Mucha gente suele afirmar que el
detective por definición, el azote del crimen, que gobierna su mundo de lógica
desde su sillón donde desentraña los misterios, es Sherlock Holmes. Diría que
no tienen ni idea, pero no quiero ser tan categórico (aunque no la tengan).
Holmes es un producto atrasado (y tampoco es el primero, ese puesto pertenece
oficialmente a Auguste Dupin, creado por Edgar Allan Poe, aunque hay ejemplos más
antiguos). En mi opinión el verdadero amo de los detectives es Hercule Poirot,
a veces escrito como Hércules, creado por la Reina de Corazones en este asunto:
Agatha Christie.
Agatha Christie fue una
extraordinariamente prolífica escritora de misterio y literatura de crímenes
(ficción detectivesca) británica, con la solera de 67 novelas de misterio (y 6
más de romance) y más de 150 cuentos en su bibliografía, además de varias obras
de teatro, y otras producciones menores. Algunos de estas novelas son
independientes (como la sublime Diez
negritos, a la que tarde o temprano tendré que conceder un post), pero
muchas pertenecen a líneas protagonizadas por alguno de sus detectives
principales (principalmente, Poirot, Miss Marple, y el matrimonio Beresford). 33
de estas novelas, y 50 cuentos, son protagonizados por Poirot. Un listado con todos los títulos pueden encontrarse en este enlace. Hay 33 novelas, mas 4 libros que recopilan relatos de este personaje (como Los trabajos de Hércules), sumando 37 obras en total.
Agatha Christie nació en 1890 en
Torquay, al sur de Inglaterra, y murió en 1976 en Wallingford, también al sur
del mismo país. Nació bajo el nombre de Agatha Marie Clarissa Miller, pero se
hizo famosa con su seudónimo de Agatha Christie.
Perteneciente a una familia de
clase media alta, recibió una educación privada y tras la adolescencia estudió
en Paris, tras lo cual trabajó como enfermera durante la I Guerra Mundial,
momento durante el cual escribió su primera novela, El misterioso caso de Styles (1920). En diversos momentos de su
vida viajó por Europa, visitando grandes monumentos, como las pirámides de
Gizah, lo que se evidencia en varios de sus libros, que transcurren en
ubicaciones orientales o esteeuropeas. Realmente tiene libros en un montón de
ubicaciones del mundo.
En 1914 contrajo matrimonio con
Archibald Christie, de quien se divorció en 1928, y después se casó con un
arqueólogo, Max Mallowan, con quien viajó por Irak y Siria. En 1971 la reina
Isabel II la nombró Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico. Murió
de causas naturales a los 85 años, en 1976.
Su mayor creación, el detective
Hercule Poirot, a quien va dedicado el post, apareció por primera vez en la
primera novela de la autora, El
misterioso caso de Styles (1920), novela destacable donde las haya. La leyenda
dice que Agatha apostó con una amiga a que era capaz de escribir una novela de
crímenes y misterio donde nadie pudiera adivinar qué había ocurrido y quien era
el asesino hasta el final, y vaya si lo consiguió. Todas las novelas de Christie
destacan por su trama solida pero con un misterio intrincado, siendo dificilísimo
resolverlo, pese a que una vez explicado en la resolución final, queda muy
claro.
La mejor receta para la novela policiaca: el detective no debe saber
nunca más que el lector.
Christie había sido lectora de
Wilkie Collins y sus obras La piedra
lunar (considerada la primera ficción detectivesca de Inglaterra) y La dama de blanco, asi como de los casos
de Sherlock Holmes escritos por Arthur Conan Doyle. De esta inspiración,
nacieron su estilo literario y sus obras. El propio Poirot es un reflejo
inspirado en Holmes: pulcro, calculador, lógico hasta decir basta, un genio,
resuelve sus casos usando su cerebro, adicto a los misterios, y cuenta con un
fiel compañero, que hace las veces de Watson. Este hombre es el capitán Arthur
Hastings, quien no está presente en todos los casos de Poirot, pero si en el
primero y en el último, Telón (1975),
y quien narra las aventuras que comparten juntos (como hace Watson). La lógica
de Hastings es, como la de Watson, generalmente incorrecta, pero sus
razonamientos ayudan a Poirot a alcanzar la respuesta. La principal diferencia
de Poirot con Holmes (aparte de que es bajito y cabezón, con un bigote a lo
Dalí) es que es una figura mucho mejor construida, más real, sus diálogos, su
narración, todo, es mucho más creíble y contemporánea. Parece que estás leyendo
un libro de detectives y crímenes escrito hace 5 años, no hace 100. Holmes, por
el contrario, es robótico, arquetípico, forzado. Además, al contrario que
Holmes, no se centra tanto en pistas para resolver el caso, que él considera circunstanciales,
si no que utiliza la psicología y el conocimiento de la naturaleza humana.
No hay nada más agotador en el mundo que la persona
que siempre tiene la razón.
Hercule Poirot es un hombre
bajito y con cabeza de huevo (frase literal), con un tieso bigote del que está
orgulloso de estilo militar, pero excéntrico (suele representarse como el de
Dalí). Su pulcritud ralla la obsesividad (preferiría una bala a una mota de
polvo en su traje). Es difícil extraer las características de la vida privada y
el pasado de Poirot, ya que ni el mismo Hastings las conoce, siempre están
envueltas en el misterio. A veces da detalles sobre su familia o sus orígenes,
pero a menudo miente para confundir a sus posibles presas/sospechosos, asi que
no llegamos a saber hasta dónde es verdad o no. Por ejemplo en una ocasión
habla de su hermano Achilles Poirot (en referencia al hermano de Sherlock,
Mycroft Holmes), tan genial como él, pero no llegamos a saber si es cierto o no
que existe o existió.
Había solamente una cosa de su persona que satisfacía plenamente a
Hercule Poirot: su espléndido bigote.
Lo poco que sabemos es que es belga, y que fue uno de los miembros más famosos de la policía belga. Con la guerra mundial abandona su patria para refugiarse en Inglaterra, yendo a parar a la mansión de Styles, momento donde comienza El misterioso caso de Styles y conoce a Hastings, volviéndose ambos inseparables. Este libro pone del revés los cimientos de la literatura de crímenes, es casi un chiste en ciertos sentidos. Me gustaría revelar más pero no puedo.
No voy a contar las otras 32
novelas de Poirot, sería un trabajo megalítico y contraproducente, pero sí que
comentare muy brevemente, en un parrafito, algunas de las más representativas e
importantes.
Pronto, después de ese primer
caso (el primero para nosotros, pero Poirot ya es un hombre maduro y
experimentado), nuestro detective empieza a avisar de que desea retirarse, e
incluso llega a hacerlo algunas veces, solo para volver al mundo de los
misterios casi inmediatamente, atraído por algún caso especialmente
interesante. El resto del tiempo se establece como detective privado, al que a
veces consulta la policía o clientes privados. Generalmente Poirot ayuda a la policía no
por motivos de dinero (suponemos que en los espacios entre libros Poirot
resolverá casos sencillos para mantener su elevado nivel de vida rollo ingles
xD), si no interesado por el misterio que les proponen, y por lastima. Poirot,
al contrario que Holmes, hace más gala de tener un gran corazón, y a menudo es
el defensor de los más desfavorecidos, como en La tercera muchacha (1966), donde una pobre adolescente que vive en
un piso compartido londinense pide ayuda a Poirot, ya que sospecha que ha
cometido un asesinato, pero no lo tiene claro. No puede recordar.
Otras muchas veces, como veremos,
Poirot se da de frente con los casos, mientras está de vacaciones o de viaje
aquí o allá, disfrutando de unos días con unos amigos, en una fiesta, etc. y
como es un yonkie, no puede evitar resolver el caso. Es un buscador de la
verdad, debe resolver el puzle a cualquier coste, pero tampoco puede permitir
que el mal quede impune. El asesinato no debe quedar sin castigo jamás (a veces
perdona u omite, sin informar a las autoridades, otros crímenes, como el robo,
si considera que estaba justificado), es lo único imperdonable, aunque puede
que este convencimiento sea puesto a prueba alguna vez.
El mal nunca queda sin castigo, pero a veces el castigo es secreto.
Uno de los primeros casos que
siguen al de Styles, el primero, es El
asesinato de Roger Ackroyd (1926). En este libro Poirot intenta retirarse a
plantar calabacines a un pueblo alejado, donde han estado ocurriendo una serie
de misteriosas muertes. El asesinato de Roger Ackroyd, viejo millonario local,
fuerza al belga a volver a la acción para atrapar al asesino, que puede estar
detrás del resto de muertes. Para ello contará con la ayuda del Dr Sheppard, médico
local, que hace las veces de Hastings en este libro, narrando las pesquisas y
evoluciones del detective en primera persona. Esta novela fue elegida en 2013
como la mejor novela de crímenes de todos los tiempos por la Asociación de
Escritores del Crimen.
En Los cuatro grandes (1927) podemos ver un homenaje al estilo de
Doyle y de Holmes, concretamente recuerda a El
signo de los cuatro (1890). Poirot es reclutado para luchar contra la
organización criminal más poderosa del mundo, con tentáculos por todo el
planeta. Dirigida por cuatro poderosos hombres: Numero 2 es un poderoso hombre
de negocios, hay quien dice que el hombre más rico del mundo y representa el
dinero y Numero 3 es una importante científica encargada de los avances
técnicos. Los otros dos son más chungos. Numero 1 es el líder supremo del
cártel, un asiático conocido como el Mandarín, un cerebro que se dice podría
rivalizar con Poirot (es una referencia evidente al clásico Fu Manchú y al
Moriarty de Holmes). Personaje oculto tras mil velos que maneja todo mediante
sus hilos. Finalmente Numero 4, llamado el Destructor, un maestro del disfraz y
la ocultación al que no puede detectarse, invisible, encargado de asesinar y
hace desaparecer a todo aquel que se oponga a los Cuatro. Una de las
curiosidades del libro es que nunca llegamos a conocer el rostro de Numero 1 ni
de Numero 4, y Poirot llega a aclamarles como los únicos cerebros criminales
que podían competir con él. Es lo más parecido a “novela de acción” de
Christie.
Mi más grande adversario. El destino había dispuesto que jamás nos
encontráramos cara a cara.
La muerte de lord Edgware (1933) supone una nueva muestra de cómo
retorcer los cimientos de la literatura de crímenes. Ya le gustaría a Dolores
Redondo, con todos mis respetos porque me gusta como escribe, ser así de
retorcida. Poirot es contratado por Jake Wilkinson para gestionar su divorcio
con el déspota aristócrata lord Edgware, quien sin embargo afirma que hace
meses que aceptó las demandas de Jane. Justo después Edgware es asesinado, y
los sirvientes afirman que Jane es la asesina. Posiblemente el caso más
sencillo de Poirot, que por una serie de casualidades casi no logra resolver, y
el detective afirma que estuvo a punto de ser derrotado por una persona
absolutamente estúpida. Normalmente los rivales de Poirot son de una forma u
otra personas muy inteligentes, pero este no es el caso.
Asesinato en el Orient Express (1934) es uno de los más famosos, quizá el más famoso de los libros de Christie. Durante unas vacaciones del belga, el conocido tren Orient Express queda atrapado en la nieve durante varios días. En ese intervalo, un despreciable personaje de oscuro pasado llamado Ratchett (cuanto más se indaga sobre él, peor resulta) es cosido a puñaladas, y todo el mundo en el tren tiene coartada, y las pistas no encajan. Nadie puede ser el asesino. Este caso enfrentará Poirot con uno de los dilemas más terribles de su vida, obligándolo a tomar una decisión imposible.
En Muerte en las nubes (1935) obliga a nuestro bigotudo belga a
investigar una muerte ocurrida en un avión, durante el vuelo, en el cual él
mismo iba montado. El misterio de la guía
de ferrocarriles (1936) lleva a al detective a perseguir a un asesino en
serie (llamado A.B.C.) que lo desafía
personalmente a atraparle (un duelo), asesinando a personas en riguroso orden alfabético
(iniciales de la víctima e inicial del pueblo donde lo mata). Primero la A,
luego la B, etc. Muerte en el Nilo (1937)
sucede en un crucero por el Nilo, donde tanto Poirot como los implicados están
de vacaciones. Implica a una pareja de luna de miel, enamorados, y a la
despechada ex novia de él. Poirot, a la vez que resuelve el crimen, se ve obligado
a lidiar con algo que ha mantenido olvidado casi toda su vida: los asuntos del
corazón.
—¿Quién eres? ¿Usted no pertenece a la policía?
—Yo soy mejor que la policía -dijo Poirot. Lo dijo sin arrogancia consciente.
Era, para él, una simple declaración de un hecho.
En Un triste ciprés (1940) una joven es considerada culpable del
asesinato de otra muchacha, y no hay nadie que crea en su inocencia, excepto
Poirot, que estará dispuesto a desvelar la verdad del caso. Con Un gato en el palomar (1959) el
investigador se introduce en la compleja vida social de un internado femenino
para chicas ricas para desvelar una serie de asesinatos que pueden tener serias
implicaciones políticas.
Ya casi para terminar: Los elefantes pueden recordar (1972). A
Poirot se le solicita que resuelva el caso de un asesinato seguido del suicidio
del asesino doce años despues de lo sucedido. Un matrimonio apareció muerto con
una pistola, uno mató al otro y luego se suicidó. Pero doce años después ya no
quedan rastros ni pistas que seguir, solo podrá hablar de lo sucedido con las
partes implicadas.
Si quieres revivir el pasado, al final aparecerá
distorsionado.
Durante el transcurso de estos
libros, Christie envejeció, e hizo que Poirot envejeciera a un ritmo similar.
Al avanzar los libros, si los leemos en la secuencia cronológica, vemos como
Poirot va desarrollando arrugas, o quejándose de que se hace mayor. Pero nada
nos prepara para el shock del siguiente libro.
El tiempo es el mejor asesino.
Y el último: Telón (1975). Pese a que fue publicada un año antes de morir,
Christie tenia lista y escrita la novela desde los años 40, planeada como el
fin de su personaje favorito. En este triste (PERO TRISTE DE FLIPAR) libro nos
encontramos un Poirot envejecido y agotado. Sus piernas ya no funcionan, se
mueve en silla de ruedas, toma medicación para el corazón, y se está muriendo.
Pero al final de su carrera, ha descubierto la culminación de su obra, su rival más peligroso y temible. El asesino perfecto y
definitivo, la mayor mente criminal a la que se ha enfrentado jamás, conocido
durante la mayor parte del libro solo como X. Y no puede irse de este mundo sin
atraparle. Así que recluta a Hastings (el libro comienza con él, es narrado por
un Hastings también ya viejito) para ayudarle a atraparle, y el lugar elegido
por el destino para esta tarea, es el mismo donde todo empezó: Styles, el lugar
donde sucede la primera novela. Uno de los actuales residentes del lugar (donde
también Poirot está de “vacaciones”) es X. La prueba más difícil de la carrera
del viejo detective ocurre en el momento en el que el cuerpo de este ya no le
responde.
No volveremos a cazar juntos, amigo mío. Nuestra primera y nuestra última cacería han tenido lugar aquí. Fueron tiempos muy felices.
Cada uno de los libros es sensacional, el cinismo y acido humor de Poirot es para partirte, al tiempo que disfrutas con su dramatismo para revelar quién es el asesino, o sus conclusiones. Un detective increíblemente humano, no actúa como un robot que resuelve casos y ya. Sus demonios internos, su pasado, sus valores, sus ansias, importan, y mucho, para las decisiones que toma, que van más allá de resolver el caso, sino de cómo resolverlo para actuar del mejor modo posible. No es que merezca la pena leerlos, es que son casi imprescindibles para cualquier fan del crimen. Yo he leído unos veinte y muchos de todos los de Poirot (y unos 40 y algo de toda la bibliografía de Agatha Christie), y ni uno está por debajo del sobresaliente. A veces dramáticos, momentazos épicos, salpicados de un constante humorcillo irónico que a veces logra hacerte reír a carcajadas. Siempre inteligentes.
Se leen casi de una sentada, suelen tener aproximadamente entre 200 y 250 paginas. Se pueden leer de forma independiente, como una saga, es indiferente. Al igual que con Pratchett y su Mundodisco, pese a que hay una linealidad (mucho mas desarrollada en Mundodisco, eso si), y todo pertenece a la misma historia y marco, cada libro es independiente por si mismo, la autora otorga la información necesaria para que no hayas tenido que leer nada mas. Yo empecé por Asesinato en el Orient Express cuando era un crio, y no tuve problemas.
Ustedes me van ahora a preguntar por qué se encontraba mi pañuelo junto
al cadáver de un hombre asesinado. Mi contestación es que no tengo la menor
idea.
Hay ediciones de 100 tipos distintos, pueden conseguirse de segunda mano, o comprarse nuevos en Amazon o en cualquier librería.
Los libros están considerados de lo mejor escrito jamás en materia de crímenes, han recibido elogios por todo el mundo, y se han traducido al menos a 103 idiomas: según el Index Translationum (base de datos de la UNESCO para traducciones de libros) Agatha Christie es la autora individual mas traducida. Ha vendido un mínimo de 2.000 millones de copias, siendo sus obras las terceras mas vendidas del mundo y de la historia, solo por detrás de las obras de William Shakespeare y de la Biblia.
En cuanto a adaptaciones, se ha
adaptado muchas veces a obras de teatro y películas. Son conocidas las interpretaciones
que hicieron del detective Albert Finney y David Suchet. Aunque en mi opinión,
mi favorita es la película de Asesinato
en el Orient Express de 2017 dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh,
con el propio Branagh como Poirot. Branagh elige un estilo aún más excéntrico
que el que solía llevar el belga, pelo gris en vez de su siempre pulcro pelo
negro, y bigote más despeluchado, mas ¿prusiano? Pero refleja muy bien el
estilo veloz y activo de Christie, que no te da tiempo a aburrirte, y la acidez
y extravagancia de Poirot. La forma de adaptar el final me pareció sublime.