“Y el Verbo se hizo carne”. Desde
luego Brandon Sanderson se tomó muy en serio estas palabras cuando publicó esta
novela en 2005, ya que comenzó con uno de los universos más gigantes de la
historia de la Fantasía, llamado el Cosmere. Pero ya comentare un poco sobre
ese universo al final del post, ahora vamos con este libro.
El Verbo no solo se hizo carne,
se hizo magia en general, y es que en
este libro existe una poderosa magia llamada la AonDor, con la cual es posible
dibujar runas (llamadas Aones) en el aire para producir diferentes efectos:
desde rayos de energía, a curaciones milagrosas, luz, agua corriente, edificios
eternos, convertir tierra muerta en ricas cosechas, agua en miel, etc. Lo que
sea. Esta magia procede de la poderosa y eterna ciudad de Elantris, la ciudad
de los dioses, una ciudad de gigantes murallas y bellísima estructura y
edificaciones, capital del reino de Arelon, un territorio del extremo
occidental del continente Opelon (también llamado Scyla). Este reino ha sido
gobernado desde tiempos inmemoriales desde la ciudad de Elantris por los
elantrinos, los únicos portadores de la AondDor, la magia rúnica todopoderosa.
¿Qué son los elantrinos?
Elantrino no se nace, es una evolución. Entre aquellos de sangre aónica, el
pueblo que lleva siglos habitando Arelon, unos pocos son bendecidos con la
Shaod, la Transformación. De la noche a la mañana, y sin existir ninguna regla
clara al respecto, pudiendo ocurrir en cualquier momento de su vida, un aónico
normal y corriente se transforma en elantrino. Su piel se vuelve pálida y bella
(rollo emperador elfo), su cabello rubio platino casi blanco, sus cuerpos mucho más resistentes y se curan más
rápido, pueden vivir cientos de años con facilidad, y obtienen la capacidad de
utilizar la AonDor. Cuando alguien es bendecido, generalmente pasa a habitar en
la majestuosa Elantris, el lugar más bello del mundo. Los elantrinos gobiernan
con benevolencia, como dioses en la tierra, favoreciendo a sus súbditos, pero
evitando mezclarse mucho con ellos (aunque en Elantris también viven aónicos
normales). Rodeando a Elantris hay cuatro ciudades habitadas por comerciantes y
distintos gremios, y el resto de Arelon es mayormente dedicado a la labranza y
la ganadería, y relativamente poco habitado, es una población centralizada en
la capital. Debido a la benevolencia de los elantrinos y a su poderosa magia,
apenas existe el hambre, la pobreza, etc. porque todo lo que se planta o se produce es
productivo gracias a la AonDor.
Por otro lado, al otro lado del
continente, se encuentra el Imperio Fjorden, un estado teocrático, estricto y
militarista, fanático, que rinde culto a una religión llamada el Shu-Dereth,
basada en la autoridad y en la obediencia ciega hacia tus superiores como
máxima expresión de devoción al Dios Jaddeth. Es un sistema de castas
totalmente estratificado, donde en última instancia todo el mundo rinde culto y
servicio al emperador y líder de la Iglesia del Shu-Dereth, llamado el Wyrn,
máximo representante y vicario de Jaddeth en el mundo, y por tanto solo responde
ante este. La máxima aspiración de las creencias derethies es la conversión
completa y total de toda la población viviente, ese es el deseo de Jaddeth.
Para ello, lleva generaciones anexionando territorios a través de conquistas
militares, y religiosas, enviando no solo soldados, si no legiones de monjes
que socaban la autoridad de los Estados soberanos y acaban provocando la
conversión al Shu-Dereth y anexión al Imperio. De hecho, en general las
invasiones se producen con monjes oradores y religión, enviar fuerzas de
soldados es la última opción (aunque tampoco les tiembla la mano en hacerlo si
es necesario, posen una fuerza de monjes-soldado extraordinariamente
preparada).
Hasta ahora únicamente Arelon y
los reinos circundantes se han resistido, debido a que el Imperio no se atreve
a enfrentarse al poder de Elantris.
Pero eso se ha terminado. Unos
diez años antes del inicio de la novela, el poder de Elantris tocó a su fin,
con la llegada del Reod, el Castigo. No se sabe porque, muchos creen que debido
a su arrogancia, un día todos los elantrinos se marchitaron, su piel se cubrió
de manchas, sus cuerpos se volvieron débiles e incapaces de curarse, y
perdieron la capacidad de usar la AonDor. El caos generado por este shock
provocó el alzamiento de los no elantrinos dirigidos por los mercaderes y
comerciantes más ambiciosos, gran parte de la población elantrina fue
masacrada, y los que quedaron fueron encerrados en el interior de su ciudad, e
Iadon, antaño líder de los gremios de comercio, es coronado rey, estableciendo
la nueva capital en Kae, una de las ciudades vecinas de Elantris. Ahora, la
antaño ciudad más bella del mundo, se ha convertido en una gigantesca tumba,
una leprosería de quienes fueron dioses. Sus cuerpos no pueden morir, por lo
que no necesitan comer ni beber, pero tampoco pueden curarse, cada punzada de
dolor se añade a las demás sin desaparecer jamás, hasta que tu mismo te pierdes entre
el dolor, tu mente destruida para siempre (este es el mayor temor de los
elantrinos actuales).
La ciudad caída se había convertido en una tumba para aquellos cuyos
cuerpos se habían olvidado de morir.
El nuevo gobierno es un sistema
de nobleza donde la riqueza de cada uno marca tu categoría social, una
plutocracia absoluta. Durante diez años el reino se desarrolla en una total
obsesión por enriquecerse y escalar
socialmente, gran parte de la población se convierte en granjeros y
agricultores asalariados de grandes propietarios. Prácticamente no existe
ejército, apenas una pequeña fuerza de unos pocos cientos de naturaleza más
policial, y algunas fuerzas privadas de algún noble. La Shaod (que sigue
produciéndose de forma aleatoria) ahora es vista como una maldición, y quien es
tocado por ella es enviado a Elantris a languidecer y morir (a no morir mas bien).
Este es el marco donde ocurrirá
la novela, y ésta estará dirigida por tres protagonistas (uno de ellos
asumiendo el papel de antagonista) cuyos capítulos se alternarán en orden
riguroso.
La novela inicia cuando el joven príncipe
Raoden, el hijo de Iadon, es alcanzando por la maldición, y sin una sola duda por
parte de su padre, es arrojado a Elantris, una sombra decadente y ruinosa (en
tan solo diez años) de lo que fue. Pero Raoden no tiene intención de dejarse
vencer por las circunstancias, y descubre una población que necesita un líder,
pero que esta brutalizada por las condiciones en las que viven.
Elantris. Un enorme bloque de ébano: ya no era una ciudad, solo su cadáver.
Raoden, joven inteligente y de
buen corazón, comienza a formar un núcleo de poder en la ciudad maldita,
atrayendo a cada vez más fieles, tratando de crear un nuevo hogar, un refugio
para todos, en el Infierno. Trata de salvar a la ciudad y a los elantrinos, entregándoles
un propósito. Mientras tanto, no ceja en su empeño por esclarecer el misterio
entorno al Reod. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué ocurrió la maldición? Y su
mayor ambición: recuperar el poder de la AonDor, y esgrimirlo por el bien de su
gente y su nueva ciudad: Elantris, la bella y la maldita.
Elantris cambiará. Olvidad vuestra ira. Dejadme daros a cambio
esperanza.
Es muy interesante como Raoden
era un joven acomodado que lo tenía todo (aunque no vago, hacía mucho en su
reino antes de su Shaod, ya lo veréis) y de pronto se convierte en nada, en lo más bajo posible de la sociedad, un maldito, prácticamente un zombie, un muerto
en vida. Pero empieza a manipular los eventos en el ambiente de la ciudad, a
jugar con los distintos poderes y los distintos jefes tribales, absorbiendo
cada vez más población y convirtiéndose en el líder que necesitan. Es consciente
de que para ello necesita gente, y dirige los acontecimientos para aumentar su
propio poder, pero no lo hace por ansia de poder, lo hace porque tiene que
hacerlo, él se carga la responsabilidad de salvarlos a todos.
Así, usando su orgullo como escudo contra la desesperación, el rechazo y (lo más importante) la autocompasión, Raoden alzó la cabeza para mirar a la maldición
a los ojos.
La segunda protagonista es Sarene, la princesa de Teod. Teod es un reino ubicado en el único otro continente que conocemos de este mundo, el continente norte (no tiene nombre oficial), separado de Opelon por un mar. Es una nación gobernada por el rey Eventeo, con una poderosa armada naval que protege sus costas de los Fjordell, y que mantuvo una vieja alianza con Elantris y el reino de Arelon, truncada por el Reod. Al igual que en Arelon, la religión predominante es el Shu-Korath (la religión hermana del Shu-Dereth, muy similar al cristianismo abierto, todo luz, aceptación y amor, donde el papel de Dios es asumido por una figura llamada Domi).
La princesa Sarene, hija de
Eventeo, lleva años formándose y desempañándose como importante miembro del
cuerpo diplomático de su padre en misiones por países extranjeros, y es una
mujer inteligente, desenvuelta, capaz, e, importante, soltera. Importante porque
Sarene, por propia voluntad, y ante el imparable avance de los Fjordell, decide
forzar una alianza con Arelon prometiéndose con el príncipe Raoden. Tanto ella
como Raoden saben que Arelon es el siguiente escalón del Imperio, y después, le
tocará el turno a Teod, así que la alianza es imperativa. Este matrimonio
sentará las bases de la alianza con la que planean oponerse al Imperio (aunque
para Iadon, el rey de Arelon, no es más que un pacto comercial). Pese a que es
un matrimonio de conveniencia, a través de un sistema de comunicación mágico
los dos prometidos han estado hablando las últimas semanas y han descubierto
que se caen muy bien y tienen mucho en común, sintiendo algo mutuo.
Pero este matrimonio se va al
traste: Sarene llega tres días después de que el príncipe sea arrojado a
Elantris, y le anuncian que Raoden ha muerto de una enfermedad súbita. El Reod
del príncipe es tratado como secreto de Estado por temor a la vergüenza, así
que solo Iadon y algún miembro de su personal saben la verdad, el resto cree
que ha muerto, incluida Sarene.
Atada por los términos del
contrato matrimonial, Sarene se encuentra atrapada en Kae, en una posición
donde es viuda de un hombre al que no ha llegado a conocer en persona,
pertenece a la familia real de Arelon y es princesa de este reino. Pero, como
el propio Raoden (hay ciertos paralelismo en sus situaciones) se niega a ser un
mueble decorativo, y comienza una lenta escalada de poder, poniéndose en
contacto con los grupos de personas importantes (nobles) descontentos con el
nefasto sistema de gobierno de Iadon, y poco a poco comienza a socavar su
autoridad para sacar al reino de una plutocracia que lo está empobreciendo y
agotando (que es la situación del reino). Es interesante como Sarene utiliza a
menudo las armas de las que como mujer dispone, por ejemplo, su invisibilidad
por ser mujer en una sociedad machista, para extraer información. Por otro lado
se alza como una líder nata, hábil manipuladora e intrigante que sabe
perfectamente cómo mover los hilos del poder, en su beneficio.
Poco a poco nacerá en su corazón un
verdadero amor por ese reino, Arelon, y por su pueblo huérfano, los aónicos,
abandonados por la caída de los elantrinos, y empezará a sentirse
verdaderamente como su princesa, la responsable de devolverles las prosperidad.
Iadon no será aquí su verdadero rival, este proviene de su más ancestral
enemigo: el Imperio Fjordell.
Y aquí tenemos a nuestro tercer
prota, el que hace las veces de antagonista, y a mí parecer, de calle el
personaje más interesante y complejo de la novela: Hrathen, gyorn (sumo
sacerdote) del Shu-Dereth. En el estricto sistema de clases del Shu-Dereth y
del Imperio, los gyorn ocupan la posición más alta, los más poderosos, solo
existen unos veinte en total, y solo son superados por el propio Wyrm. Así que
solo obedecen las órdenes directas del Wyrm.
Durante los diez años
transcurridos desde el Reod, el Imperio ha conquistado todos los territorios
que rodean a Arelon, siendo el ultimo la Republica de Duladel. El enviado para
dirigir esta conquista fue el mismo Hrathen. Tras unos pocos meses allí, los
discursos de Hrathen provocaron una feroz revuelta que exterminó todo el gobierno
de Duladel, y se lo entregó a los Fjordell. El Wyrm ahora ha posado su vista
sobre Arelon, y allí ha enviado a su gyorn.
Hrathen es un hombre imponente:
alto, fuerte, y vestido con una impresionante armadura roja de placas, para demostrar
que es guerrero y general además de sumo sacerdote, para recordar el poderío militar
que existe tras él. También es un hombre inteligente, habilísimo orador capaz
de conducir a las masas como un pastor, hacia la dirección que quiera. Al igual
que Sarene, manipulador y hábil intrigante. Pero lo interesante, el giro de
vuelta magistral de Sanderson, es que no es tan despiadado como cabría suponer
de un sumo sacerdote de un culto tan frio, implacable y militarista. La
brutalidad de la revuelta de Duladel que él provocó lo ha disociado, ya no está
seguro de que su religión merezca el sacrificio de tantísimas personas solo por
servir a Jaddeth. Incluso se plantea cosas, está atravesando una crisis de fe.
Pese a ello, Hrathen se mantiene
firme en su objetivo de vida: servir a Jaddeth y al Shu-Dereth. Su característica
fundamental es que, a su manera, es un hombre piadoso. Sabe que probablemente
podría provocar una revuelta incendiaria que arrasara Arelon, como hizo en
Duladel, pero no es un carnicero, quiere una conversión con el menor número de víctimas
posibles. En definitiva: al igual que los otros dos personajes, es un salvador
(aunque sea más retorcido), quiere salvar Arelon del exterminio. Y es que solo
tiene tres meses para que Arelon y su gobierno se conviertan, y se vuelvan en un reino satélite más, parte del Imperio. Si a los tres meses no lo
consigue, las legiones de monjes guerreros de Fjorden arrasarán todo Arelon
hasta los cimientos, sin apenas supervivientes, y la colonizaran súbditos del
Shu-Dereth. Ese es el plazo que el Wyrm le ha concedido.
Algún día lo llamarían su salvador.
El gyorn comienza una hábil
conspiración donde va anexionando miembros de la alta nobleza al Shu-Dereth,
ayudado por un monje aónico súbdito del Shu-Dereth (se convirtió hace muchos
años) y miembro de la pequeña parroquia derethi que había en Kae antes de la
llegada del gyorn, Dilaf. Dilaf al principio se presenta como un útil ayudante,
pero su tremendo fanatismo, ausente totalmente del medido control y estricta lógica
de Hrathen, acaba convirtiéndose en un serio problema para los planes del sumo
sacerdote, que deberá lidiar con este extremista. A Dilaf le trae sin cuidado
exterminar a toda la población, disfruta con la matanza de herejes.
El odio puede unir a personas con más fervor que la fe.
Es muy interesante la relación de
rivalidad que se establece entre Sarene y Hrathen, las estrategias y contra-estrategias
políticas que monta cada uno para anular al otro. Muy pronto ambos se dan
cuenta que el otro es el verdadero peligro para sus objetivos, y no Iadon y su
gobierno plutócrata basado en el dinero (aunque este si sea un obstáculo importante).
De hecho, lo especialmente interesante es la admiración secreta (y parcialmente
negada) que Hrathen siente por Sarene, la única persona hasta la fecha que ha
sido capaz de vérselas con él en estas lides, y que de hecho le marca un montón
de goles a lo largo de la novela. Además Hrathen es probablemente el personaje
con la visión más completa, él es consciente de que en tres meses una invasión
de miles de monjes guerreros fanáticos tremendamente preparados va a asolar ese
reino, que no cuenta ni por asomo con una fuerza capaz de enfrentar algo
semejante, ni con defensas óptimas. Su única posibilidad de salvación pasa por
convertirles, y Hrathen está dispuesto a todo para salvar al reino, incluyendo
algunos sacrificios puntuales, algunas muertes hábilmente dirigidas. Pero eso
no impide que admire las habilidades de la princesa.
La verdad no podrá ser derrotada. Aunque la gente la olvide
temporalmente.
El paralelismo entre los tres también
es muy chulo, los tres salvadores. Raoden, el príncipe condenado que se niega a
rendirse y quiere construir un hogar y paraíso en el Infierno para el resto de
malditos, e incluso recuperar el poder perdido del reino. Sarene, la princesa
del reino vecino que tiene en todo momento la posibilidad de retirarse a su
hogar más allá del mar, pero se niega, no piensa permitir ni que Iadon siga
asfixiando al que ahora es su pueblo, ni que el Imperio Fjordell les convierta
a su fanatismo. Y Hrathen, el sumo sacerdote perdido que quiere evitar el
exterminio.
Tenemos que arreglar lo que está roto.
Sarene supone un ejemplo de personaje femenino y feminista en la fantasía, genero donde sabemos que a veces este modelo flaquea (en los últimos años menos, se está avanzando mucho y muy deprisa, pero antaño telita). No es una mujer que para demostrar que es fuerte la pones de guerrera repartiendo ostiones como panes, y ya maravilloso (tipo Red Sonja, de Robert E. Howard): convertir a una mujer en el arquetipo de macho Terminator pero con tetas y pelo largo como único método de empoderamiento no es muy feminista. Ya es bastante ridículo para los hombres. Sarene es una mujer crecida en un tiempo relativamente medieval y por tanto bastante machista, las mujeres son muebles decorativos en general. Y ella no es una soldado (por otro lado tampoco salen demasiados soldados, Raoden tampoco lo es), aunque sea una hábil practicante del deporte de esgrima. Pero es muy capaz de usar las armas de la política y la diplomacia, y de utilizar las escasas ventajas que tiene en este campo como mujer, y de subsanar o usar en su favor muchas de las desventajas. Es una mujer empoderada, trabajadora, capaz. Una líder nata.
Al final los tres personajes llevarán sus propias tramas que se entrecruzarán y se relacionarán para conducirnos al destino que espera al reino de Arelon y a las ciudades de Kae y de Elantris, así como a los propios protas. Un viaje donde deberán analizarse a si mismos y donde se enfrentarán a las mayores pruebas de sus vidas, poniendo a prueba sus valores, su confianza, sus diferentes habilidades. Y en el centro de toda esta trama, como el eje principal, como un protagonista mas, la propia Elantris. La ciudad donde antaño vivieron dioses y ahora es una cárcel sucia y mugrienta para gente considerada maldita, a quienes se les ha negado incluso el descanso eterno.
Raoden y Sarene en la ciudad de Elantris. Portada de edición americana.
Elantris se ubica, dentro del universo de Sanderson (el Cosmere) en
el mundo de Sel. Pese a que es la primera novela como tal que sacó de este Universo,
y que tiene mucho donde continuar, y de hecho él mismo ha declarado que la
historia continuará, de momento no tenemos noticia de la fecha de publicación
de los siguientes números. Pero sí que hay algunas novelas cortas y relatos más
en Sel, que vienen recogidos en la recopilación Arcanum Ilimitado.
En cuanto al Cosmere, pues aun no puedo hablar demasiado, algo he leído por wikias, pero poquito, para no spoilearme. Se supone que en sus colecciones de El Archivo de las Tormentas y Nacidos de la bruma sí que se desarrolla este concepto más. En definitiva es un Universo de muchos mundos (planetas), donde algunos tienen unos poderes y capacidades concretas, que solo pueden desarrollarse en ese mundo concreto (la AonDor solo puede existir en Sel). Cada mundo tiene por tanto su estricto sistema de magia o magias, pero a su vez hay un sistema común que une todos los mundos y sistemas. También existe una historia común al universo, como se formó, de donde vino, como se forman esas magias en esos mundos… Y algunos personajes ven el cuadro completo, o parte, y se mueven entre mundos, viajan entre ellos. Prácticamente nada de esto se ve en Elantris, de hecho ni siquiera se menciona que el nombre del mundo es Sel, eso lo he averiguado yo mirando en wikias. Es una novela que de momento es bastante a su bola dentro del universo conjunto. Aunque sí que sale, pero muy de fondo y camuflado, uno de estos personajes capaces de viajar entre mundos y que conocen la existencia del resto. Todo esto pueden consultarse y usarse de guía webs como Coppermind o Stormlight Archive. Vamos yo de aquí a no mucho tiempo espero estar con el primero de Nacidos de la bruma. Pese a todo esto también se puede leer de forma independiente.
Curiosamente, Brandon Sanderson
es mormón, de hecho estudió en la Bringham Young University, y fue misionero
mormón. Mi última experiencia con libros donde participó un mormón, El ciclo de la Puerta de la Muerte, fue bastante pobre, todo estaba recubierto de un tono
moralista e incluso “educador” (lo intenta), y una dualidad Bien-Mal bastante repelente
y atrasada. Pero en este caso todo lo contrario. Es cierto que la novela es
parcialmente mesiánica (especialmente el personaje de Raoden), y existe un
poquito de dualidad, con el tema de las religiones. El Shu-Korath es visto como
el cristianismo positivo, todo aceptación, ni siquiera tratan de convertir
especialmente, que venga quien quiera, y el Shu-Dereth como los fanáticos extremistas,
todo control e intransigencia. Buenos y malos. Pero tampoco se pasa, es
bastante ligero a la hora de meternos contenido moral. Y además tenemos a Hrathen
descompensando, quien es siervo y seguidor del Shu-Dereth (un puñetero gyorn,
un sumo sacerdote, como un cardenal) pero tampoco tiene las cosas muy claras. O
sea, no todo el mundo tiene que ser un fanático por cojones. Además, Sanderson
basó a Hrathen en sus propios tiempos como misionero, así que es posible que él
haga algo de autocrítica hacia él y hacia su fe sobre si está bien eso de ir
convirtiendo a troche y moche a cambio de la salvación. Me parece que trata
estos temas de un modo bastante ameno,
correcto, innovador, e incluso dulce.
Sanderson es un especialista y
profesor de literatura creativa, con algunos ensayos publicados acerca del
tema, y apasionado del mundo de la fantasía. Tiene una burrada de libros
publicados, y además suelen ser muy largos, y sigue subiendo.
Elantris es una novela bastante libre de los clichés típicos del género,
con unos sistemas de gobierno, relaciones, magias, etc. diferentes e
intrigantes, que mezcla fantasía con ciencia ficción. Muy recomendable para
cualquier lector de estos géneros. Ha recibido siempre críticas positivas,
aunque nunca ha ganado ningún premio. Tiene una fuerte carga de misterio, y otra de épica y política. Incluso la forma de visibilizar la guerra, los combates, etc. es diferente.
Hay muchas ediciones, la mayoría de
la editorial Nova, pero yo recomiendo comprar directamente la edición décimo
aniversario, versión definitiva del autor, que es la más completa. En tapa dura,
con una sobrecubierta chulísima con la ciudad de Elantris de fondo, etc. El
libro cuenta con tres cuidados mapas, uno del continente de Opelon y parte del
continente norte, con Teod; otro mapa de Arelon, y otro más de la ciudad de Elantris y de Kae. Además
cuenta con varios prefacios, prologos, comentarios de editores, del propio
Sanderson, una serie de escenas eliminadas, información sobre la AonDor y lista
ilustrada de Aones, etc. Es una gozada, aunque salga cara (26.50 €).