Después de leer la fantástica Elantris (2005) tocaba seguir con el
gigantesco universo del Cosmere, obra de Brandon Sanderson, y por lo que he leído,
la mejor novela para hacerlo era El
Imperio Final (2006), primer libro de la saga Nacidos de la bruma. En esta novela cambiamos totalmente de mundo y
de rollo al que encontramos en Elantris, ya
no estamos en el planeta Sel: la saga sucede en el planeta Scadrial. El
sistema mágico, político, idiosincrático, etc. también es totalmente diferente.
La característica principal de este ambiente es que al caer la noche una
sempiterna niebla ocupa toda la tierra, y la mayor parte de los habitantes
creen que es peligroso salir entre las brumas, ya que están habitadas por unos
demonios. Además, una serie de cadenas volcánicas escupe continuamente toneladas de ceniza en el ambiente, que no para de llover sobre el continente, manchando de gris las ciudades y cosechas. La otra característica es que posee un sistema mágico basado en
metales, llamado Alomancia.
Nos encontramos en un gigantesco
continente que compone la práctica totalidad del mundo conocido (o al menos del
que tenemos conocimiento nosotros, como lectores, en este primer libro), y todo
él está controlado por un gigantesco sistema imperial, una nación unificada y
uniforme llamada el Imperio Final. Se formó hace más de 1.000 años cuando su
creador y actual gobernante (un inmortal) conquistó a todos los pueblos, un ser
conocido como el Lord Legislador. Los eventos de entonces están envueltos en la
leyenda, conformando una verdadera religión política entorno a él mismo, pero
se dice que el Lord Legislador salvó al mundo de una catástrofe global orquestada
por una entidad rival, la Profundidad. Desde entonces es el gobernante absoluto
de toda la civilización, y nadie conoce exactamente el secreto de su inmortalidad,
su invulnerabilidad (se dice que es indestructible) o de su poder total.
La nación recibe el nombre del
Imperio Final porque dicen que es la última nación que gobernará y que lo
abarca todo, el último imperio y el eterno, el definitivo, siempre bajó el
control del mismo gobernante absoluto. Nos encontramos con un interesante mundo
uniforme, donde nada se diferencia, solo existe un sistema, una cultura: la que
el Lord Legislador diseñó e impuso. Y durante los últimos 1.000 años él, sus
tropas, y sus criaturas, se han dedicado a exterminar sistemáticamente todo rastro
de cualquier otra cultura o religión. Es un mundo sin fe, ya que la única que
existe es la religión del Lord Legislador, manipulada y extendida por sus
agentes y por él mismo, y en general es asumida (incluyendo por los funcionarios
del Imperio Final) como una religión política.
Este imperio está separado en
Dominios repartidos por todo su territorio, y dirigido desde la capital
imperial de Luthadel (en el Dominio Central), y dividido en dos castas principales:
los nobles y los skaa. Los skaa componen la inmensa mayoría de la población, y
son gobernados por la nobleza (quienes se dice que son las familias descendientes
de aquellos que apoyaron al Legislador durante su Ascensión). Por todos los
Dominios hay cantidad de plantaciones cosechadas por skaa, que alimentan al
imperio, y que son regentadas por nobles rurales, conformándose así una pirámide
de nobleza que termina con las familias nobles principales que dirigen todo desde
sus fortalezas en Luthadel. Los skaa son tratados como escoria, esclavos sin
derechos, y así ha sido desde hace un milenio, al nivel de que la mayoría tienen
ya asumido su posición, están domesticados, dormidos, ni se plantean una
rebelión. Además, solo entre aquellos de sangre noble surgen los poderes alománticos:
la mayoría controlan un solo metal (cada uno concede un poder determinado, como
mayor fuerza, o empujarse o atraerse), y algunos controlan todos, los llamados
nacidos de la bruma, los soldados más temibles de la nobleza. Los skaa se creen
incapaces de oponerse a esto.
Para controlar a los poderosos nobles existe una rígida burocracia, llamada el Ministerio del Acero, que rinde cuentas en última instancia ante el Legislador, compuesta por unos funcionarios llamados obligadores. Cualquier tipo de transacción, matrimonio, pacto o alianza pasa por ellos (si es de más nivel, suelen estar bajo la autoridad de un obligador de mayor categoría). Entre el máximo nivel de estos funcionarios se encuentran los Inquisidores de Acero, unas criaturas creadas en las profundidades de Kredik Shaw, el palacio del Legislador, no se sabe con qué oscuras artes, con clavos por ojos, y que parecen invulnerables y todopoderosas. La temible policía secreta del Imperio Final, que persiguen a sus presas de forma implacable. Nadie sabe de alguien que haya vencido a uno de estos seres. Molan un montonazo.
Inquisidor de Acero, fanart por Simon de Payrebrune.
Inquisidores de Acero, fanart por Sebastien Convert (@stenvar_mistwalker).
Tenemos por protagonista a Vin, una ladronzuela skaa de Luthadel que
pertenece a una banda de la peor calaña y parece presentar una fuerte capacidad
alomántica. Es recogida por una banda de ladrones skaa de alto nivel, la elite
de la elite del mundo criminal, tanto que conocen a la perfección la alta
sociedad y saben hacerse pasar por nobles. La mayoría de ellos son alománticos
de increíbles capacidades (frutos de cruces entre skaas y nobles, su nacimiento
está prohibido pero a veces ocurre), y están dirigidos por el misterioso Kelsier,
el Superviviente de Hathsin, el único skaa nacido de la bruma conocido. Una
verdadera leyenda en el mundo del crimen.
Se acercan nuevos tiempos. Sobrevive un poco mas y puede que veas grandes acontecimientos en el Imperio Final.
Kelsier introduce a su banda, incluyendo a la joven Vin, en un nuevo golpe, pero este es diferente. Tiene por objetivo derrumbar el Imperio Final, robando al Lord Legislador el control de la nobleza y de su burocracia, y de la misma Luthadel. Todo aliándose con la débil y poco fructuosa rebelión skaa. Es brutal, hay una escena literal a lo Ocean’s Eleven, con pizarra y todo, donde toda la banda se reúne, con Kelsier al frente, para diseñar el plan, mientras van sacando los diferentes sub-planes para concluir en el objetivo final, cada uno encargándose de una determinada parte. Kelsier, como un auténtico Danny Ocean, controla y supervisa todo el mecanismo, y hay engranajes de su plan que tan solo él mismo conoce. Kelsier está planeando algo más grande que un simple alzamiento, su objetivo es más profundo que cualquier cosa que imagine el resto de su banda.
Hay muchísimo que deben resolver, el Imperio Final es extremadamente solido, la burocracia de los obligadores es casi impenetrable y muy hermética, aprovecharse de las grietas del sistema no será sencillo. Ni siquiera tienen la suficiente información, hay demasiado que desconocen del sistema, secretos militares de estado. Por no saber, no saben ni que narices son los Inquisidores de Acero o como se les mata. Tampoco saben que es el Lord Legislador, hay quien dice que solo es un alomántico extremadamente poderoso, otros que es un dios viviente.
Nuestra fe es a menudo más fuerte cuando debería ser más débil. Ésa es la naturaleza de la esperanza.
Kelsier se plantea como una suerte de Conde de Montecristo: en el pasado el Legislador le arrebató prácticamente todo lo que tenía, aquello que más amaba. Ahora, pese a todo el carisma y la personalidad irónica y encantadora que le envuelve (a veces incluso gracioso y cachondo), se ha convertido en un personaje vengador, un cínico. Al igual que Danny Ocean con su archienemigo Terry Benedict, en parte todo su plan no es más que un intento de acabar con su némesis. No puede detenerse ante nada en su objetivo de destruir al Legislador y a su imperio, pero al mismo tiempo esta atormentado por los sacrificios que se ve obligado a hacer. Precisamente por esto, su deseo también es conceder a los skaa un nuevo comienzo, puede que él busque su venganza, pero al mismo tiempo desea que los skaa sean liberados y planea conseguirlo al precio que sea.
Represento a aquello que nunca has podido matar, no importa cuanto
lo hayas intentado. Yo soy la esperanza.
Vin, como nueva discípula de
Kelsier, va descubriendo los entresijos de este enigmático personaje y un
imperio gigantesco cuyo complejo mecanismo ahora comienza a entender. Su parte
en el plan será infiltrarse en la sociedad de la alta nobleza, haciéndose pasar
por la sobrina lejana de un noble recién llegado, y va introduciéndose en el
mundo de las fiestas de sociedad. Poco a poco va aprendiendo a mezclarse con
los nobles, a ser una de ellos, y a escuchar, sacando la información suficiente
para que el plan germine. Pero mientras esto sucede, Vin va descubriendo que
entre los nobles no solo hay monstruos violadores, y sádicos maltratadores de
skaa. También hay personas decentes que solo apartan la mirada ante el
sufrimiento de su pueblo, porque ni siquiera los nobles pueden intervenir en
las leyes y el sistema de castas impuesto por el Lord Legislador. Incluso
algunos tratan de cambiar las cosas. La rebelión implica en un momento dado el exterminio
de los nobles, pero ella comienza a dudar de la moralidad de ese objetivo, ¿y
si en su afán por lograr su objetivo se han convertido en los mismos monstruos
que intentan eliminar? ¿Se han convertido en un grupo de fanáticos?
El miedo es la herramienta de los tiranos. Por desgracia,
cuando el destino del mundo está en juego, usas las herramientas que tienes a
mano.
Sanderson trata de este modo múltiples temas de
fuerte interés: una sociedad unificada y cuya historia ha sido borrada. Múltiples
culturas eliminadas. Un pueblo oprimido y una minoría gobernante, ¿Cuál es la
moralidad de esta minoría? ¿Son obligados, solo recibían órdenes como sostenían
los nazis de Núremberg, o podían hacer algo? ¿Cuál es la moralidad de una
rebelión, hasta donde se puede decir “era necesario”? ¿Es lícito un exterminio?
Mientras descubrimos la historia del Legislador, es posible que comencemos a
ver que a lo mejor él también hizo en su momento lo que pudo. A veces no
encontramos la forma de detenernos. ¿Que es exactamente la verdad? La naturaleza original de las leyendas antiguas y olvidadas es exactamente otro de los misterios con los que juega el libro.
El Héroe de las Eras no será un hombre, sino una fuerza. Ninguna nación lo reclamará, ninguna mujer lo conservará y ningún rey podrá matarlo. No pertenecerá a nadie, ni siquiera a sí mismo.
Los protagonistas se irán encontrando diferentes problemas, introducirse en el juego de poderes e intrigas internas que recubren la sociedad de los nobles, su partida por hacerse con la economía. Deberán asegurarse de mantenerse lo más lejos posible de la atenta mirada del Legislador, evitar a los temibles Inquisidores de Acero, que buscan a Vin y a Kelsier de forma incansable. Han entrado en una apuesta con pocas posibilidades de victoria, pero deben intentarlo.
La novela cuenta con unos paisajes impresionantes. La ciudad de Luthadel es una megalopolis habitada por miles de skaa afincados en suburbios de una pobreza desoladora, trabajando como bestias en las fabricas de la nobleza, en unas condiciones infrahumanas. Otros viven criminalizados en un ambiente brutal donde se ven obligados a luchar para sobrevivir, mientras los obligadores les dan caza. Por otro lado, están las zonas ricas de la ciudad, todo fasto y apariencia, con los poderosos nobles en lo alto de la cadena, destacando las fortalezas de las familias principales. Finalmente, Kredik Shaw, el temible palacio de incontables agujas de imposible altura, una especie de Sagrada Familia maligna, donde habitan los Inquisidores de Acero y el Lord Legislador. El centro del todo el Imperio Final. Y esta ciudad podrida y fastuosa al mismo tiempo, con ese palacio tenebroso en el centro, por las noches se puebla por completo de esa impenetrable niebla siniestra, y continuamente esta manchada de una capa de ceniza. Un ambiente continuamente gris y siniestro.
La trama es narrada como un anime, utilizando un ágil ritmo que combina política, intrigas, plot twist, y combates. Es un sistema de poderes muy bien utilizado, con luchas entre alománticos, nacidos de la bruma, Inquisidores, y otro tipo de figuras poderosas. Otros poderes que entran en el juego. Y en lo mas alto, un final boss imbatible, un Señor Oscuro definitivo, el Lord Legislador. Las luchas son tremendamente activas, estilo anime shonen: cada alomántico debe consumir su metal y quemarlo en su interior (los nacidos de la bruma pueden hacerlo con los ocho metales alománticos), y el abanico de habilidades les ofrece especialidades variadas, destacando el hierro y el acero. Estos poderes alománticos permiten atraer o tirar de las fuentes de metal, permitiendo mover objetos utilizándolos como proyectiles, o moverte a ti mismo si el objeto pesa mas (o esta anclado o en el suelo), ya sea empujando o atrayendo.
Luthadel, con dos nacidos de la bruma saltando entre edificios, fanart por Ricky Ho.
Es una novela con muchos
misterios por resolver, y como una primera parte, no podemos esperar acabarla
con todas las respuestas. De hecho, en cierta manera al acabarla tenemos más
preguntas que respuestas, se nos abren muchas intrigas. Nacidos de la bruma forma parte del Cosmere, así que de alguna
manera está conectado a Elantris,
aunque eso aún no se ve (excepto por un personaje concreto). La saga continua
en otras 5 novelas que recorren varias eras, y aún quedan por publicarse unas
cuantas solo de esta saga (que por lo que sé Sanderson va conectando poco a
poco en el sistema del Cosmere, al resto, como la saga de El Archivo de las Tormentas). Además de las obras más cortas
adicionales recopiladas en el Arcanum
ilimitado.
La edición, publicada por Nova, es una maravilla. Una edición especial ilustrada, con una portada en letras doradas muy currada, y contiene un mapa a color del Imperio Final, otro de la ciudad de Luthadel, así como una tabla de metales alománticos (a color también), un glosario de términos alománticos,… Mas las curradas ilustraciones de momentos espectaculares de la saga. En esta misma edición esta la segunda y tercera parte de la saga. Es cara pero merece la pena. Además, también existen ediciones en tapa blanca, en tapa dura,….
Portada del libro, mapas, y tabla de metales alománticos.
Es una novela super entretenida,
activa, con bastantes reflexiones (destacan las reflexiones de Sanderson acerca
de las religiones, tema que creo que le encanta) personajes muy interesantes,
un montón de historia y worldbuilding
detrás, etc. Muy recomendable, yo me la fundí en 4 o 5 días y son 670 páginas.
Ha tenido un considerable impacto en el mundo de la literatura de fantasía, influyendo a autores como Brent Weeks (uno de mis favoritos) en su maravillosa saga El Ángel de la Noche. El personaje de Durzo Blint esta inspiradísimo en Kelsier; Kylar, prota de la saga de Weeks, como Vin, debe introducirse en el mundo de los nobles haciéndose pasar por uno de ellos, etc.
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