Esta novela de 1990 es
tranquilamente una de las novelas más RARAS que he leído en toda mi vida.
Especulativa de cabo a rabo, y escrita por Ramsey Campbell, autor de un terror
bastante complejo, uno de los pocos autores (que yo conozca, el único publicado
en español; yo al menos no he leído más) del raro sub-genero conocido como quiet horror (“horror silencioso”, literalmente). Además,
por lo que he leído en críticas anglosajonas, Campbell es uno de los mejores
autores de este subgénero, muchas veces se le cita como el mejor de todos. Pese
a que es un estilo bastante raro de leer, y no goza de demasiada popularidad
debido a su falta de morbosidad, Campbell es reconocido como uno de los mejores
autores de terror de Inglaterra y del mundo anglosajón, incluso por el académico especialista en literatura de terror ST Joshi.
Campbell fue seguidor de los
mitos de Cthulhu, el horror cósmico y de la obra de Lovecraft desde muy joven, así como de las
propias inspiraciones de Lovecraft: Machen, Blackwood, Ambrose Bierce, Dunsany,
etc. Llegó a colaborar con el mismísimo August Derleth, albacea y editor de
Lovecraft, publicando sus propios relatos en la línea de los mitos de Cthulhu,
la mayoría de ellos recopilados en el volumen El habitante del lago y otros indeseables vecinos. Después pasó a
publicar novelas con un estilo propio ya consolidado, alcanzando éxitos
reconocidos como El parasito (1980).
El quiet horror es un estilo caracterizado por la falta o la escasez
de morbo, sangre, sustos gratuitos, violencia extrema, etc. Sustituye estas
características por un malrrolleo constante y creciente en toda la novela, muy
psicológico, sabes que algo está ahí, pero no acaba de presentarse. Quiet horror es esa granja abandonada al
final del camino rural, a la que has regresado una y otra vez, atraído (aunque
quizás "obsesionado" es el mejor término) por su grotesca belleza, su
ruina, su misterio. No sabes porque, pero estas obligado a volver siempre allí,
y cada vez que vuelves, hay un punto más siniestro. Como ya he dicho, muy psicológico. Pero al
contrario que en otras obras que incluyen elementos similares, los jump scares no suelen manifestarse
abiertamente, eres tú, el lector, quien tiene que darse cuenta que ahí ha
habido algo que no funciona, que algo acecha. Lo cual te mantiene en tensión constante, buscando los indicios, tratando de entender, tratar de saber que esta pasando. El "silencio", entendido como esa falta de morbosidad, sangre y violencia, es otra característica. Es incluso calmado, lo cual al final estresa más; a
fin de cuentas, como sabemos los amantes del bizarro y similar, un baño de
sangre puede ser totalmente cómico.
La trama se desarrolla en un pueblito perdido del norte de Inglaterra, Stragrave, y la fría luz que emite la luna será una constante durante todo el libro. Frío. Esa es la palabra que define este libro, que el propio Campbell definió como “para leer junto al fuego”. El frío puebla toda la obra y va cada vez a más, y al final casi se te mete en los huesos. Adquiere su propia personalidad, se convierte en la principal amenaza, como el Hotel Overlook en El Resplandor.
El protagonista es Ben Sterling,
biznieto del folclorista local Edward Sterling, quien escribió un libro sobre mitos locales llamado Del sol de medianoche, del que existen muy pocos ejemplares. Ben pierde a toda su
familia en un trágico accidente de coche cuando es un crio, y el chaval es criado por su tía. Pronto la escena se adelanta veinte años, donde Ben está casado, tiene dos
hijos, y es un cada vez más popular escritor de cuentos infantiles. Su mujer,
Ellen, es también su socia e ilustradora de sus libros, por lo que publican las
obras conjuntamente. Ojo al dato con los libros, porque la temática de todos
ellos es invernal, se ambientan en paisajes nevados, etc. Campbell ya empieza a
darnos pistas de por dónde van los tiros de las obsesiones de Ben.
La familia hereda la finca
Sterling en el pueblo de Stragrave, donde Ben se crió, y opinan que puede ser un buen lugar para
retirarse una temporada y para que Ben se inspire entre los recuerdos de su
infancia. Pero el pasado dormido irá despertando ante la presencia de Ben, y
algo oscuro y helado empezará su lento desperezar.
Mientras Ben va sumergiéndose en
sus recuerdos y en su creciente obsesión por pasear por el frío bosque que
queda detrás de su casa, por el que siente una ineludible atracción, y por investigar
la mitología local, irá dando forma a su mejor obra, su opera magna.
Pronto descubre que en las
leyendas de la zona siempre había existido la creencia de que no puede
permitirse que la palida luz nocturna que emite la luna, que allí se conoce
como el sol de medianoche, (de ahí el título del libro de su bisabuelo) se
apague, pues es lo único que mantiene dormido a un antiguo, oscuro y congelado
mal.
El mismísimo invierno puede que sea una inteligencia acechante y no solo un efecto natural. ¿Qué es lo que está intentando entrar en nuestra realidad? ¿Qué clase de helada entidad le habla en fríos susurros a Ben? Al mismo tiempo, Ben se irá volviendo cada vez más frío, más siniestro, descendiendo poco a poco al abismo que lo llama, al frío que lleva en la sangre; llegando a despertar en él algo aterrador y violento.
Que el invierno penetre en tu interior.
El invierno que pondrá fin a todo.
Podemos apreciar en esta obra la consumada capacidad de Campbell para aunar muchos de esos estilos y autores, de los cuales él mismo es voraz lector, en la misma obra, al tiempo que le da su propio sabor y originalidad. La forma de recrear el bosque y la siniestra llamada de la naturaleza, el ambiente helado, etc. recuerda inequívocamente a El Wendigo (1910), de Algernon Blackwood. En esta novela corta, unos exploradores, en el contexto de los deshabitados y solitarios bosques helados del norte de Canada, se enfrentan a una fuerza misteriosa conocida como Wendigo. Además, el cierto aire de cultismo y ritualismo, de folclore natural, que recubre el libro de Campbell, es muy propio de cualquiera de las obras de Machen, como El gran dios Pan (1894). Por supuesto, el escritor que se retira con su familia a un lugar alejado (y helado) para inspirarse y consumar su obra maestra, y una siniestra entidad hace presa de su mente y va descendiendo poco a poco a la locura, recuerda muchísimo a El Resplandor (1977), concretamente al personaje de Jack Torrance.
Finalmente, toda la obra tiene un cierto aire de horror cósmico, de mitos de Cthulhu: el antiguo ser que comienza a despertar con la llegada de Ben podía tratarse perfectamente de una de las entidades cósmicas lovecraftianas, uno de los Primigenios o de los Dioses Exteriores. Concretamente, podría ser una vaga referencia a Ithaqua: el Caminante del Viento, Dios del Frío, el Silencio Blanco; un Primigenio que controla el frío, la nieve, etc. creado por Derleth en el relato Ithaqua (1941). Pero Campbell no se moja más en este aspecto, no hay en el libro ninguna referencia directa a Lovecraft ni a los mitos de Cthulhu, solo es algo que podemos suponer por el pasado y las tendencias literarias del autor, sumado al tono de la obra.
Si algo vivió en las tinieblas antes de que hubiera estrellas, o planetas, o seres vivos, no sería ni remotamente parecido a nosotros.
Lo que le observaba era algo capaz de engullir las estrellas.
Es una novela lenta, tarda mucho en desarrollarse, y es tan especulativa, que hay muchas cosas que no entiendes, tienes que sobreentender muchísimo. Eso tiene su parte mala y su parte buena. A mí me gusta, pero he de reconocer que es bastante compleja de leer, y al terminarla no tienes demasiado claro de haber cogido todos los hilos. Por ejemplo, la entidad de invierno que va cobrando forma conforme avanza el libro es apenas una sombra durante toda la obra, es un ser poderoso que observa tras el velo de nuestra realidad, que esta intentando entrar. La principal intención de Campbell era crear atmosfera (una atmosfera helada, en este caso), y desde luego lo consigue. Incluso la creciente lentitud de la novela casa con el ritmo proporcional al que bajan las temperaturas dentro de la obra. Es interesante cómo se las arregla para dotar de tantos matices y tanta personalidad al frío mismo, como transmite su quietud. Yo recomiendo leerla, pero no esperes enterarte de todo. El estilo de Campbell es dejarte muchas preguntas en la cabeza. Pero es una novela excelente y que merece la pena leer, galardonada con el Premio August Derleth de 1991, un premio concedido a literatura de terror, y que actualmente pertenece a los British Fantasy Awards.
Lo ultimo que vio fue el mundo tiñéndose de blanco. Este cuento trata de lo que ocurre cuando el hielo surge de la oscuridad.