miércoles, 1 de junio de 2022

EL OJO DEL MUNDO - ROBERT JORDAN

 


        El Ojo del Mundo es el primero de los tomos que componen la gigantesca y megalítica saga de La Rueda del Tiempo, escrita por Robert Jordan. Esta saga comenzó a escribirse en 1984, y el primer libro se publicó por primera vez en 1990, y costó un total de 29 años (contando desde 1984) terminar con toda la colección (se finalizó en 2013). Se compone de 13 libros, más una precuela (la mayoría de más de 700 páginas, muchos de más 1.000), lo que hacen de leerla un trabajo de larguísima duración. En España fueron publicados por diversas editoriales (Timun Mas, Atalaya, Planeta DeAgostini) en una serie de ediciones bastantes complicadas de seguir, ya que dividían los libros en varios tomos menores, cambiaban títulos,…. Un cristo de narices, y un coñazo como coleccionista. Recientemente Minotauro reinició desde 0 su publicación, sacando una colección completa y ordenada que es una gozada (que es como estoy leyéndola yo), y que presentaré más adelante.

        Robert Jordan (1948-2007) era un autor estadounidense de fantasía, western, etc., pese a ser diplomado en Física en una Universidad de Carolina del Sur. Participó en la Guerra de Vietnam, donde recibió varias medallas. Era un cristiano episcopal bastante conservador y firme en sus creencias (algo que como veremos puede observarse en su obra). Murió en 2007 a causa de una amiloidosis cardiaca que se le diagnosticó un año antes, con 58 años, y dejó La Rueda del Tiempo inacabada. Su obra fue terminada por Brandon Sanderson (autor de Nacidos de la bruma, El Archivo de las Tormentas y Elantris, entre otras), con tres libros que cerraron la saga (según se dice de forma más que notable, algo que me creo atendiendo a la calidad a las que nos tiene acostumbrados el colega Sanderson).

        La novela nos ubica en un mundo de fantasía al uso, de un estilo medieval. La Rueda del Tiempo hace referencia a uno de los conceptos primordiales de este mundo, según el cual el Tiempo es una rueda dividida en siete radios, cada uno de los cuales constituye una Era. Con el girar de la Rueda las Eras viene y van, dejando recuerdos que se tornan en leyendas y luego en mitos (“la historia se tornó en leyenda, la leyenda, en mito”, ¿os suena?, es de El Señor de los Anillos), para al final caer en el olvido cuando la Rueda da la vuelta. En este girar, los acontecimientos se repiten en parte (mito del eterno retorno), pero con diferencias.



La Rueda del Tiempo, que mueve las Eras, y la Gran Serpiente que simboliza el infinito, los dos grandes símbolos primordiales de la saga.

        En este mundo de fantasía existe una fuerza mágica de poder ilimitado, llamado el Poder Único, que nace de la Fuente Verdadera, la fuerza vital del Universo que hace girar la Rueda del Tiempo, y que se divide en la mitad masculina (Saidin) y la mitad femenina (Saidar). Aquellos capaces de encauzar y controlar este Poder Único, un don con el que se nace o no, son los llamados Aes Sedai (los magos de la saga, vamos), la orden de hombres y mujeres que desde tiempo inmemorial han regido el destino de la humanidad. Frente a estos poderes “benignos” (ya veremos que la distinción ente malo y bueno no es tan firme, existe mucha dualidad moral), está el Oscuro o Shai’tan, el origen de todo el mal, la antítesis absoluta del Creador. En el momento de la Creación, el Oscuro fue encarcelado por el Creador en las profundidades subterráneas de Shayol Ghul, una prisión fortaleza en los confines del continente y casi del mundo.

        En el pasado, miles de años antes, los y las Aes Sedai construyeron una paz dorada con su poder, de la que apenas se conservan vagos recuerdos y algunos monumentos y restos. Durante la Era de las Leyendas, unos 3.000 años o más antes del tiempo principal de la novela, el Oscuro comenzó a aumentar su influencia, y nació Lews Therin Telamón, un encauzador y Aes Sedai tan poderoso que más adelante sería conocido como el Dragón. Junto a su grupo de leales, los Cien Compañeros, cien encauzadores sumamente poderosos, dirigió los ejercitos de la Luz y el bien en la Guerra de la Sombra, para mantener prisionero al Oscuro y a sus criaturas malignas. Pero el poder benigno comenzó a desestabilizarse, envidiosos del poder y la gloria del Dragón, algunos de sus generales comenzaron a traicionarle, y se pasaron a las filas del enemigo, naciendo así los Renegados, los trece sirvientes más leales y poderosos del Oscuro. En una batalla final en la misma Shayol Ghul, Lews Therin y sus Compañeros reforzaron los sellos que mantenían prisionero al Oscuro y arrojaron a los Renegados con él, y fueron confinados en la misma prisión que su señor.



Shayol Ghul.

        Pero en una trampa final, el Oscuro aprovecho ese contacto en esa batalla para contaminar el Saidin, la mitad del Poder Único esgrimida por los hombres, y les volvió locos a todos. El Dragón y sus Cien Compañeros, así como el resto de los hombres portadores del Poder, enajenados, destruyeron la faz de la tierra, alteraron el curso de los ríos, provocaron maremotos, derribaron ciudades, hicieron nacer volcanes…La propia estructura del continente cambió: el Desmembramiento del Mundo se le llamó. Y fueron consumidos por su propio poder, muriendo. El daño que el propio Lews Therin provocó fue tan inmenso que pasó a ser conocido como el Verdugo de la Humanidad, y el apelativo del Dragón pasó a ser sinónimo del mal encarnado. Según una profecía, algún día el Dragón regresaría, reencarnado, y portaría con él el poder para destruir el mundo (también para salvarlo). 



Lews Therin Telamón cayendo en la locura, durante el Desmembramiento del Mundo.


        La humanidad estuvo al borde de la extinción en este momento, pero sobrevivió, gracias a la guía de las mujeres Aes Sedai: ellas no participaron en la batalla final, temerosas de una trampa, y gracias a ello pudieron proteger a los restos de la humanidad y guiarles. Se construyeron nuevas naciones, nacieron nuevos imperios, y la humanidad continúo su camino dejando atrás la tragedia. Pero a partir de este momento, solo las mujeres pudieron ser depositarias del Poder Único, ya que cualquier hombre que lo tocara sería contaminado por el Oscuro. Incluso existen Aes Sedai dedicadas a cazar a hombres que han tocado el poder y se han vuelto locos. Las mujeres se tornan así en un poder místico, una fuerza terrible y desconocida que gobierna por encima de reyes y reinas, guardianas de la humanidad, y con el acceso vedado a los hombres. Además son protegidas (y no es que necesiten mucha protección, porque sueltan unos hechizos de destrucción importantes) por su propio cuerpo de elite, los Guardianes, unos hombres ligados a ellas por vínculos mágicos, y con capacidades aumentadas, tipo sigilo, destreza, etc. Son la ostia también, muy rollo montaraces.



Reunión de Aes Sedai, en la serie. 

        Cada ciertos cientos de años, un encauzador hombre especialmente poderoso desataba una guerra y se le conocía como el Dragón, siempre creyéndose que era la resurrección del Verdugo de la Humanidad, pero siempre era derrotado y destruido por las Aes Sedai, revelándose como un falso Dragón.

 

Las Aes Sedai no libran guerras, mueven los hilos del mundo desde la Torre Blanca.

 

        Y así llegamos al punto de nuestra historia, 3000 años después del Desmembramiento el Mundo: la guerra contra el Oscuro se ha reavivado, todo indica que las cadenas que lo mantienen atado se están soltando, y su poder crece. La Llaga, las tierras malditas donde ejerce su fuerza y viven sus criaturas, hierven de seres malignos y se están extendiendo, los reinos fronterizos apenas pueden contener ya el empuje de este nuevo ejército. Además, las tensiones políticas por todo el continente, entre distintas facciones y reinos, son la orden del día. El Oscuro ataca cuando la humanidad no presenta un frente unificado, todo el mundo está dividido. Para colmo, en el sur, un nuevo Dragón ha surgido (esperemos que sea falso), y avanza con sus tropas sobre Tar Valon, la capital de las Aes Sedai.

 

El Cegador de la Vista está próximo a aparecer. Diles que permanezcan atentos ante el que despierta con el crepúsculo.

 

Las ataduras son cada vez más frágiles.

 

        Nos ubicamos en la versión perfecta de la Comarca: Dos Ríos, perteneciente al reino de Andor (ojo, un reino gobernado exclusivamente por reinas, el poder real reside en las mujeres). Dos Ríos es una comarca aislada y autosuficiente, nadie pasa por allí menos un par de buhoneros al año, y nadie sale en general. Nuestro principal protagonista, Rand al’Thor, vive feliz como hijo de un granjero corriente, en su granjita a unas pocas horas del pueblito de Campo de Emond (en la comarca hay solo unos pocos pueblos), y no espera mucho más de la vida (es un Eragon en toda regla, como se nota de donde se inspiró Christopher Paolini). Tam al’Thor, su padre, es un señor un poco misterioso pero todo OK. Todo cambia cuando el pueblo recibe la visita de una misteriosa mujer y su guardaespaldas, quienes resultan ser la Aes Sedai Moraine y su Guardián, Lan. Están buscando algo.

 

Todo de cuanto dispongo es de una espada y una guerra que no podre vencer, pero que no se me será permitido abandonar nunca.

 

        Ese mismo día sucede en toda la zona un ataque de trollocs, unas bestias medio animales medio hombres, bastante estúpidas (tipo orcos) pero que sirven incondicionalmente al Oscuro. Afortunadamente son derrotados gracias a la intervención de Moraine y Lan, pero saben que si siguen enviando hordas cada vez mayores, ellos solos no podrán defender a los aldeanos. Rand, así como sus amigos Perrin Aybara (un joven aprendiz de herrero de una considerable fuerza) y Matrim Cauthon (un travieso y bromista jovenzuelo que siempre anda haciendo trastadas), descubren que han sido marcados por el Oscuro, son su objetivo por algún motivo, y arrasará todo a su paso por atraparles. La única salida es abandonar el pueblo (para que no lo ataquen) y protegerse en Tar Valon, donde quizá puedan aprender a hacer frente al enemigo. Quizá sean los depositarios de un poder suficiente como para enfrentar al Oscuro. Siniestros poderes buscan algo que ellos portan en su interior. Además, de Lan y Moraine, en su viaje también los acompañan el juglar Thom Merrilin (un hombre misterioso que esconde mucho más de lo que muestra, bastante acostumbrado a los peligros del camino) y Egwene al’Vere (hija del alcalde y amor adolescente de Rand, quien ha sido identificada por Moraine como portadora del Poder Único y ha decidido acompañarla a Tar Valon para convertirse en Aes Sedai).



De arriba abajo: Rand, Mat y Perrin. Su viaje apenas ha comenzado, y aún son poco mas que tres mataos que intentan sobrevivir como buenamente pueden, mientras son el objetivo de poderes que apenas alcanzan a imaginar.



El misterioso juglar Thom Merrilin.



Lady Moraine, una respetada y poderosa Aes Sedai, y su Guardián, Lan, un hombre constantemente perseguido por los fantasmas de su pasado y su herencia. No, no se molan, el corazón de Lan pertenece a otra, pero el Guardian esta ligado a Moraine como su protector y protegido.  


        Mientras son perseguidos por trollocs y criaturas aún más peligrosas, como los Myddraal, unas especies de Nazguls que dirigen a los trollocs y son bastante poderosos y peligrosos, los protas descubren que las Aes Sedai, y Moraine incluida, pueden ser mujeres despiadadas, dispuestas a todo para impedir al Oscuro su objetivo. Y no dudará en sacrificarles si no le queda otra. Pero también es una mujer compasiva, quiere ayudarles de verdad, y salvarles, además confía en que en uno de ellos resida el secreto para ganar la guerra.

 

Parte del mundo se moldeará a ti, si no lo estas configurando ya.

 

        Su camino está lleno de peligros, y es lento, se perderán, tendrán que tomar sendas improbables a destinos fatídicos (la siniestra ciudad maldita de Shadar Logoth), se encontraran personajes increíbles, se perderán y reencontrarán… Y mientras tanto, un poder antiguo está resurgiendo, enemigos que creían vencidos retornan de un destino peor que la muerte.



Los jodidos Myddraal. Que mal rollo dan y como molan.

Las sospechas y el odio habían engendrado algo que se alimentaba en sus cimientos, algo encerrado en el lecho rocoso sobre el que se alzaba la urbe.

 

        ¿Muy Señor de los Anillos no? Incluso tenemos una entidad maligna e informe, indeterminada, del que nace todo el mal y de oscuridad absoluta e inexplicada, es malo porqué es malo, quiere mal, no le busquéis más vueltas. Aquí tenemos el extremismo moral, una posición muy de blanco y negro. Y si nos quedáramos con esto podría ser un poco rollo. Lo guay de Jordan es que nunca esta tan claro quien sirve al Oscuro, o quien esta corrompido, aunque no lo sea por él. Hay muchos hombres y mujeres malvados en esta saga, algunos sirven al Oscuro en secreto, otros se creen verdaderos santos pero vaya panda de cabrones, y hay gente que simplemente es mala, o quiere lucrarse, o tiene sus demonios. Además de mucha gente que se encuentra en la escala de grises. Y eso mola.

        Es una novela introductoria, es la definición perfecta. Son 800 páginas y apenas vemos por donde van a ir los tiros y plantean algunos de los misterios. El secreto tras Rand (el principal, al menos) no sorprende a nadie, es más que evidente. Casi diríamos que la única solución probable. Evidentemente Harry Potter es el elegido, gracias JK. Pero quitando eso, te abre diversos misterios que no tengo claro por donde pueden tirar, varias cosas están envueltas en la leyenda y no tengo dudas de que las iremos viendo resolverse durante el desarrollo de los libros. No todo es predecible. Ni mucho menos.

 

El Entramado está componiendo una trama, pero su forma final todavía no está establecida.

 

        Rand, Mat y Perrin, y en menor medida Egwene y una cuarta protagonista que no inicia el viaje con ellos pero que se reengancha un poquito más adelante (para mi es la más molona de todos), al principio son bastante paletos y no se enteran de la misa a la media, te das un poco de cabezazos. La quinta prota menos, ella empieza siendo más hábil desde el principio. Pero rápidamente irán ganando en capacidades, destrezas, y mentalidad, mientras asumen en qué clase de aventura se han embarcado, y el tipo de sacrificios que se verán obligados a realizar. Para el final de la novela los lectores/as ya podemos predecir por donde va a tirar cada uno, y cuál va a ser su modelo de personaje. Muy vagamente todo, pero una idea.

        El entramado de facciones que se plantea en el libro, y el nudo de relaciones políticas entre ellos es muy interesante. En el fondo el Oscuro y su guerra son poco más que un mecanismo conductual para dirigir el libro, pero lo que hay detrás…es chulo. Por ejemplo, por contraposición a las Aes Sedai, existe una orden llamada los Hijos de la Luz, un ejército (enorme) de caballeros monjes guerreros, todos de blanco rollo templarios cruzados, muy celosos de la fe y unos auténticos fanáticos, que ven en las Aes Sedai el mal encarnado. Nada más que unas servidoras del Oscuro encubiertas. Así que se deciden a cazarlas sin misericordia (siempre que ellas no les cacen a ellos).





La siniestra y tétrica Shadar Logoth.


     Sinceramente, la recomiendo. Es vieja, pero se me ha hecho amena e interesante, y hay TANTISIMO por descubrir, que es muy guay. Es como soltarte en un super Skyrim, una partida de rol de mundo abierto, y ale, a descubrir. Robert Jordan no introduce ninguna visión LGTBI, y dudo que esta surja en ningún momento de la saga, pero sí que introduce aspectos feministas interesantes, y aun embrionarios en la literatura de fantasía de los 90, muy influenciada por el mundo del rol que aún era muy machista y androcéntrica. Nada que ver por ejemplo con El ciclo de la Puerta de la Muerte. El poder mágico (hasta la llegada de nuestros protas) es custodiado únicamente por las mujeres, guardianas y guías de los reinos humanos, y entre ellas hay algunas bastante cabronas y otras menos. Tiene sentido joder, son el poder detrás de los reyes y reinas. Hay muchas mujeres fuertes, y fuertes por sí mismas, con sus propias capacidades, no mujeres con un sujetador de cota de malla dando hachazos a lo Conan y fuera.

        Existen algunas adaptaciones de comics, una de ellas obra de Dynamite Entertainment, bastante fiel. También una serie de TV, lanzada por Amazon. El problema de la serie es que la volvieron excesivamente adolescente e incluso estúpida, eliminando cosas muy importantes, introduciendo otras que no me importaban una mierda pero para contentar a un público adolescente (amores, besos, escenas de sexo que no vienen a cuento de nada)…. Fallaron muchísimo también en vestuario, Lan en vez de parecer un guerrero montaraz de barba de una semana, curtido y hastiado pero letal, es un japonés pijillo súper arreglado y perfectísimamente depilado. Hay algunas escenas destacables, por lo demás desastre total.

 



Odiaré al hombre al que elijáis porque no seré yo y lo amaré si alumbra con una sonrisa vuestros labios.

 

        No solo la novela mola mucho, y las ediciones en las que Minotauro (ver enlace) las ha sacado permiten una colección exquisita, cada una con una pared donde figura tallada la Rueda del Tiempo, combinada con la Gran Serpiente (un símbolo del tiempo infinito anterior la propia Rueda), y un objeto por libro. En este caso podemos observar la espada que Tam al’Thor entrega a su hijo Rand para realizar el viaje, una curiosa y valiosa espada con una garza forjada en la vaina, símbolo de gran maestría. Una espada que encierra una historia antigua. Además, cada libro trae un mapa de toda la zona donde ocurre la saga, las Tierras del Este del mundo en el que nos ubicamos, y cada ciertas páginas tenemos un mapa al detalle de la zona concreta donde se encuentran. Por ejemplo, Dos Ríos.


Las profecías se cumplirán. El Dragon ha renacido. 






Mapas del libro. El primero es el principal. Los otros son al detalle de diferentes zonas.







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