Yo sigo con el grimdark: esta vez
el primer tomo de la saga de La banda, que
tiene por nombre Reyes de la Tierra
Salvaje, publicado en 2017. Al igual que todo grimdark, se trata de una
obra poblada de antihéroes, con escenas truculentas y gores, cinismo,
desilusión, violencia, etc. Aunque en esta ocasión está mucho más presente una
fuerte presencia del humor (muchísimo humor), y un tono bastante más épico que
en otras obras de un grimdark más drástico y agresivo, como La Primera Ley, o El Arcano y el jilguero, etc.
No es tan oscuro como estas obras, de hecho está tan cubierto de humor, que
apenas es oscuro. Más bien utiliza un humor bastante negro. Una novela de
cerveceo, tabernas, colegas, nostalgia y rock viejo. Tiene incluso su propio trailer, que podemos ver en este enlace.
La obra se ubica en un mundo al más
puro estilo fantasía y grimdark, de hecho está pensado aposta para reflejar
todo el estilo característico, y luego bromear sobre él. Es un mundo donde
existe la magia, de tono medieval y con multitud de reinos que conviven en un
estado de tensión pacífica. Este territorio se llama Grandual, y en él hay
cinco reinos distintos, cada uno con sus particularidades, todas también súper típicas:
Narmeer (los sureños, rollo árabe), Fantra (marinos y navegantes, bastante
piratas y delincuentes), Kaskar (norteños puros, full guerreros del frio),
Cartea (pueblos de los caballos y las estepas, en plan mongoles) y Agria (reino
medieval central normal). Existe una ciudad en el centro que funciona como
lugar neutral para los cinco, Cinco Reinos.
Pero más allá de Grandual está la
Tierra Salvaje: un bosque gigantesco e interminable que ocupa de lado a lado
toda una franja del continente, habitado por toda clase de bestias, solitarias
o en manadas. Desde arboles carnívoros, a tribus de ferales y caníbales, y
cualquier tipo de monstruo. Todo bicho maligno o bestia que se os ocurra,
perteneciente a la fantasía más típica. Centauros, goblins, trasgos, ciclopes,
sierpes, gigantes, kobolds,… Incluso seres más chungos, como dragones (aunque
estos son raros, y viven en zonas muy aisladas) o ents. El autor usa los bichos
para crear referencias a muchas obras clásicas, como El Señor de los Anillos. También hay una enfermedad, la
podredumbre, que va petrificando poco a poco el cuerpo de los afectados hasta
matarlos. Un lugar terrible, y son escasísimas las bandas de mercenarios que
han logrado sobrevivir en ese lugar. Tras el bosque esta la Toga del Emperador,
una cadena montañosa también abarrotada de monstruos, y a continuación la República
de Castia, una nación humana, ya fuera del bosque y las montañas.
Antaño, hace milenios, todo el
territorio, desde Castia a Grandual, fue gobernado por una raza de seres
inmortales con orejas de conejo (literal) proveniente de otro mundo, los druin,
y por su monarca, el arconte Vespian. Este imperio, llamado el Dominio, o el
Antiguo Dominio, terminó hundiéndose por la propia presión de las bestias y monstruos
(algunos creación suya), y la mayor parte de la raza druin, escasa de por sí,
fue exterminada. Muy pocos viven hoy.
15 o 20 años antes del inicio de la novela, una banda de mercenarios (quienes normalmente son los aventureros más valientes y guerreros más fieros y arrojados), cazadores de bestias a sueldo, alcanzó el estatus de leyenda, amos y señores entre todos los mercenarios: Saga. Nadie podía competir con ellos, sus hazañas eran incontables: resistir durante días en asedios imposibles, enfrentarse a seres monstruosos y vencer, rescatar princesas de nigromantes malvados, etc. Tanto es así que fueron conocidos como los Reyes de la Tierra Salvaje, ya que fueron los aventureros que más campañas victoriosas y mayores gestas llegaron a llevar a buen término. Tras varios años de giras, al final se separaron en bastantes malos términos, y apenas se han visto desde entonces.
Ahora, los mercenarios se hallan
en decadencia, más centrados en las apariencias que en combatir monstruos de
verdad, acumulando famas y ganancias exterminando cuatro goblins viejunos en algún
pueblucho o un centauro perdido por las afueras de una ciudad. Y las bestias se
han multiplicado de nuevo, la Tierra Salvaje hierve de nuevo. Una nueva Horda
de la Tierra Salvaje se ha alzado, mayor de lo que nadie recuerda en ninguna
historia. Dirigida por un misterioso personaje llamado el Duque de los Confines,
ha asolado la República de Castia, y ha exterminado al ejército republicano y a
las tropas mercenarias de Grandual que acudieron a buscar la gloria. Solo la
ciudad de Castia resiste, en un asedio terrible, que no podrán aguantar mucho
tiempo.
En la ciudad de Vegabrupta, en Agria,
uno de los miembros de Saga, Clay Cooper, conocido como Mano Lenta (debido a
que siempre permite el primer golpe al rival), vive tranquilamente su vida en
el anonimato. Casi nadie recuerda ya que él fue un héroe en el pasado, gana un
buen sueldo como guardia de la ciudad, y vive con su mujer y su hija pequeña.
Evidentemente su mujer no quiere saber nada de todas esas historias de
grandeza, y el propio Clay, ya viejo, no está interesado en regresar al ruedo.
Pero todo cambia con la visita del antiguo líder de la banda, Gabriel, Gabe el
Gualdo (una mala traducción de Golden Gabe, podían haber puesto Gabe Dorado o
así), que viene a pedirle ayuda. Su hija
Rosa, una mercenaria conocida como la Sanguinaria o Rosa de Sangre, y su banda,
estaban entre los mercenarios que acudieron a Castia, y acabaron atrapados en
la ciudad. Gabe necesita que la banda vuelva a reunirse de nuevo para sacarla de allí, lo cual es una misión imposible.
Ha llegado la hora de reunir a la banda.
Pese a las reticencias que siente, Clay ve que no puede abandonar a su viejo camarada en la estacada, y decide acudir al encuentro de su última y más grande aventura. Por su amigo. Con la bendición de su mujer, quien comprende que debe partir obligado, los dos mercenarios acuden a reunir a los otros tres miembros, y a lograr los medios para su empresa. Arcandius Moog se trata de un excéntrico pero inteligente y sabio mago que renunció a la banda ya que su marido y amor Frederick se contagió de podredumbre. Dedicó todo su esfuerzo a combatir la enfermedad, y tras la muerte de Frederick (mago gay, me encanta), continuó su investigación para tratar de encontrar una cura. Matrick Machacacraneos se casó con la hija del rey de Agria, a quien conoció en una gira, y eventualmente se convirtió en el rey del país. Finalmente, Ganelon, el terrible guerrero sanguinario (prácticamente un genocida) que hacía las veces de su paladín, está preso en la más segura de las cárceles a causa de una traición terrible. Es más, es posible que si lo encuentran les mate a todos.
Y aunque consiguieran reunir a
todos sus miembros, empresa ya de por si complicada ya que tendrán que moverse rápidamente
por Agria y parte de Grandual para conseguirlo, y salvar viejas rencillas, aún tendrían
que atravesar toda la Tierra Salvaje, y luego romper el asedio de la Horda (lo
cual ni un ejército podría hacer) para sacar de allí a su Rosa. Un objetivo
imposible 100% incluso para un nutrido grupo de mercenario jóvenes, pero ellos
son 5 vejestorios, 5 viejas glorias. Arcandius está medio loco (más) tras
tantos años en solitario investigando la podredumbre, Matrick gordo como un tonel
por la comida de palacio, además de dominado por su esposa Lilith, y Gabe…es
una sombra de lo que fue. Delgado, alicaído, deprimido (se siente un mal
padre), casi patético, incluso ha vendido la espada mágica legendaria Vellichor que le legara el arconte druin
Vespian en su lecho de muerte. Y aunque Clay conserva bastante bien lo que fue,
esta viejo, sus músculos y huesos no son lo que eran, no tiene la resistencia
de antes.
-Fuimos grandes como gigantes. Famosos. Y ahora…
-Ahora no somos más que unos ancianos cansados.
El quid de la cuestión:
evidentemente, como en toda película sobre viejos guerreros o soldados que
vuelven a la acción, una vez entren en materia y recuperen algo de ritmo,
cuando se ponen a soltar ostias se quedan solos. Más duros que un bocadillo de
clavos. Lo cual mola mucho. Son un poco como el tópico del viejo maestro que en
realidad es el mejor de todos, solo que a lo grimdark: están más cascados, son más
gordos, son más duros, tienen más mala uva, y son más malos. Al menos Ganelón y
Matrick, son un par de cabronazos. Pero ni siquiera con ese espíritu a lo Liam
Nesson podrán forzar a la Horda a retirarse, son duros, pero son cinco. Durante
el trascurso de su aventura deberán encontrar un método para salvar Castia.
En este mundo, los mercenarios, que
generalmente funcionan por bandas (y llevan un rollo muy bandas musicales de
rock, hacen giras, tienen sus propios agentes, cobran tarifas, tienen fans,
etc.), son los especialistas en cazar esas criaturas salvajes, esos minotauros, lamias, etc. Hay bandas mejores y otras
peores, algunas se atreven con unas bestias, pero otras les superan, y no
aceptan x trabajos. O los aceptan y mueren horriblemente. En el pasado los
mercenarios eran hombres y mujeres valientes e indomables, si había que morir
se moría, pero marchaban a la Tierra Salvaje sin plantearse las consecuencias.
Y no daban importancia a las apariencias. Ahora todo es más moderno, mucha más
importancia de la apariencia, mucho más espectáculo de masas (antes se iba a la
batalla y se acabó, nada de publicidad, si triunfaban ya habría historias).
Nuestros viejos guerreros molan el doble por esto: son un grupo de combatientes
a la antigua, y pasan por encima de todos esos modernetes. Los miembros de Saga
son las verdaderas estrellas de rock de la fantasía, son Iron Maiden o los
Rolling Stones, aquellos que marcaron una época, pero ahora están
desactualizados.
Y aquí la tenemos. Una
rueda que va girando y girando hasta convertirnos a todo y a todos en polvo.
La novela tiene un acento nostálgico,
con todo el rollo de las viejas glorias volviendo a la acción, ellos fueron
grandes, volverán a serlo, etc. Además se acentúa por el hecho de que algunos
de ellos no tienen ningún interés en volver, como en parte Gabe, y sobretodo
Clay, pero no tienen más remedio. Mezclada con esta nostalgia, estos viejos
guerreros de un tiempo en el que todo era más grande y más glorioso, enseñarán
a los hijos de esta nueva era decadente hasta dónde puede llegar la épica de
una verdadera hazaña. Y vaya si tiene épica. Hay momentos que estaba por coger
una espada y salir yo a la calle a buscar la gloria.
No debéis elegir entre la vida y la muerte, ¡sino entre la vida y la
inmortalidad! Si os quedáis aquí, moriréis en la sombra. Pero si me seguís,
¡seréis eternos!
También tenemos reflexiones
bastante severas, como por ejemplo hasta donde es lícita la sensación de
justicia de la humanidad salvando a otros humanos, cuando los mercenarios han
llevado a cabo desde hace siglos partidas de exterminio sobre poblaciones de
seres no humanos. Sin importar si atacaban o habían atacado antes a humanos, si
eran bebes o adultos, etc. Se han atrapado y criado en cautividad bestias para
luego enfrentarlas en los coliseos entre ellas o a guerreros humanos.
Finalmente, el centro de la
novela, su hilo conductual: el humor. Te partes de risa. Situaciones
disparatadas, armas de descojone (un sombrero del que puedes sacar todo tipo de
comida, que Moog utiliza para lanzar pollos asados a sus enemigos, o un cuerno
que sopla abejas cabreadas). La búsqueda de un oso lechuza, criatura mítica
nunca avistada. Clay Cooper hasta la polla de todo el mundo todo el rato,
porque es el único con dos dedos de frente. La principal intención de la obra
es divertir. El autor adereza este
coctel con fuertes dosis de humor negro: caníbales siendo devorados por sus congéneres,
Ganelón cargándose poblaciones enteras como quien mea, la intervención de un
curioso inmortal o renacido, los hijo bastardos de algún personaje, o la lluvia
de ostias que se lleva algún imbécil cuando le infla lo bastante las narices a algún
miembro de Saga. Por poner ejemplos. Por ejemplo, en general con los excéntricos
planes de Moog te meas.
Un yelmo solo servía para obstaculizar la visión y limitar la capacidad
de audición, y además le hacía parecer a uno un tonto de narices. Clay Cooper pasaba
de los yelmos. Y se acabó.
Cada personaje, empezando por los
de Saga, tiene sus aristas morales, ya que no son perfectos, esto es grimdark.
Ganelon es un hombre monstruoso sin conciencia, o casi; Moog un excéntrico parcialmente
evadido de la realidad; Gabe un líder manipulador enfrentado a su propio idealismo
fracasado; Clay un hombre violento que trata de controlar su propio genio y
convivir con su pasado (por esta razón es el más contenido y sensato de todos);
y Matrick un criminal sin escrúpulos, que si puede ganar un combate apuñalando
por la espalda, mejor. Beben cerveza, fuman, se emborrachan de fiesta en tabernas de mala muerte, incluso se drogan,
alguno se va con meretrices, y les gusta la mala vida, aunque alguno trata de
ocultarlo. El resto de personajes más de lo mismo, como reinas arpías; el Duque
de los Confines, una criatura consumida por un deseo de venganza y una
oscuridad ancestral; o Kallorerk, el antiguo agente de Saga, una sanguijuela
cobarde y traicionera a la que solo le interesa el dinero.
Todos somos productos de nuestro pasado.
El libro está escrito con un
ritmo ágil y trepidante, que no se detiene a analizar mucho lo que pasa,
excepto en un par de capítulos más introspectivos. No es una novela muy compleja, la trama es bastante sencilla: su genialidad radica en como se sirve de esa trama fácil para introducir tantas referencias (a tópicos, a otras obras de fantasía, al rock, etc.) y tantas escenas divertidas, graciosas, entretenidas y hasta épicas. En general saltas de una
escena a otra, de una chorrada y de una burrada a la siguiente, siempre riéndote.
Como hemos dicho, pese al humor constante, el autor sabe imprimir esa tonalidad
nostálgica de las viejas glorias de un Rock and Roll que está desapareciendo,
pero que piensan irse dando tralla, y en otras escenas, una épica potente. Hay
como un momento en que parece que el libro se vuelve súper Alta Fantasía, muy
serio y directo. Son más de 500 páginas y se te pasan volando.
Su autor Nicholas Eames, es un
canadiense que abandonó la universidad (estudiaba arte) para dedicarse a la
escritura. Esta es su primera obra. Se define como fanático del café negro, el
whisky puro, y los videojuegos. Ha recibido algún premio por Reyes de la Tierra Salvaje, y en 2018
publicó su secuela: Rosa la Sanguinaria.
Tiene su propia web, que se puede ver aquí.
En España ha sido publicado por Gamon, una nueva editorial que ha decidido meterse de lleno en el mundo del grimdark y lo oscuro, con otras sagas como Los magos de la pólvora o El legado del Hierro Negro. La novela esta publicada en tapa dura con sobrecubierta, utilizando una de las imágenes de la web del propio Eames, y con un resultón mapa a doble página de todo el mundo de la obra. El gramaje de la obra y la calidad de la tinta, así como de la traducción son geniales, adecuado para los 20,90 euros que vale.