edgar Allan Poe, aunque hay ejemplos más antiguos). En mi opinión el verdadero amo de los detectives es Hercule Poirot, a veces escrito como Hércules, creado por la Reina de Corazones en este asunto: Agatha Christie.

        Agatha Christie fue una extraordinariamente prolífica escritora de misterio y literatura de crímenes (ficción detectivesca) británica, con la solera de 67 novelas de misterio (y 6 más de romance) y más de 150 cuentos en su bibliografía, además de varias obras de teatro, y otras producciones menores. Algunos de estas novelas son independientes (como la sublime Diez negritos, a la que tarde o temprano tendré que conceder un post), pero muchas pertenecen a líneas protagonizadas por alguno de sus detectives principales (principalmente, Poirot, Miss Marple, y el matrimonio Beresford). 33 de estas novelas, y 50 cuentos, son protagonizados por Poirot. Un listado con todos los títulos pueden encontrarse en este enlace. Hay 33 novelas, mas 4 libros que recopilan relatos de este personaje (como Los trabajos de Hércules), sumando 37 obras en total.

        Agatha Christie nació en 1890 en Torquay, al sur de Inglaterra, y murió en 1976 en Wallingford, también al sur del mismo país. Nació bajo el nombre de Agatha Marie Clarissa Miller, pero se hizo famosa con su seudónimo de Agatha Christie.

       Perteneciente a una familia de clase media alta, recibió una educación privada y tras la adolescencia estudió en Paris, tras lo cual trabajó como enfermera durante la I Guerra Mundial, momento durante el cual escribió su primera novela, El misterioso caso de Styles (1920). En diversos momentos de su vida viajó por Europa, visitando grandes monumentos, como las pirámides de Gizah, lo que se evidencia en varios de sus libros, que transcurren en ubicaciones orientales o esteeuropeas. Realmente tiene libros en un montón de ubicaciones del mundo.



Agatha Christie.


        En 1914 contrajo matrimonio con Archibald Christie, de quien se divorció en 1928, y después se casó con un arqueólogo, Max Mallowan, con quien viajó por Irak y Siria. En 1971 la reina Isabel II la nombró Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico. Murió de causas naturales a los 85 años, en 1976.

        Su mayor creación, el detective Hercule Poirot, a quien va dedicado el post, apareció por primera vez en la primera novela de la autora, El misterioso caso de Styles (1920), novela destacable donde las haya. La leyenda dice que Agatha apostó con una amiga a que era capaz de escribir una novela de crímenes y misterio donde nadie pudiera adivinar qué había ocurrido y quien era el asesino hasta el final, y vaya si lo consiguió. Todas las novelas de Christie destacan por su trama solida pero con un misterio intrincado, siendo dificilísimo resolverlo, pese a que una vez explicado en la resolución final, queda muy claro.

 

La mejor receta para la novela policiaca: el detective no debe saber nunca más que el lector.

 

        Christie había sido lectora de Wilkie Collins y sus obras La piedra lunar (considerada la primera ficción detectivesca de Inglaterra) y La dama de blanco, asi como de los casos de Sherlock Holmes escritos por Arthur Conan Doyle. De esta inspiración, nacieron su estilo literario y sus obras. El propio Poirot es un reflejo inspirado en Holmes: pulcro, calculador, lógico hasta decir basta, un genio, resuelve sus casos usando su cerebro, adicto a los misterios, y cuenta con un fiel compañero, que hace las veces de Watson. Este hombre es el capitán Arthur Hastings, quien no está presente en todos los casos de Poirot, pero si en el primero y en el último, Telón (1975), y quien narra las aventuras que comparten juntos (como hace Watson). La lógica de Hastings es, como la de Watson, generalmente incorrecta, pero sus razonamientos ayudan a Poirot a alcanzar la respuesta. La principal diferencia de Poirot con Holmes (aparte de que es bajito y cabezón, con un bigote a lo Dalí) es que es una figura mucho mejor construida, más real, sus diálogos, su narración, todo, es mucho más creíble y contemporánea. Parece que estás leyendo un libro de detectives y crímenes escrito hace 5 años, no hace 100. Holmes, por el contrario, es robótico, arquetípico, forzado. Además, al contrario que Holmes, no se centra tanto en pistas para resolver el caso, que él considera circunstanciales, si no que utiliza la psicología y el conocimiento de la naturaleza humana.

 

No hay nada más agotador en el mundo que la persona que siempre tiene la razón.

 

         Hercule Poirot es un hombre bajito y con cabeza de huevo (frase literal), con un tieso bigote del que está orgulloso de estilo militar, pero excéntrico (suele representarse como el de Dalí). Su pulcritud ralla la obsesividad (preferiría una bala a una mota de polvo en su traje). Es difícil extraer las características de la vida privada y el pasado de Poirot, ya que ni el mismo Hastings las conoce, siempre están envueltas en el misterio. A veces da detalles sobre su familia o sus orígenes, pero a menudo miente para confundir a sus posibles presas/sospechosos, asi que no llegamos a saber hasta dónde es verdad o no. Por ejemplo en una ocasión habla de su hermano Achilles Poirot (en referencia al hermano de Sherlock, Mycroft Holmes), tan genial como él, pero no llegamos a saber si es cierto o no que existe o existió.

 

Había solamente una cosa de su persona que satisfacía plenamente a Hercule Poirot: su espléndido bigote.

 

         Lo poco que sabemos es que es belga, y que fue uno de los miembros más famosos de la policía belga. Con la guerra mundial abandona su patria para refugiarse en Inglaterra, yendo a parar a la mansión de Styles, momento donde comienza El misterioso caso de Styles y conoce a Hastings, volviéndose ambos inseparables. Este libro pone del revés los cimientos de la literatura de crímenes, es casi un chiste en ciertos sentidos. Me gustaría revelar más pero no puedo.


Fanart del detective Hercule Poirot por Philip Dennis. Fuente: pinterest.


         No voy a contar las otras 32 novelas de Poirot, sería un trabajo megalítico y contraproducente, pero sí que comentare muy brevemente, en un parrafito, algunas de las más representativas e importantes.

        Pronto, después de ese primer caso (el primero para nosotros, pero Poirot ya es un hombre maduro y experimentado), nuestro detective empieza a avisar de que desea retirarse, e incluso llega a hacerlo algunas veces, solo para volver al mundo de los misterios casi inmediatamente, atraído por algún caso especialmente interesante. El resto del tiempo se establece como detective privado, al que a veces consulta la policía o clientes privados. Generalmente Poirot ayuda a la policía no por motivos de dinero (suponemos que en los espacios entre libros Poirot resolverá casos sencillos para mantener su elevado nivel de vida rollo ingles xD), si no interesado por el misterio que les proponen, y por lastima. Poirot, al contrario que Holmes, hace más gala de tener un gran corazón, y a menudo es el defensor de los más desfavorecidos, como en La tercera muchacha (1966), donde una pobre adolescente que vive en un piso compartido londinense pide ayuda a Poirot, ya que sospecha que ha cometido un asesinato, pero no lo tiene claro. No puede recordar.



El Poirot interpretado por David Suchet, una de sus mas famosas encarnaciones. 


      Otras muchas veces, como veremos, Poirot se da de frente con los casos, mientras está de vacaciones o de viaje aquí o allá, disfrutando de unos días con unos amigos, en una fiesta, etc. y como es un yonkie, no puede evitar resolver el caso. Es un buscador de la verdad, debe resolver el puzle a cualquier coste, pero tampoco puede permitir que el mal quede impune. El asesinato no debe quedar sin castigo jamás (a veces perdona u omite, sin informar a las autoridades, otros crímenes, como el robo, si considera que estaba justificado), es lo único imperdonable, aunque puede que este convencimiento sea puesto a prueba alguna vez.

 

El mal nunca queda sin castigo, pero a veces el castigo es secreto.

 

        Uno de los primeros casos que siguen al de Styles, el primero, es El asesinato de Roger Ackroyd (1926). En este libro Poirot intenta retirarse a plantar calabacines a un pueblo alejado, donde han estado ocurriendo una serie de misteriosas muertes. El asesinato de Roger Ackroyd, viejo millonario local, fuerza al belga a volver a la acción para atrapar al asesino, que puede estar detrás del resto de muertes. Para ello contará con la ayuda del Dr Sheppard, médico local, que hace las veces de Hastings en este libro, narrando las pesquisas y evoluciones del detective en primera persona. Esta novela fue elegida en 2013 como la mejor novela de crímenes de todos los tiempos por la Asociación de Escritores del Crimen.

        En Los cuatro grandes (1927) podemos ver un homenaje al estilo de Doyle y de Holmes, concretamente recuerda a El signo de los cuatro (1890). Poirot es reclutado para luchar contra la organización criminal más poderosa del mundo, con tentáculos por todo el planeta. Dirigida por cuatro poderosos hombres: Numero 2 es un poderoso hombre de negocios, hay quien dice que el hombre más rico del mundo y representa el dinero y Numero 3 es una importante científica encargada de los avances técnicos. Los otros dos son más chungos. Numero 1 es el líder supremo del cártel, un asiático conocido como el Mandarín, un cerebro que se dice podría rivalizar con Poirot (es una referencia evidente al clásico Fu Manchú y al Moriarty de Holmes). Personaje oculto tras mil velos que maneja todo mediante sus hilos. Finalmente Numero 4, llamado el Destructor, un maestro del disfraz y la ocultación al que no puede detectarse, invisible, encargado de asesinar y hace desaparecer a todo aquel que se oponga a los Cuatro. Una de las curiosidades del libro es que nunca llegamos a conocer el rostro de Numero 1 ni de Numero 4, y Poirot llega a aclamarles como los únicos cerebros criminales que podían competir con él. Es lo más parecido a “novela de acción” de Christie.

 

Mi más grande adversario. El destino había dispuesto que jamás nos encontráramos cara a cara.

 

         La muerte de lord Edgware (1933) supone una nueva muestra de cómo retorcer los cimientos de la literatura de crímenes. Ya le gustaría a Dolores Redondo, con todos mis respetos porque me gusta como escribe, ser así de retorcida. Poirot es contratado por Jake Wilkinson para gestionar su divorcio con el déspota aristócrata lord Edgware, quien sin embargo afirma que hace meses que aceptó las demandas de Jane. Justo después Edgware es asesinado, y los sirvientes afirman que Jane es la asesina. Posiblemente el caso más sencillo de Poirot, que por una serie de casualidades casi no logra resolver, y el detective afirma que estuvo a punto de ser derrotado por una persona absolutamente estúpida. Normalmente los rivales de Poirot son de una forma u otra personas muy inteligentes, pero este no es el caso.



Jane Wilkinson interpretada por Helen Grace, en una adaptación del año 2000 (creo).


         Asesinato en el Orient Express (1934) es uno de los más famosos, quizá el más famoso de los libros de Christie. Durante unas vacaciones del belga, el conocido tren Orient Express queda atrapado en la nieve durante varios días. En ese intervalo, un despreciable personaje de oscuro pasado llamado Ratchett (cuanto más se indaga sobre él, peor resulta) es cosido a puñaladas, y todo el mundo en el tren tiene coartada, y las pistas no encajan. Nadie puede ser el asesino. Este caso enfrentará Poirot con uno de los dilemas más terribles de su vida, obligándolo a tomar una decisión imposible.





Me flipan estos fanarts.


         En Muerte en las nubes (1935) obliga a nuestro bigotudo belga a investigar una muerte ocurrida en un avión, durante el vuelo, en el cual él mismo iba montado. El misterio de la guía de ferrocarriles (1936) lleva a al detective a perseguir a un asesino en serie (llamado A.B.C.) que lo desafía personalmente a atraparle (un duelo), asesinando a personas en riguroso orden alfabético (iniciales de la víctima e inicial del pueblo donde lo mata). Primero la A, luego la B, etc. Muerte en el Nilo (1937) sucede en un crucero por el Nilo, donde tanto Poirot como los implicados están de vacaciones. Implica a una pareja de luna de miel, enamorados, y a la despechada ex novia de él. Poirot, a la vez que resuelve el crimen, se ve obligado a lidiar con algo que ha mantenido olvidado casi toda su vida: los asuntos del corazón.

 

—¿Quién eres? ¿Usted no pertenece a la policía?
—Yo soy mejor que la policía -dijo Poirot. Lo dijo sin arrogancia consciente. Era, para él, una simple declaración de un hecho.

 

         En Un triste ciprés (1940) una joven es considerada culpable del asesinato de otra muchacha, y no hay nadie que crea en su inocencia, excepto Poirot, que estará dispuesto a desvelar la verdad del caso. Con Un gato en el palomar (1959) el investigador se introduce en la compleja vida social de un internado femenino para chicas ricas para desvelar una serie de asesinatos que pueden tener serias implicaciones políticas.

          Ya casi para terminar: Los elefantes pueden recordar (1972). A Poirot se le solicita que resuelva el caso de un asesinato seguido del suicidio del asesino doce años despues de lo sucedido. Un matrimonio apareció muerto con una pistola, uno mató al otro y luego se suicidó. Pero doce años después ya no quedan rastros ni pistas que seguir, solo podrá hablar de lo sucedido con las partes implicadas.

 

Si quieres revivir el pasado, al final aparecerá distorsionado.

 

        Durante el transcurso de estos libros, Christie envejeció, e hizo que Poirot envejeciera a un ritmo similar. Al avanzar los libros, si los leemos en la secuencia cronológica, vemos como Poirot va desarrollando arrugas, o quejándose de que se hace mayor. Pero nada nos prepara para el shock del siguiente libro.

 

El tiempo es el mejor asesino.

 

        Y el último: Telón (1975). Pese a que fue publicada un año antes de morir, Christie tenia lista y escrita la novela desde los años 40, planeada como el fin de su personaje favorito. En este triste (PERO TRISTE DE FLIPAR) libro nos encontramos un Poirot envejecido y agotado. Sus piernas ya no funcionan, se mueve en silla de ruedas, toma medicación para el corazón, y se está muriendo. Pero al final de su carrera, ha descubierto la culminación de su obra, su rival más peligroso y temible. El asesino perfecto y definitivo, la mayor mente criminal a la que se ha enfrentado jamás, conocido durante la mayor parte del libro solo como X. Y no puede irse de este mundo sin atraparle. Así que recluta a Hastings (el libro comienza con él, es narrado por un Hastings también ya viejito) para ayudarle a atraparle, y el lugar elegido por el destino para esta tarea, es el mismo donde todo empezó: Styles, el lugar donde sucede la primera novela. Uno de los actuales residentes del lugar (donde también Poirot está de “vacaciones”) es X. La prueba más difícil de la carrera del viejo detective ocurre en el momento en el que el cuerpo de este ya no le responde.

 

No volveremos a cazar juntos, amigo mío. Nuestra primera y nuestra última cacería han tenido lugar aquí. Fueron tiempos muy felices.



Poirot de anciano, en su ultimo caso, junto a Hastings. Escena de línea de adaptaciones de los 2000.


         Cada uno de los libros es sensacional, el cinismo y acido humor de Poirot es para partirte, al tiempo que disfrutas con su dramatismo para revelar quién es el asesino, o sus conclusiones. Un detective increíblemente humano, no actúa como un robot que resuelve casos y ya. Sus demonios internos, su pasado, sus valores, sus ansias, importan, y mucho, para las decisiones que toma, que van más allá de resolver el caso, sino de cómo resolverlo para actuar del mejor modo posible. No es que merezca la pena leerlos, es que son casi imprescindibles para cualquier fan del crimen. Yo he leído unos veinte y muchos de todos los de Poirot (y unos 40 y algo de toda la bibliografía de Agatha Christie), y ni uno está por debajo del sobresaliente. A veces dramáticos, momentazos épicos, salpicados de un constante humorcillo irónico que a veces logra hacerte reír a carcajadas. Siempre inteligentes. 

        Se leen casi de una sentada, suelen tener aproximadamente entre 200 y 250 paginas. Se pueden leer de forma independiente, como una saga, es indiferente. Al igual que con Pratchett y su Mundodisco, pese a que hay una linealidad (mucho mas desarrollada en Mundodisco, eso si), y todo pertenece a la misma historia y marco, cada libro es independiente por si mismo, la autora otorga la información necesaria para que no hayas tenido que leer nada mas. Yo empecé por Asesinato en el Orient Express cuando era un crio, y no tuve problemas. 

 

Ustedes me van ahora a preguntar por qué se encontraba mi pañuelo junto al cadáver de un hombre asesinado. Mi contestación es que no tengo la menor idea.

 

        Hay ediciones de 100 tipos distintos, pueden conseguirse de segunda mano, o comprarse nuevos en Amazon o en cualquier librería.

        Los libros están considerados de lo mejor escrito jamás en materia de crímenes, han recibido elogios por todo el mundo, y se han traducido al menos a 103 idiomas: según el Index Translationum (base de datos de la UNESCO para traducciones de libros) Agatha Christie es la autora individual mas traducida. Ha vendido un mínimo de 2.000 millones de copias, siendo sus obras las terceras mas vendidas del mundo y de la historia, solo por detrás de las obras de William Shakespeare y de la Biblia. 

       En cuanto a adaptaciones, se ha adaptado muchas veces a obras de teatro y películas. Son conocidas las interpretaciones que hicieron del detective Albert Finney y David Suchet. Aunque en mi opinión, mi favorita es la película de Asesinato en el Orient Express de 2017 dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh, con el propio Branagh como Poirot. Branagh elige un estilo aún más excéntrico que el que solía llevar el belga, pelo gris en vez de su siempre pulcro pelo negro, y bigote más despeluchado, mas ¿prusiano? Pero refleja muy bien el estilo veloz y activo de Christie, que no te da tiempo a aburrirte, y la acidez y extravagancia de Poirot. La forma de adaptar el final me pareció sublime. 



    Caratula de la adaptacón de 2017. También me mola mucho.



El Poirot interpretado por Kenneth Branagh.


        Como detalle final: en algún momento de 2022 debería salir la nueva adaptación, también dirigida y protagonizada por Branagh, de Muerte en el Nilo. De hecho ya debería haber salido hace tiempo, pero retrasos covid, que se le va a hacer. La productora querrá rentabilizarla al máximo y eso no esta ocurriendo demasiado ahora.









jueves, 8 de abril de 2021

EL DIABLO A TODAS HORAS - DONALD RAY POLLOCK



        Suele afirmarse que Dios está en todas partes, y también en nosotros. Omnipresencia. Este libro trata sobre como también el diablo es omnipresente y alcanza todos los lugares, habita en nuestro interior. Es la primera novela del escritor Donald Ray Pollock, publicada en 2011, y se inscribe más o menos dentro de las tradiciones del dirty realism estadounidense y la literatura sureña más gótica y sucia (pero sin caníbales mutantes endogámicos, claro, se supone que es realismo, no ese gore barato de serie B, tan divertido por otro lado). Esa violencia tan sórdida, propia de Bukowski (entre otros).

        La novela tiene tres ubicaciones clave, y Pollock irá saltando de una a otra a lo largo del libro, e incluso moviéndose adelante y atrás en el tiempo, usando un ritmo ágil y dinámico, cambiando de personajes y lugares, que impide el aburrimiento. Esos tres lugares están en el sur de EE.UU: en primer lugar tenemos el pueblo de Coal Creek, en Virginia Occidental, y por otro lado las poblaciones de Meade y Knockemstiff, en Ohio (Meade es una población relativamente grande, al menos a nivel local, y Knockemstiff es un pueblucho cercano). Las tres pertenecen a ese sur castizo, republicano, ignorante y paleto, y por lo que leemos en la novela, casi se diría que nacer allí es igual a una maldición. Pese a la intensa religiosidad de toda la zona y sus gentes, parece como si Dios (el Dios bueno y benévolo en el que creen esas gentes) hubiera apartado la vista de esos pastos hace mucho tiempo, y ahora fuera solo el feudo del diablo.

        La novela empieza alrededor de 1945, cuando Willard Russell regresa de la guerra en Japón (arrastrando bastantes traumas de guerra, dicho sea de paso) a casa de su madre, en Coal Creek (Virginia Occidental). Pero no habrá de quedarse allí mucho tiempo, puesto que pronto se casa con Charlotte, una mujer de la que se enamora perdidamente al tomar un almuerzo en el pueblo de Meade (Ohio), cuando estaba de camino a su casa. Juntos se van a vivir al pueblo de Knockemstiff, donde tienen un hijo, Arvin. Viven en una casucha a las afueras del pueblo, al lado del bosque.



Willard (Bill Skarsgârd) y Arvin Russell (Michael Banks) rezando para que Charlotte se recupere, en la película.

        Los traumas de guerra de Willard (sobre todo un soldado al que vio crucificado y desollado vivo) sumados a su juventud religiosa sureña, convierten a Willard en un creyente compulsivo y fanático, de un fervor desproporcionado: se construye un centro de adoración con una cruz levantada por él mismo en el bosque, y se pega horas rezando y ofreciéndose a Dios. Lo único que rivaliza con este fervor a Dios en su corazón es su amor por su mujer (quien es bastante más inteligente y comedida). Cuando su mujer enferma de un grave cáncer de estómago que la devora a toda velocidad, Willard se sumerge en una espiral de dolor y rezos que alcanzará cotas de ritualismo vudú, incluyendo peticiones a gritos durante horas y sacrificios de animales que colgará de las cruces y los árboles, para ofrecerlos a Dios por la vida de su mujer. Y obligará a participar a su hijo Arvin, de unos 10 años por entonces, lo que lo marca de por vida. El momento en el que mata a un perro (en la adaptación cinematográfica es el perro del chaval, en la novela se lo acaba de encontrar) super majo y lo cuelga crucificado de la cruz central se me hizo mas duro que cualquier otra cosa de la obra, y esa muerte además quedará grabada a fuego en la memoria de Arvin para siempre, y jamás se lo perdonará a su padre.


Arvin no sabía que era peor, si la bebida o el rezo. Por lo que él recordaba, su padre llevaba peleando desde siempre contra el diablo.


        Mientras esto sucede, Pollock te va contando los pormenores en la vida de algunos otros personajes de la zona, tales como el predicador fanático y bastante rarito y tarado Roy Laferty y su primo guitarrista, paralitico y homosexual Theodore (quien ama en secreto a Roy, por supuesto).

        En un salto de tiempo tras los sucesos de la enfermedad de Charlotte, Arvin ya es un joven de 16 o 17 años que vive con su abuela paterna Emma y su hermana adoptiva Lenora en Coal Creek. Lo vivido junto a su padre le ha convertido en un joven callado y retraído, que no busca problemas, pero tampoco se corta un pelo a la hora de arrearle una paliza de muerte, huesos rotos incluidos, a quien le busque las cosquillas a él o a su feúcha y marginada hermanastra. Y si la paliza se la lleva Arvin, ya esperará su momento para vengarse, y sus venganzas son bastante dolorosas. Arvin crecerá en el corrupto ambiente sureño, un muchacho marcado por un duro pasado, que trata de encontrar su propio sentido de la justicia mientras vive rodeado de violencia, y a base de violencia es la única forma que conoce para sobrevivir.

        Por otro lado, Pollock cuenta la historia de Carl y Sandy (hermana pequeña del corrupto sheriff de la zona, Lee Bodecker), un matrimonio residente en Meade. Carl es un fotógrafo sin trabajo (no da un palo al agua en toda la novela, real) y Sandy una camarera de noche en un garito de mala muerte, y a veces se prostituye por diez o veinte dólares (cosa que Carl sabe y no le importa, en ese sentido debe decirse que son abiertos, LOL). Pero cuando llega el verano y los dos se van de vacaciones en algún destartalado coche, se dedican a pasearse por las carreteras recogiendo autoestopistas a los que luego asesinan para hacer fotografías “artísticas”. Llevan ya más de 20 muertos a sus espaldas. Conoceremos a fondo la toxica relación de la pareja, lo harta que esta Sandy de su vida de mierda, las perversiones de Carl, etc.


Esta era la verdadera religión, solo en presencia de la muerte podía sentir algo cercano a Dios.



Carl (Jason Clarke) y Sandy (Riley Keough).

        Todos estos personajes están íntimamente relacionados en un ciclo de muerte, tragedia y violencia que los irá uniendo a través de los años, con funestas consecuencias. Un ciclo donde se demuestra que los encuentros y las casualidades, la vida del lugar, no están dirigidos por Dios (al menos no por un dios benévolo), sino que es más bien el diablo quien mueve los hilos, para su sádica diversión. Añado que estas referencias a Dios y el diablo, por si le queda la duda a alguien, así como el propio título de la novela, son puramente metafóricas, no hay absolutamente nada sobrenatural en ningún momento.

        La historia es una reversión de la religiosidad: pese a todas las creencias sobre salvación, la muerte es constante, y la vida es lamentable. Además, no es una historia con un final claro, parece como si Pollock, a través de una ventana, nos mostrará un vistazo de las horribles tragedias y las perversiones que pueden poblar esos pastos. Pero solo un vistazo. Allí la violencia es una normalidad, y la gente convive con ella, sin grandes sorpresas (incluso los agentes de la ley). La oscuridad reside en esos lugares, pero no es la oscuridad de ninguna entidad sobrenatural, es la oscuridad que cada persona posee en su interior. La cotidianidad del mal. Y tranquilamente podría haber continuación, aunque por el tono del autor y de la obra, dudo que la haya (ahora es cuando dentro de 5 años, Pollock saca una secuela y me como mis palabras).

        El libro está muy bien escrito, y sus 333 páginas se pasan a toda velocidad. El centro del ciclo, donde podemos decir que el horror comienza, y el horror termina (al menos de la parte que nosotros llegamos a ver) es Knockemstiff (lugar donde nació y creció Pollock, y su inspiración): una ensenada abarrotada de misticismo barato, supersticiones religiosas dignas de unas gentes ignorantes que en su mayoría jamás han salido de ese entorno recargado de esa religiosidad enfermiza; crímenes, alcohol destilado ilegalmente, pobreza, etc. Como citaba el lema del Hospital Psiquiátrico de Arkham: “un lugar sensato para gente sensata” (nótese la ironía). Un caldo de cultivo séptico, una radicación que envenena a todo aquel que se expone demasiado tiempo a él, convirtiéndolo en la misma clase de persona. Pollock publicó en 2008 un libro de relatos centrado en este pueblo: Knockemstiff. El tono es el mismo que el de esta novela.



Donald Ray Pollock, el autor, con el pueblo de Knockemstiff detrás.

        Como se habrá deducido, el 95% de los personajes de la obra son lo que antiguamente se llamaba “basura blanca”. Personas blancas (no sale nadie de color) del sur atrapadas en su propio mundo, consumidas por el republicanismo y el patriotismo más fanático, el racismo, el machismo y la misoginia, etc. Una población seriamente atrasada. Creo que la intención de Pollock, aparte de crear una obra usando todo esto como hilo conductual, era también denunciar todo este atraso, que en cierto modo sigue existiendo (no en la misma medida) en ciertas zonas de EE.UU. Y no se si es una lectura mía o era intención del autor, pero creo que también hace una denuncia sobre el peligro que supone criar a un hijo o hija desde tus propios traumas y obsesiones, y en una cultura y un ambiente tan restrictivos, abusivos, violentos, cerrados, etc. 


Este sitio esta lleno de hijos de la gran puta.


        A pesar de lo dicho sobre los personajes, algunos de ellos, incluyendo a algunos de los más despreciables, como Theodore (el paralitico) o Carl, son conscientes de que viven rodeados de inmundicia. De que ellos mismos son inmundicia.

        Toda la novela tiene un tono sórdido, malhablado, desagradable. La atmosfera esta tan bien conseguida que a veces da un poquito de asco, huele verdaderamente mal. Lugares y personas con una higiene repulsiva, alimentos en mal estado (incluso carne con gusanos siendo ingerida porque no hay otra cosa), alcohol de destilería (que puede dejar ciego si está mal hecho). La mayor parte de los personajes son repugnantes, caen mal; o no son mala gente pero es que son patéticos, y tampoco pueden caerte muy bien (aunque hay algunos que se salvan, como Arvin, o su abuela, o su tío). Y como he dicho, todo eso es la normalidad. Pollock llega a ratos a tratar todo esto con ciertos tonos de humor negro, y no puedes evitar reírte un poco. Por ejemplo, hay una escena donde dos viejos republicanos hablan sobre cómo habría que perseguir a todos los “melenudos” (hippies, rockeros, etc.) porque son el verdadero cáncer de la sociedad, unos pervertidos, y colgarlos en las plazas de los pueblos. Para dar ejemplo. Llega a dar risa, pero esas conversaciones existían en aquella época (los años sesenta). Humor negro.

        Pese a esto, el autor no utiliza demasiado la violencia grafica ni escenas gores, como por ejemplo si hace el gran Clive Barker. Es más minimalista, él transmite la sensación general de la zona. Sabes que lo que pasa allí es muy chungo, pero no está interesado en hablar de personas destripando a otras, cabezas cortadas, etc. Personalmente prefiero el estilo de Barker, mas visual, gráfico y estético (en su barbarie), pero ello no quita que sea una novela muy bien escrita.

        Quizá podríamos citar como una de las escasas críticas que Pollock abusa un poco de la sordidez en los personajes, y a veces se hace ligeramente forzado. El paralitico homosexual enamorado de su primo predicador rarito y fanático, la camarera prostituta y asesina con su mierda de relación con su marido pervertido, etc. Pero bueno, es lo que Pollock vende, es lo que esperas al leerlo, y es lo que obtienes, y además lo cierto es que es muy entretenido.

        Pollock, dentro del dirty realism (“realismo sucio”), es heredero directo de la tradición y rama llamada gótico sureño, y de autores como Flannery O’Connor, William Faulkner y Cormac McCarthy: esa violencia normalizada en ambiente rural, ese sabor castizo presente en todo el libro. Mecedoras en los porches, escopetas, garrafas de alcohol destilado, rancheras destartaladas, pequeñas poblaciones con congregaciones religiosas dirigidas por algún predicador, etc. Pero sin elementos sobrenaturales, que a veces están presentes en este estilo, y a veces no. Son especialmente conocidas las novelas de McCarthy: No es país para viejos (2005) y La carretera (2006), aunque lleva sacando libros desde el 65. Al igual que estos autores, Pollock también ha hecho su propia incursión en el western: El banquete celestial (2016).

        Finalmente, el personaje de Arvin recuerda un poco a otro conocido personaje del dirty realism: Holdem, el protagonista de El guardián entre el centeno (1951), de J.D. Salinger. Su vago (aunque en Holdem no es tan vago) temor ante un mundo amenazante, su forma de enfrentarse de una forma un tanto retraída a la mayoría de edad y el salto a ser adulto, su introspección, etc. Pese a todo lo ocurrido, se diría que el acontecimiento que más marcó la vida de Arvin no fue la muerte de su madre y lo que le siguió (no haré spoilers), es aquel que solo puede comprender como inútil y absurdo (lo que lo hermana con Holdem y su repulsa por los actos de una sociedad que no comprende o se niega a comprender, en su rebeldía adolescente): el sacrificio del perro a manos de su padre. La muerte de su madre fue un acto natural, el cáncer la mató, no podía hacerse nada. Y lo que siguió fueron consecuencias naturales, y hasta ve cierta justicia en ellas. Pero el perro no había hecho nada, era inocente, y su muerte no sirvió absolutamente para nada en la evolución de la enfermedad de su madre. Una criatura inocente muerta por un objetivo inútil y sin sentido, y por ello jamás perdona a su padre. Al final Arvin no ve el crimen en la violencia, él mismo la utiliza sin cortarse un pelo si tiene que hacerlo, si no en la violencia sin sentido. Por ello los sacrificios de su padre los ve como el crimen supremo. Y Arvin, como Holdem, se revela contra esa banalización del mal y la violencia. 


Le dio la impresión de que su vida entera, todo lo que había hecho, dicho, o visto, lo había conducido a aquel momento: por fin a solas con los fantasmas de su infancia.


        Es una novela que en general ha recibido la aclamación de los lectores, siendo la mayoría de las críticas positivas, tanto por parte de aficionados como de profesionales. Ha obtenido varios premios, sobretodo en Francia, donde ha tenido un reconocimiento impresionante, y la publicación literaria francesa Lire nombró a El diablo a todas horas la mejor novela de todo 2012. Solo en Francia ganó el Gran Premio de Literatura Policière de 2012 y el Prix Mystère de la critique de 2013. Además, obtuvo el Premio Thomas y Lillie D. Chaffin de Escritura Apalache (Thomas y Lillie D. Chaffin Award for Appalachian Writing) de 2012. Por último, obtuvo el tercer lugar en el Deutscher Kimi Preis de 2013, un premio alemán. El Gran Premio de Literatura Policière y el Deutscher Kimi Preis son los dos premios literarios mas antiguos y prestigiosos de sus respectivos países concedidos a la literatura de ficción criminal, policiaca, etc.  

        En 2020 Netflix sacó su adaptación cinematográfica, con el mismo nombre que el libro, dirigida por Antonio Campos y producida por Jake Gyllenhaal (el mismísimo Misterio de Spiderman: Lejos de casa, entre otros papeles) y Randall Poster. La película hace un importante esfuerzo por adaptar una linealidad bastante compleja, debido a esos cambios de perspectiva, de lugar, y de tiempo. Y el resultado es una película bastante entretenida y buena, y mantiene la originalidad de la novela, pero fracasa a la hora de plasmar su sordidez. Tal y como suele suceder con las producciones de Netflix, peca de ser excesivamente correcta, no se atreve a mostrar toda la inmundicia. La mayoría de escenarios son limpios, no reflejan ese ambiente repugnante, y tres cuartos de lo mismo con los personajes. Y no es que sean malos actores, más bien al contrario, pero no están caracterizados de forma lo bastante sórdida. Y es algo evidente, porque en la novela Pollock dedica mucho tiempo, escena a escena, pagina a pagina, a dejarnos bien claro esas pintas de personajes lamentables, decadentes, y patéticos. En el libro, Carl tiene un aspecto mucho más obeso y desagradable, sin lavarse nunca; Sandy mucho más delgada y avejentada, con dientes podridos. Lenora es, aunque quede mal decirlo, mucho más fea, la actriz elegida es guapita, y no es que se haga mucho para afearla en la caracterización. Y pese a la excelente interpretación de Robert Pattinson (porque es buen actor) como el asqueroso y pomposo reverendo Preston Teagardin, creo que no encaja bien, tiene un rostro demasiado reflexivo para ajustarse a semejante cerdo cobarde y libidinoso. Me recuerda un poco a como en Mortal Engines (película de 2018 basada en un libro homónimo de 2001), el personaje de Hester Shaw, que en la novela tiene la cara totalmente desfigurada por un golpe de espada (no tiene ni nariz), en la película solo tiene una cicatriz en la barbilla y en una mejilla, que no solo no desfigura su rostro, si no que casi la hace más atractiva con su aire salvaje. La gente del cine suele tener un considerable temor a afear en exceso a sus personajes, aunque lo marque la obra original. Aun asi es una buena película, merece la pena verla, y pese a su fracaso en el citado aspecto, tampoco traiciona al libro del que nace. Por otro lado, la interpretación de Tom Holland como el Arvin adolescente es especialmente destacable: es lo bastante serio e introspectivo, se le da muy bien reflejar la violencia que a veces sacude al personaje, etc.










BALADA DE PÁJAROS CANTORES Y SERPIENTES - SUZANNE COLLINS

          Tras 10 años de parón, la autora de Los Juegos del Hambre ha sacado esta precuela de su saga: Balada de pájaros cantores y serpien...