martes, 1 de marzo de 2022

LAS TRES MUERTES DE FERMÍN SALVOCHEA - JESÚS CAÑADAS


 

        Esta es una BRUTAL novela de 2017, escrita por Jesús Cañadas, que representa para mí no solo una de las mejores muestras de terror, fantasía urbana y steampunk españoles, si no que en general es de lo mejor que he leído en todo el mundo.

        La novela tiene por figura central (que no protagonista) a Fermín Salvochea, personaje histórico real, alcalde de Cádiz, ciudad donde se desata la trama, en 1873, durante el alzamiento de la I República, y un reconocido anarquista y ateo. La novela comienza 33 años después de ese mandato, en 1907, el día de la muerte de Fermín.



Retrato de Fermín Salvochea, pintado por Federico Godoy y Castro en 1900. 


        Nuestro protagonista principal es Sebastián, llamado Chano por su padre, un jovenzuelo de 13 o 14 años de las calles gaditanas que trabaja como aprendiz del boticario del barrio para ganar unas perras con las que contribuir a la empobrecida economía familiar, que prácticamente tiene que subsistir con eso y con lo poco que gana su madre como costurera barata, ya que su padre es un alcohólico fracasado incapaz de conservar un curro y solo se pule el dinero en bebida. Únicamente tiene dos amigos: El Pani, cuyo nombre real es Cristóbal, un chaval de familia aún más pobre que él que debe vérselas a diario con un padre que les arrea palizas de muerte a él, su madre y sus hermanos; y Candela, una huérfana que vive en un orfanato regentado por unas monjas tiranas dirigidas por un aún más tiránico cura, el padre Abel. Candela también está acostumbrada a recibir palizas, solo que en su caso son “en nombre de Cristo, ofendido por su alma pecadora”. Monjas y curas que apalizan a niñas por el bien de sus almas. De manera que nuestro Sebastián, pese a tener una vida que dista mucho de ser fácil, y conoce la pobreza, las penurias, las lágrimas, el dolor y la tristeza de un niño que apenas tiene nada, es el más afortunado de sus amigos, ya que aunque imperfectos (principalmente su padre, su madre es una santa jabata), tiene unos padres que le quieren y no le pegan. Además, su patrón, el Perejil, el boticario, es bastante bueno con él, y encima de pagarle bien, le educa en letras y le deja leer sus libros de aventuras.

        Su padre, Juan Jiménez, conocido como Juaíco, es un borrachuzo putero y vividor que ha desperdiciado su vida en la botella y la jarana, y actualmente solo recibe lastima y es acreedor de varias deudas acumuladas por su mala vida. Pero también es un hombre cariñoso y bueno a su manera, que siempre ha intentado hacer feliz a su familia, aunque luego no pueda evitar cagarla con sus borracheras. Tiene una imaginación desbordante, y se ha pasado toda la infancia de Sebastián inventándose historias para entretenerlo y hacerle soñar, historias sobre barcos piratas voladores y otras fantasías. Pero antaño Juaíco fue más. Mucho más. Una parte de su pasado es conocida por todo Cádiz, otra solo es conocida por un Cádiz distinto. Y estuvo ligado por juramento a uno de los hombres más misteriosos y amados de la ciudad: Fermín Salvochea. El día que comienza la novela, 27 de septiembre de 1907, en el que el viejo político falleció, y entristecido por la muerte de su amigo, Juaíco empieza a narrarle a Sebastián la verdadera historia de su vida. La historia que lo bendijo y lo maldijo para siempre, una historia increíble y terrible, enturbiada por la duda de si estamos contemplando una verdad oculta o una nueva fantasía de alcohólico.  

 



Hay otro Cádiz escondido. Oculto a la vista de todos, desde el bedel del Ayuntamiento a esa señora ciega que ha venido esta mañana. Ese otro Cádiz es antiguo, Juan. Y como todas las cosas que llevan mucho tiempo en el mundo, es peligroso.

 

        Y así entramos en una segunda narración, que se solapa con la de Sebastián. En el pasado, hace más de 30 años, Juaíco fue el mejor barbero de todo Cádiz. Ya por entonces era un fiestero conocido, pero entonces, en su juventud, sumado a los jornales que ganaba, podía salvar mejor la dignidad. En aquel entonces fue reclamado por el nuevo alcalde, Fermín Salvochea, como su barbero personal. Pero secretamente, el alcalde anarquista le introduce en un mundo subterráneo de secretos y misterios.

 

Las calles eran un laberinto donde los edificios se arrimaban unos a otros intentando huir de la humedad, donde la piedra era hija del mar, donde la voz de los piratas aún se oía entre barboteos de leyenda y estupor.

 

        De día, Fermín es un alcalde y político anarquista y cantonalista que lucha contra la opresión de la aristocracia y la burguesía sobre la clase obrera, que trata de defender a los oprimidos. Pero de noche, es un defensor de la humanidad frente a las amenazas de lo maldito. Concebido como una especie de Van Helsing gaditano, incluyendo uso de armas steampunk como pistolas gancho de vapor, Salvochea está en guerra contra criaturas sobrenaturales. El barbero Juan será una de las pocas personas que conozca al verdadero Fermín Salvochea.




Fermín Salvochea de cerca con sus características gafas ahumadas. 


        Fermín lleva a Juaíco como su ayudante en el mayor misterio que ha asolado Cádiz, un caso que los arrastra por las catacumbas de la ciudad, conociendo a los personajes más misteriosos de la zona, tales como María Moco, que reina en sus cuevas, o Liérganes, el despiadado hombre pez al frente de una banda de contrabandistas, y una oscura estirpe de vampiros que hace peligrar la vida de todos los gaditanos. Enredado a todo esto, en el centro de este huracán sobrenatural en el que se convierte la vida de Juaíco, hay un convento recientemente desahuciado, media tijera desaparecida, y una misteriosa torre que encierra un mal ancestral y parece mantenerse en movimiento y nadie sabe encontrar. 

        La tragedia que tortura a esos seres malditos (vampiros, entre otros) hasta convertirlos en criaturas de muerte y dolor es desgarradora, y ni siquiera el propio Fermín es inmune a la lástima que provoca su desdicha eterna, pero aun así, no le tiembla la mano a la hora de devolverles al abismo. Él es el cazador, y su tarea es evitar que esos monstruos dañen a otras personas y aumenten sus filas, y la única forma para ello es darles muerte. Liberarles. Ese ambiente trágico y dramático nos acompañará durante toda la novela, nuestro Cádiz de brujería esta cosido con él, y cuanto más profundizamos, más tragedia hay. Y a menudo esa tragedia oculta el nacimiento de los males más perversos.

 


Te concedo el poder de las sombras. La muerte en vida. La voz doliente. Ahora eres pesadilla. Eres susurro. Eres ocaso. Eres mío. Levántate y sírveme.

 

        Uno de los aspectos más interesantes es como se repite constantemente un nombre concreto: Beatriz Aramburu. Una misteriosa mujer perteneciente a la más alta sociedad gaditana, hija de la poderosa familia Aramburu, quien en el pasado guardó una estrecha relación con Fermín, y cuyo nombre resuena por los rincones subterráneos de la ciudad. Nadie sabía quién era realmente Beatriz, pero… ¿hasta donde llega la sombra de esta mujer? ¿Cuál es exactamente la relación que tiene con todo ese drama de monstruos, mitos, fabulas, leyendas?

        Fermín es evidentemente un personaje genial: todo lo que hace, lo hace bien. Es fuerte, rápido y letal, no duda a la hora de dar caza a sus enemigos, es inteligente y sagaz, y encima es piadoso y bueno. Tiene por Cádiz una red que colabora con él, tiene inventos, y tiene dinero. Pero es Juaíco el verdadero misterio. Salvochea elige a este hombrecillo por alguna razón para ayudarle en su misión y nunca duda de que sea el hombre adecuado. Un hombre inútil para el combate, cobarde, alcohólico, fiestero, incapaz de acarrearse responsabilidades, ni siquiera puede serle fiel a la mujer que ama (Antonia, la futura madre de Sebastián), pero al mismo tiempo…podemos ver a un hombre contradictorio que es mucho más que todo eso.

 

La culpa es más fiel que la mejor de las amantes. Te visita por la noche. No te deja dormir, y cuando conquistas aunque sea un par de horas, se cuela en tus sueños y te ahoga por dentro. No se lo permitas, Juaíco.

 

        Mientras el barbero fracasado va contándole esta historia a su hijo, a capítulos, este y su grupo de amigos, a quien se añade una recién llegada al orfanato de Candela: Julieta, una hermosa huérfana de pasado misterioso, tratan de desentrañar los misterios que van surgiendo alrededor de la muerte de Fermín. Misterios que poco a poco, se van relacionando extrañamente con la rocambolesca historia que le está contando a Sebastián su padre, plantando en los chavales una duda: ¿serán verdad los delirios de Juaíco? ¿Un sanguinario pasado enterrado hace 33 años por el recientemente fallecido ex-alcalde y el alcohólico barbero resurge ahora para tratar de arrasar Cádiz de nuevo? ¿Cuál es el verdadero secreto de la historia de Juaíco, ese que esté no acaba de narrar?

 

Llevas toda la vida mirando al pasado. ¿No sería hora de que empezases a mirar el futuro?

 

        Los tres amigos, que recuerdan a una versión andaluza de los Goonies, solo que mil veces mejor, beben de esa tradición que se empezara con esa película, hace ya 37 años, y que un año después triunfó tantísimo con It (1986). El sistema de niños detectives. En los años siguientes ha habido muchos libros y películas que han recogido el género para adaptarlo a sus propias obras, desde la peli de Explorers (que salió más o menos a la vez que The Goonies) a los libros del Equipo Tigre de Thomas Brezina, para chavalines pequeños. El punto de Cañadas, su toque personal, es la tragedia que envuelve a estos chicos. Al igual que el resto de personajes (Cañadas no deja ni uno a medias) están muy definidos y la calidad de la profundidad que alcanzan es sorprendente. Estos chicos están destinados a conocer secretos insondables, y conocerán el amor, aunque quizá no con quien pensaban, y también conocerán el verdadero terror.

 

Tiene muchos nombres. Muchas formas. Es antiguo. Nada humano le es ajeno.

 

        Cañadas nos transporta a un Cádiz mágico e irreal, pero al mismo tiempo está contenido por unas dimensiones duras y realistas. Bebida, pobreza, padres abusivos, maltrato físico. Si acaso, toda esa magia y ese terror que recubren la novela son aún más mágicos y más terribles, precisamente por estar recubiertos de esa realidad. El autor compone así un Cádiz hermoso y trágico al mismo tiempo, mágico y tenebroso, una pintura de muchísimos tonos y muy completa. Para darle más matices y más color andaluz (“Sevilla tiene un colooor especiaaaal” xD) a esta historia, Jesús Cañadas, gaditano de nacimiento (esta novela tuvo que salirle de las entrañas joder), utiliza un verdadero lenguaje gaditano para todas las narraciones y sobre todo para los diálogos. La forma de comunicarse, de hablar, de dirigirse, de cagarse en todo lo cagable, es puramente gaditana. Los personajes, por esto, no pueden ser más reales. Son gentes de a pie de Cádiz (menos unos pocos, como Fermín, que fue criado en parte en el extranjero, o el Perejil, que es vasco), y usan las expresiones típicas de las gentes de a pie. De hecho, tal es así, que se incluye al final del libro un glosario de términos gaditanos, por si acaso. Ver como en un momento épico de cojones El Pani le dice a Sebastián “oye picha, ¿qué hacemos?” te hace sentirte de verdad en esa ciudad de cuento.



        La novela es súper interesante, y esa estructura en dos tiempos, la de un padre y la de un hijo, dos generaciones de la misma familia, le confiere una riqueza increíble. Conocemos al Juaíco de hace años y al de ahora, mucho más patético, vemos el autodesprecio que esté siente por sí mismo, la opinión de Sebastián por su padre, que varía a lo largo de la novela, etc. Tiene algunas escenas que son tristes y duras A RABIAR. Joder hay momentos en los que ni Stephen King me lo ha hecho pasar tan mal, pero ni lejos. Creo que únicamente José Antonio Cotrina con Coda me hizo sufrir tanto con una novela, desear tanto que no acabe mal, pasarlo tan mal con alguna muerte. Y también, después de las ostias que te llevas, crecerte tanto con momentos de una epicidad sobrecogedora. Chapó.

        La obra contiene además diversos easter egg en forma de ficción mitológica, o fantasía mítica, al estilo de American Gods. Pero con un sabor muy andaluz. Y es que muchos de los personajes y leyendas, como María Moco y sus cuevas (una red de túneles del copón), son verdaderas leyendas de la ciudad gaditana, pertenecen a su folklore. El hombre pez (en el link viene mas info) es otra interesante leyenda que confluye entre la ciudad de Cádiz y Cantabria, concretamente el pueblo cántabro de Liérganes (de donde proviene el nombre del personaje). Cañadas solo los recoge y recicla para su novela, aportándoles una personalidad y haciéndolos sus personajes, pero ya existían antes. Por tanto toda la novela está poblada por ese Cádiz de leyenda, esta hilada con sus cuentos y sus historias, el autor solo aporta el hilo de unión. Y cohesionando todo ese hilo, se encuentra la ficción histórica, como con Tim Powers (La última partida), utilizando al histórico Fermín Salvochea, quien en la sombra era un Van Helsing con gafas.

        Aparte de todo esto, la novela tiene todo. Cañadas no se deja un detalle. Tiene un horror de los más finos que he leído, hermoso, gótico y trágico como la interpretación de Drácula de Gary Oldman, y terrorífico como la peor de las escenas de Pennywise. Unos detalles steampunk, en una fantasía urbana, que agilizan mucho la novela. Unos personajes de una enorme profundidad. Un equilibrio entre personajes femeninos y masculinos: la indomable Candela, trágica y aun así la más rígida e imparable de los jóvenes detectives. La misteriosa Beatriz Aramburu, cuyo personaje conocemos mientras los protas van desentrañando su misterio. Rosa Marina, la guerrera, ladrona, feminista y pensadora que hace de contraparte femenina de Fermín: Rosa Marina se mueve en el mismo mundo de leyendas y monstruos que Fermín, pero ella no está atada a la defensa de Cádiz, y sigue sus propios objetivos. Incluso hay personajes LGTBI. 

 

La tormenta clamaba una venganza incomprensible por encima de sus cabezas. Sí, era el momento. Era el final de todos los caminos, el día en que se pagaban culpas de las que nadie había oído hablar.

 

        La novela no tiene desperdicio ninguno. Esta editada por Roca, en dos ediciones, una de tapa dura (9 € con algo) y otra de tapa blanda (17,95€). Y merece la pena leerla un montón.   

 



(…) y tantos otros gaditanos que habían sufrido aquella maldición durante más de treinta años.

 

 


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