En esta ocasión voy a reseñar
esta novela de Naomi Novik publicada en 2015 bajo el titulo original de Uprooted (que significa algo así como Desarraigado, que como se verá tiene mucho sentido), que se inscribe dentro de la
tradición de la fantasía gótica o fantasía oscura (voy ponerle las etiquetas de
fantasía y de literatura gótica), y con un fuerte papel de la mitología (hermanándose
con otras obras de ficción mitológica como la conocida American Gods del gran genio Gaiman, Los secretos del inmortal Nicolas Flamel, etc.). Todos estos géneros,
la fantasía oscura y la ficción mitológica están actualmente en alza, afortunadamente
en mi opinión, porque están siendo un soplo de aire fresco para un mundo (la
literatura juvenil) que corría el riesgo de acartonarse bajo el peso de la
literatura excesivamente romántico-adolescente o por novelas épicas que no
innovan nada desde Tolkien (estilo Dragonlance),
utilizando la misma triada de razas de siempre: enanos, elfos, y humanos.
Naomi Novak se dedicó
originalmente al diseño de videojuegos, pero pronto descubrió que prefería
escribir ficción, donde destaca Temerario,
su saga sobre guerras napoleónicas con dragones (que a mi particularmente me
pareció algo sin más, no me moló demasiado). Con este libro creo que se ha
reinventado, es simple pero bastante chulo, y la critica general va por ahí: ganó el Premio Nebula a la mejor novela de 2015, el Premio Locus a la mejor novela de fantasía de 2016 y el Premio Mythopoeic de 2016 en la categoría de literatura para adultos.
Naomi, pese a ser estadounidense, tiene ascendencia lituana y polaca, y ha volcado su conocimiento sobre las leyendas eslavas en este libro. Esa mitología que se introduce en este libro es la eslava. Principalmente el libro se concibe como una revisión del mito de Baba Yaga, la vieja bruja legendaria que puebla las pesadillas de los niños eslavos. Personaje habitualmente cruel, devoradora de carne humana, con dientes afilados, y que vive en su bosque siniestro y maldito. También tiene fuertes similitudes con las obras de los hermanos Grimm, a fin de cuentas es una reinvención del concepto de cuento clásico: el viejo mago, el antiguo y poderoso bosque y las razas fantásticas que lo habitan, la fuerte simbología ctónica (evocación de la tierra, fuertemente asociada a obras con personajes siniestros o del inframundo) y telúrica, la jovencita protagonista,… Incluso tendremos una reina malvada, una reina madre hermosa y buena, un joven, gallardo y arrojado príncipe y héroe, etc. Una de las originalidades de la novela es que las relaciones y personalidades de estos personajes no serán los habituales: quizá el valiente príncipe esconda una personalidad peligrosa y compulsiva, y no conquiste el corazón de la protagonista, el bosque no será solo un escenario misterioso y adecuado, la protagonista no sea un personaje que solo sirva para ser rescatada, etc. Recuerda un poco a la película El secreto de los hermanos Grimm, del 2005, que también reinventa un poco todo lo del cuento clásico. Al igual que esta película, toda la obra se recubre de un acento muy gótico y siniestro, cuanto rodea al Bosque es amenazante, posee una considerable oscuridad.
El secreto de los hermanos Grimm (2005).
La historia se ubica en el reino ficticio de Polnya (la obra viene con un bonito mapa para visualizar donde estamos), vecino de otro país, Rosya, con el cual mantiene una tensa paz, que puede quebrarse bajo cualquier muestra de debilidad. Ambos países (aunque sobretodo Polnya, no se entra mucho en la historia y el estado de Rosya) están afectados por una siniestra maldición, que representara el verdadero enemigo de todo el libro desde el principio: el Bosque, que se encuentra entre ambos. El Bosque se concibe como un personaje más, y uno muy siniestro y jodido de vencer, prácticamente imparable, que extiende la corrupción allí donde se propaga. Paciente, antiguo, rencoroso, entendido como una especie de inteligencia colectiva que abarca todo el mal que reside en su interior, el Bosque es una presencia que jamás desaparece de las mentes de los habitantes de Polnya, y han aprendido a vivir en su vecindad. Se trata de un bosque gigantesco habitado por todo tipo de criaturas malignas, y que intenta crecer, expandirse, usando entre otras cosas unos siniestros seres llamados caminantes: unos seres-árbol que caminan muy malrrolleros que pueden servir lo mismo para raptar a cualquiera que se acerque demasiado a la linde del Bosque, que para aprovechar los descuidos y plantar nuevos árboles (arboles malignos claro) más allá de sus fronteras. Son los jardineros de este gigantesco organismo. Aunque hay muchas más criaturas que pueblan su interior. Además, el Bosque puede utilizar otras tácticas, como liberar esporas malditas que el viento arrastrara hasta los pueblos más colindantes para desatar una plaga de locura, o estrategias más aviesas y pacientes. Corrompe todo lo que toca (esta palabra, “corromper”, define perfectamente todo lo que rodea al Bosque). Y el reino mantiene una constante lucha contra este incansable enemigo, aunque es únicamente defensiva, solo se intenta que el Bosque no crezca, pero no se plantean atacarle directamente.
En este contexto, el principal encargado de mantener a raya al Bosque es un poderoso y anciano mago conocido como el Dragón (pese a tener un par de cientos de años, en este universo los magos envejecen a un ritmo mucho más lento, así que el señor tiene una pinta de yogurín buenorro que no puede con ella). El Dragón es un hombre introvertido y huraño que vive en la soledad de su torre a bastante distancia del Bosque, pero no suele fracasar en sus deberes para frenar al mal y proteger a los habitantes de las poblaciones que viven en su cercanía (aclárese que el Bosque es inmensamente mas antiguo que cualquier mago, así que los misterios mas profundos de ese lugar son tan desconocidos para el hechicero como para cualquier aldeano). Pese a ello no sale jamás de su torre, no se relaciona con sus gentes, solo sale cuando se le necesita. Y a cambio de protegerles, solo pide una cosa a cambio: cada diez años elegirá una chica de diecisiete años entre todas las poblaciones para que viva con él en su torre. Pasados esos diez años, el Dragón la devolverá a su familia para que sea libre, y le entregará una bolsa llena de plata. Esas chicas se suelen ir a vivir pronto a la capital del reino, Kralia (una ciudad completa, no un pueblucho como los que existen cerca del Bosque, y se levanta muy lejos de este). Para unas gentes que viven tan cerca de algo tan siniestro y corrupto como el Bosque, que han visto sus horrores, y que cada X años tienen que sufrir que una madre se vuelva loca por una de sus artimañas, o que alguna de las criaturas mate o secuestre a algún hijo o hija, este es un pequeño precio a pagar, y lo tienen asumido. Es una relación simbiótica, y además ellos saben que el Dragón no las devora, maltrata ni experimenta con ellas. La creencia general es que solo quiere sirvientas y mujeres con las que yacer.
Nuestro Dragón no devora a las niñas que se lleva, digan lo
que digan las historias que cuentan fuera del valle. A veces las oímos en boca
de los viajeros que vienen y van. Hablan como si estuviéramos haciendo
sacrificios humanos, y como si él fuese un dragón de verdad. Por supuesto que
tal cosa no es cierta: por muy mago e inmortal que sea, sigue siendo un hombre,
y nuestros padres se unirían y lo matarían si quisiera comerse a una de
nosotras cada diez años. Él nos protege contar el Bosque, y nosotros se lo
agradecemos, pero no tanto.
Agnieszka (Agnes) es nuestra
protagonista en primera persona, todo lo viviremos a través de ella. Es una
pilluela desvergonzada, curiosa, alegre, y que siempre anda escalando árboles
(fuera del Bosque claro, allí no se acerca ni el tato), jugando y manchándose, y
su principal habilidad es su capacidad con las plantas: reconocerlas,
recolectarlas, plantarlas.
Contra todo pronóstico (no tiene una gracia especial, no es el alma de las fiestas, no baila bien, no es buena cocinera, etc.), cuando tiene diecisiete años ella es elegida por el Dragón y se ve obligada a irse a vivir con él a su torre. Allí descubrirá que el Dragón no pone jamás una mano encima a las muchachas, le basta con que le hagan el desayuno, la comida y la cena; y en realidad también le da bastante igual, porque el tío es bastante autosuficiente. Descubrirá en el Dragón a un hombre solitario y atormentado, entregado desde hace siglos a su batalla personal contra el Bosque, tarea con la que carga como una especie de redención o de castigo autoimpuesto por el orgullo de su pasado y su juventud, que tan caro le costó. Un hombre incapaz de perdonarse, tan estricto consigo mismo como lo es en el cumplimiento de sus obligaciones, y con los demás. Pero el coraje, la suelta lengua, la mala leche, la honestidad, etc. de Agnes abrirán un hueco en el frio corazón de un hombre que se había prohibido a si mismo amar nada, porque lo que se ama te puede ser arrebatado. Al mismo tiempo puede que Agnes encuentre en el Dragón la chispa de misterio que toda la vida ha buscado. Sí, es un poco Bella y Bestia todo, pero tampoco mucho, no se hace cargante. Pese a tener un componente innegable de romance juvenil, este no carga y condiciona toda la obra, es más, es tan predecible y la autora hace tan poco por ocultar que al final va acabar pasando lo que todos sabemos que va a pasar cuando la chica joven y rebelde se va con el apuesto y atormentado mago genio; que permite al libro centrarse en el verdadero misterio: el Bosque.
Pero Agnes no fue escogida por
tener mala leche o porque al Dragón le molara desde un principio (ese
sentimiento irá surgiendo poco a poco), la escogió porque vio que en ella residía
verdadero poder. Magia. El Dragón se obligará a si mismo (pese a que al
principio es como el anti-profesor, seco y poco comprensivo) a cogerla como
discípula y enseñarle lo que sabe, pues el reino necesita magos para luchar
contra el mal que anida en su corazón. Las personalidades de ambos chocaran en
este aspecto más que en ningún otro: el Dragón, con sus cientos de miles de fórmulas
y variaciones de las mismas para cada posible situación, una especie de magia
científica tremendamente encorsetada que él esgrime como un matemático su tiza
y su pizarra llena de algoritmos. Y Agnes, incapaz de aprender y utilizar
un poder tan rígido, pero es posible que ella descubra un poder nuevo. Algo que
como la misma tierra, cambia y no está sujeto por reglas tan estrictas.
Como remate final: me ha parecido un libro muy entretenido, con dos tramas bien diferenciadas, una romántica súper de manual, lo cual está bien, no se para a darle muchas más vueltas. La relación entre los dos es clara, son súper antagónicos y eso hace que al final se acaben complementando. Se puede decir que hay un poco de Lolita porque a fin de cuentas la chavala tiene 17 años y él como 200, pero no creo que sea así, en todo momento se muestra a Agnes como una mujer que elige lo que quiere, y cuando quiere, y no hay nadie con narices para detenerla cuando decide algo (ni siquiera el Dragón). De hecho en muchos momentos parece bastante más indeciso el mago, con todos los complejos que ha desarrollado tras tantos años viviendo casi solo (al final tampoco se relacionaba apenas con las otras chicas) y obsesionado por el Bosque. Eso no quiere decir que no sea un personaje con aristas, complicado y contradictorio, solo partiendo del hecho de que se llevaba jóvenes para que fueran sus criadas cada diez años, por mucho que luego les entrega dinero y las dejara libres, y no las fuerce. Además es implacable, arrogante, frío, e incluso podríamos llamarlo pijo. Pero también lo hace mas real. Por otro lado, todos los misterios que rodean al Bosque, y que no son especialmente evidentes, y en realidad tiene unas revelaciones bastante dramáticas y bonitas. ¿Qué reside en su interior? ¿Cómo nació esa oscura corrupción que se extiende con él? ¿Qué es exactamente el Bosque? Además, en general todo lo que rodea al Bosque: su misterio, sus descripciones, como a menudo se le personaliza como una inteligencia viva y maligna, las criaturas que lo habitan, etc. me parece muy original e interesante.
El Bosque me devolvió la mirada desde el rostro de Kasia: unas interminables profundidades de hojas susurrantes que murmuraban odio, añoranza, ira.