Mostrando entradas con la etiqueta Género Bizarro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Género Bizarro. Mostrar todas las entradas

jueves, 12 de agosto de 2021

JOHN MUERE AL FINAL - DAVID WONG



        Antes de nada AVISO IMPORTANTE: no me hago legalmente responsable de las consecuencias si leéis el libro y empezáis a intentar llamar a vuestros colegas a través de salchichas Bratwurst o alguna entidad descomunal y ultraterrena centre su atención sobre vosotros. Vamos que no me responsabilizo de nada. Allá vosotros. El libro empieza avisándote de que no leas el libro POR FAVOR, y de que si lo has cogido ya es tarde, la has cagado. Si lo hacéis, es vuestro problema, a mí que no me llore nadie.

        La historia cuenta como protagonista a David Wong (si, el autor), aunque es un seudónimo, NO INTENTÉIS LOCALIZARLE. Dave y su inseparable, problemático, fiestero, yonkie, y divertido colega John (otro seudónimo) van a verse embarcados en un viaje que promete alterar su percepción de cuanto conocen…y vuestra propia percepción también. Y se enfrentarán a seres aberrantes…e improbables. En el primer capítulo, por ejemplo, mantienen un duelo con una entidad que se ha manifestado como un monstruo formado enteramente de piezas de carne congeladas. Chuletas, hamburguesas, salchichas, solomillos, piezas varias, y un pavo entero por cabeza. Más adelante, John tendrá un par de encuentros con un gorila a lomos de un cangrejo gigantesco. Y solo es el principio. 



El monstruo hecho de carne.

        David y John son dos conocidos investigadores de lo paranormal, aunque algo peculiares: algo así como una mezcla entre Constantine, los Cazafantasmas, y Freddy el Colgao. Investigadores de lo oculto, y borrachuzos de taberna y concierto de punk guarro barato. Son bastante famosetes por internet entre los frikis del tema y se habla de ellos en varios foros. David acepta entrevistarse con un periodista llamado Arnie y comienza a narrarle como comenzó todo aquello y como ambos están conectados al fin de los tiempos. Cada X tiempo Arnie flipa en colores. De esta narración, un poco como cuando Kvothe comienza a contarle a Cronista (El Nombre del Viento) su verdadera historia, se extrae la mayoría de la novela. Es esta misma narración, con Dave en primera persona.


John y Dave en la película de 2012.

      Dave es bastante normal (en comparación con su amigo), aparte de ser bastante negativo, misántropo, y algo callado. John por otro lado es extrovertido, fiestero, descontrolado, caótico, funciona por impulsos, y suele llegar borracho del día antes a investigar. El team perfecto. Son un par de deshechos sociales, fracasados profesionales con empleos eventuales basura, a los que el destino ha elegido como lo único que se interpone entre el puto Apocalipsis y el resto de la humanidad.

 

…cuando John afirma que se ha levantado “a las tres y media” para llevar a cabo esta investigación, es mucho más probable que estuviera todavía despierto y un tanto borracho de la noche anterior.

 

        Todo comenzó en una fiesta en su ciudad (a la que solo se refiere en el libro como Oculta, para no revelar su nombre) en la cual John y David conocieron a un misterioso jamaicano llamado Robert Marley con poderes místicos y capacidad de levitar. Ambos entran en contacto con una poderosa sustancia o droga que el jamaicano suministra, llamada salsa de soja, y que parece estar viva. Esta droga hace que tu cerebro funcione al 300% (Dave es capaz de decir cómo se llama el encargado de la plantación que suministra el arroz de la paella que te estas comiendo, y si, sé que ahora estas comiéndote una paella); te permite ver y recordar cosas del futuro, que aún no han ocurrido; comunicarte con ese otro tiempo; e incluso ver lo que no debe ser visto. A ratos les acompaña una perra que en general no sabe ni adónde va, ni de dónde viene, Molly, pero que también está conectada a todo este despropósito cósmico. Joder, incluso Morgan Freeman y Jennifer López llegarán a intervenir en la trama.   



Robert Marley, el misterioso jamaicano de la salsa de soja, en la película. Tiene un misterioso parecido con otro Robert Marley. 


Te abrirá las puertas a otros mundos, tío.


    A partir de este punto irán encontrándose con cada vez más entidades sobrenaturales y retorcidas, a veces cómicas (arañas gigantes con aguijón, pico de loro y peluca postiza rubia), y a veces más siniestras. Una de las más reiteradas son las gentes sombra, unos seres hechos de sombra viva, como si recortaras un pedazo de la realidad con forma de persona, que siempre parecen estar espiando e interfiriendo con John y Dave.



Las arañas con peluca. Fanart por Mike Burns. 


       Quitando estas gentes sombra, en general todos los seres que se cruzan en el camino de John y Dave son seres orgánicos, insectoides, o bulbosos, masas de carne arrejuntada; como salidas de la mente retorcida de un genetista esquizofrénico y muy drogado del futuro. Al final, son conscientes de existe una mente maestra que desde algún lugar, está manipulando los acontecimientos, buscando algo, preparándose. Y un nombre se repite continuamente: Korrok, un extraño y poco conocido dios maligno, un amo de esclavos cruel cuyo nombre se pronuncia entre susurros a través de las galaxias y las realidades. “No sirvo a nadie más que a Korrok”.

 

Un ojo azul en la oscuridad. Poblaciones de mundos chapotean en sus entrañas.

 

        Un siniestro y frio ojo azul gigante, de poder desproporcionado, ha posado la mirada sobre John y Dave, y está muy interesado en ellos. ¿Qué puñetas han dejado entrar en nuestro Universo tomándose esa mierda de droga? La próxima vez que toméis drogas (o absenta) preguntar si proviene de otra realidad.

 


El ojo azul de Korrok que observa en la oscuridad. Fanart y conceptualización por Mike Burns.


Estamos bajo el ojo de Korrok. Somos su comida, y nuestros gritos su salsa Tabasco.

 

        Esta entretenida historia de terror y comedia a partes iguales, que parece sacada de algún estante extraño de serie B, puede perfectamente pertenecer al Genero Bizarro. Tiene fuertes dosis de gore (personas explotando, salpicando todo de vísceras y restos, gente partida por la mitad), palabrotas, historias de sodomía y masturbación, drogas, alcohol,… En fin todo lo que encanta al Genero Bizarro, como ya expliqué en otras obras como Morder el bordillo. Y también contiene muchos elementos de ciencia ficción. Desde luego es una novela que desafía lo establecido.

        La novela fue publicada en 2007, obra de David Wong, que no es más que el seudónimo de Jason Pargin (nacido en 1975), que trabajaba como redactor en un bufete de abogados, mientras en sus ratos libros era editor de la web satírica Cracked. Jason comenzó en 2001 a publicar una webserial (formato escrito) con la historia de David Wong, a razón de un capitulo cada Halloween. Esa webserie se hizo bastante viral, y unas 70.000 personas leyeron lo que él escribió en internet (que se eliminó en 2008). En 2006 una editorial contactó con él para publicar su historia, y él utilizó los comentarios que le habían dejado sus lectores para reescribir y mejorar lo que finalmente se publicó como una sola novela en 2007.



Jason Pargin, alias David Wong.


        John muere al final es una novela plagada de referencias y humor chungo, a veces retorcido y a veces de ese humor malo del que te ríes por lo malo que es. Por ejemplo… ¿John muere al final? ¿Se está riendo el autor de nosotros todo el libro, o efectivamente la diña y nos lo cuenta en el titulo? Parece un poco como Crónica de una muerte anunciada (que no me gusta), que empieza contándote el asesinato de Santiago Nasar por los hermanos Vicario, y durante el resto de la novela te explican cómo ha pasado lo que ya sabes que ha pasado porque el autor te lo ha dicho en el minuto 1. O no. Y Wong / Pargin se está riendo en tu cara.

      El libro contiene referencias (creo, es tan original que no son fáciles de detectar) al estilo humorístico de Douglas Adams (Guía del autoestopista galáctico, 1979), a películas como Los cazafantasmas (1984) o La invasión de los ultracuerpos de 1978 (que realmente, en origen, es una novela de 1955 de Jack Finney), e incluso posee muchísimo de la filosofía narrativa y estética de la Nueva Carne de Clive Barker y David Cronenberg. Esa transformación de la carne en algo nuevo, las metamorfosis aberrantes y gores, cosas que no deberían estar vivas cobrando vida y formando órganos palpitantes, rezumantes, etc. Todo esto está muy presente. Pero por encima de todo, el propio Jason Pargin reconoce en su prólogo que su mayor inspiración fue una película de serie B del final de los 70: Phantasma (1979), dirigida por Don Coscarelli. La historia de un joven muchacho, su hermano mayor, y un colega, que se dan de bruces con un siniestro enterrador (el Hombre Alto) que utiliza los cuerpos de los muertos para crear unos esclavos en miniatura. Hay varias secuelas. Jason Pargin la vio de crío y se enamoró de ella.

     Las gentes sombra son una referencia a una popular leyenda urbana pertenecientes al folklore moderno y urbano, acerca de las cuales se ha hablado mucho en programas sobre lo paranormal y en webs y foros de internet. Tipo Slenderman. Incluso salen en la Wikipedia: ver enlace.  


Gentes sombra.

        Pero a diferencia de otras novelas con muchas referencias, y guiños, John muere al final no se pierde en ellas, y encuentra su propio camino. Solo las usa como mecanismo para que te rías, pero toda la trama son puramente originales, sacadas solo de la cabeza de su autor.

        Además, no solo nos narra un desfile de aberraciones divertidas y malrrolleras, nos adentráremos bastante en la psique de Dave, y de algunos otros protagonistas, mostrándonos su lado más humano, más vulnerable, pero también su pose más violenta o terrible. Los personajes no son meros robots, son muy reales (dentro de que es una novela hiperbólica, John nunca deja de ser ese gracioso héroe borracho y descontrolado, un poco como Rocket el mapache de Guardianes de la galaxia mezclado con el Sherlock Holmes de Robert Downey Jr.). A menudo mezcla humor, con gore, y con tragedia.

 

Era locura y desesperación y privación y tormento convertidos en una supernova.

 

         El estilo de Wong, aparte de lo citado, es ágil y veloz, se entiende fácilmente, y usa un vocabulario sencillo y accesible. Pero tiene un fallo, y es que en contra de lo que afirma el propio Don Coscarelli en el prefacio del libro, John muere al final no engancha. Probablemente a raíz de su naturaleza original de webserie episódica (y también de ser su opera prima), no es una novela donde cada acontecimiento lleve al siguiente en un ritmo frenético y veloz que va in crescendo. En esta novela sucede en episodios que se van conectado a través del hilo de la entrevista con el reportero Arnie, y entre episodio y episodio a veces pasan meses o hasta años. Y además el narrador vuelve atrás, adelante, y antes paso esto, pero luego otro, pero antes de lo anterior te cuento esta otra cosa, etc. No cuesta seguirlo, no lía, pero tampoco llega a enganchar. Eso sí, sigues apreciándolo, disfrutando, y en muchísimos momentos gozas con la originalidad del autor. Y te partes de risa con la trama. 

        El villano final, Korrok, es una gozada de original también, una idea cojonuda. Muy chulo.

       Otro detalle, es que el final no es conclusivo, mola, pero es como…huh? Y ahora? Pos ahora ni puta idea, es otra risotada en la cara del autor. Hay varias continuaciones, pero creo que aparte de tener los mismos protas, John y David Wong como dos disfuncionales detectives paranormales, no sigue la trama de lo anterior, se enfrentan a nuevos retos.

        Es una obra que ha recibido bastante reconocimiento, e incluso ha llegado a convertirse en obra de culto, aunque sea un poco a caballo entre la obra maestra y el serie B de “no sé porque ostias me gusta esta cosa rara, pero me gusta”. No es conocida a niveles mundiales, no es El Nombre del Viento, pero tiene su público, alcanzó su fama sobre todo entre ciertos cultos frikis. A lo mejor no llegaremos a saber exactamente porque nos gusta, pero eso no es problema. Tampoco sabemos porque nos encantan los paletos caníbales endogámicos, pero nos encantan. Son tan divertidos. Y esto contando que el propio autor no entiende el porqué del éxito de su novela, que para él debería ser clasificada como de riesgo biológico. Creo que en realidad piensa que sufrimos todos algún tipo de enfermedad mental.  



Fanart por Zachjacobs.

        Circula alguna edición pirata por internet, pero su calidad es lamentable, lo mejor es estirarse y hacerse con la cuidada edición de Valdemar, presente en su sello de la colección Insomnia. La traducción de Marta Lila es excelente, y todos sabemos lo importante que es eso. Las páginas son de mucha calidad, tapa dura con sobrecubierta, y viene con todos los extras: prólogo del autor, prefacio de Don Coscarelli, y unas sencillas ilustraciones cada x páginas. Es caro incluso para ser de Valdemar, 29.50, pero si os mola este rollo de flipar en colores y arañas con pelucas, merece la pena a muchos niveles. Además, no existe otra opción en español (ni menciono esas ediciones piratas).

        Don Coscarelli, el director de la Phantasma que tanto encantó a Jason Pargin, es a su vez otro fan de John muere al final, y en cuanto empezó a leerla supo que tenía que hacer la película de este libro. Tras más de tres años con la idea, finalmente logró estrenarla en 2012, con Paul Giamatti como uno de los productores ejecutivos además de como actor (interpreta a Arnie, el reportero con el que habla Dave). La película solo cuenta alguno de los capítulos más impactantes, y hace un resumen-refrito bastante acelerado, ya que llevar a la pantalla toda la trama como tal hubiera sido bastante complejo. A menudo los efectos especiales son bastante cutres, ya que contaba con menos de un millón de dólares de presupuesto. En general puedes ver cómo está montado el grafico digital encima de la imagen, casi parece coloreado sobre la pantalla. Pero como en si siempre tuvo, incluso el libro, ese tufillo a serie B tan familiar (para los que nos gusta), pues no se sufre demasiado. Incluso es un motivo más de comedia. No es tan buena como el libro, pero esta guay, te ríes, y es una flipada. Tuvo una crítica mixta, hay quien la puso a parir, pero se convirtió, como el libro, en película de culto.



La salsa de soja. De nuevo sentí su presencia en este espacio. Latiendo. Con voluntad propia. La salsa de soja estaba viva. Pero por encima de esta, además había algo más. Alguna cosa más. Y todas las cosas extrañas que había encontrado trabajan en su nombre.




martes, 29 de junio de 2021

EL ALMUERZO DESNUDO - WILLIAM S. BURROUGHS

 


        Puf. ¿Y por dónde empiezo? ¿Por dónde empiezo a contar una historia que su propio autor definió como “puedes abrir el libro por donde quieras y empezar a leer”?

     Supongo que puedo empezar diciendo que El almuerzo desnudo, publicada en 1959, es la obra más famosa, y posiblemente la mejor, de William S. Burroughs, la que lo catapultó a la inmortalidad. Una obra incomoda, a veces farragosa, a veces digna de un genio, destructiva, acida, caustica, un grito de dolor que resuena en las calles que realmente son “alcantarillas alargadas con una costra formada por tanto sexo y asesinatos” (como diría Roscharch, de Watchmen). Un libro-denuncia o libro-documentalista pero contado de un modo muy particular. A veces incomprensible, pero en mi opinión imprescindible.

        Para entender el libro primero hay que entender a Burroughs. Hay que tener en cuenta que este hombre vivió en los años en que se podía comprar cocaína con recetas en boticas o farmacias (dado que aún era un tratamiento legal, se usaba con normalidad), y que era rarísimo conocer a algún cocainómano que no fuera también morfinómano o heroinómano. Ahora lo raro es conocer a alguien que le dé a la heroína o a la morfina, que prácticamente ya no tiene mercado o es muy pequeño, mientras que la coca, dentro de que se considera una droga bastante dura (cosa que antes no), está bastante normalizada, y no es raro conocer personas que de vez en cuando tomen. Pero jamás se acercarían a la heroína. En la época de este escritor, la heroína era como ahora la coca, bastante normal (entre el sector marginal, pero mucho más extendido).

      William Seward Burroughs (1914-1997) fue un novelista, ensayista, artista visual y critico estadounidense, extremadamente ligado a la revolución literaria y de las artes, y al posmodernismo, así como a la cultura LGTBI. Nacido en una familia acomodada, y licenciado en artes en la Universidad de Harvard, enseguida empezó una vida de activismo y vagabundeo político y artístico por todo el mundo (viajó por Europa, y más adelante por Oriente), siempre tratando de explorar lo nuevo y lo marginado por la sociedad. Pronto manifestó claras inclinaciones homosexuales, muy evidentes en sus libros (que siempre manifestaron una abierta visibilización de la homosexualidad), y que se manifiestan definitivamente en su obra Queer (escrita a principios de los 50, no pudo publicarse por la situación legal de EE.UU hasta el 85).



Retrato con detalles psicodélicos de William S. Burroughs. Son muy comunes, debido al carácter del autor y de sus obras.


        A principios de los años 40 empezó a frecuentar a la población artista y literaria moderna de San Luis, y entre otros pasó a vivir con Jack Kerouac, y juntos (ellos y algunos otros escasos elegidos, como Lucien Carr) “fundan” (o dan lugar juntos) a la Generación Beat, grupo literario caracterizado por el rechazo a los valores estadounidenses clásicos, el uso de drogas, una gran libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental. Junto a Kerouac escribió la obra Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques (que no pudo publicarse hasta 2008).

        Fue en esta época, hacia 1945, cuando comenzó su adicción severa a las drogas, llegando a probar casi de todo: heroína, morfina, cocaína, marihuana y hachís, peyote, mezcalina y ayahuasca, etc. además de combinaciones de varias como el speed ball, que consiste en una solución de cocaína y heroína por vía intravenosa. Además, Burroughs probó todas las vías: ingerido, esnifado, inhalado y/o fumado, intravenosa, intramuscular, subcutánea, rectal… La cosa era chutarse daba igual el método, y él mismo afirma que en su vida llegó a utilizar miles de jeringuillas, en su mayoría sucias o en mal estado. En esta misma época, en 1951, estando ambos en estado de alteración y confusión por el consumo de drogas (y por la abstinencia reciente de estas, que también produce efectos físicamente molestos y confusos) Burroughs y su esposa decidieron representar la escena de la manzana en la cabeza de Guillermo Tell. Burroughs mató accidentalmente a su esposa de un disparo en la cabeza.

        A partir de aquí, y tras dos años de condena condicional por homicidio involuntario y rebeldía (y con una serie de procesos legales bastante complejos, dado que el disparo sucedió en México), Burroughs entró en una espiral de escritura creativa rebelde y que intentaba generar un cambio social, drogas, abstinencias, recaídas, problemas económicos, y diversos tipos de trabajos, por ejemplo profesor, además de escritor. En 1959 publicó El almuerzo desnudo, cuyo título se le ocurrió al mismísimo Kerouac (algo que el autor reconoce en la introducción).


Fanart de El almuerzo desnudo y de su autor, por Matt Chu. Refleja como el autor y la obra están indisolublemente unidos.


        Su ideario era igual de confuso que su mente y sus obras. Gran parte de su pensamiento tenía connotaciones anarquistas (libertad del individuo, visión del Estado como un ente opresor y destructivo para las personas, etc.), pero sin embargo la mayoría de esas ideas estaban desprovista de la moralidad y la necesidad del bien que acompaña y guía al anarquismo; Burroughs no deseaba la sociedad sin clases. Solo deseaba que el individuo pudiera actuar sin límites. Fue un gran admirador de la secta árabe (y consumidora de jachis) de los Asesinos (los nizaríes o hashshashin) y de su más famoso líder, el Viejo de la Montaña, Hassan-i Sabbah, quien pronunció la frase: “Nada es verdadero, todo está permitido”. En cierto sentido Burroughs no creía en nada, o creía que todo era falso.

 

América no es una tierra joven: ya era vieja y sucia y perversa antes de los indios. El mal está en ella, esperando. Y policías, siempre: policías del Estado bien entrenados en la universidad, experimentados, corteses, ojos electrónicos que sopesan tu coche, tu equipaje, tu ropa, tu cara...

 

        Evidentemente se convirtió en un ídolo de la contracultura, y de la cultura hippie, y un símbolo proto-punk. Pese a ello no estaba exento de incoherencias: mantenía considerables nexos políticos con el capitalismo y la derecha, y era un aficionado coleccionista y amante de las armas de fuego. Su máxima política era el anti-control, creía en la libertad absoluta para hacer lo que se quisiera, en un sentido más cercano al desenfreno y disfrute, que a una liberación social, lo que lo aleja de muchos planteamientos de izquierda y/o anarquistas.



William S. Burroughs.


        Murió en 1997, con 83 años, a causa de un ataque cardiaco. Puede decirse, sin temor a error, que se trató de un hombre complejo y en muchísimos casos enfrentado a sí mismo y contradictorio. Reconocido vividor irredento, con problemas de control de impulsos pese a conocer las desastrosas consecuencias, y por otro lado, valedor y defensor de causas muy complejas, y más en aquellos años, como la cultura LGTBI. La droga condicionó y probablemente cambió su vida y su mente para siempre, llevando su personalidad y con ello su arte, al extremo. Pero también creo que era un genio, aunque quizá uno algo maligno.

        La novela se basa en sus propias experiencias como drogadicto, utilizando un personaje llamado William Lee para referirse a sí mismo. Emplea una narración no lineal, casi sin trama, y un escenario cada vez más febril y onírico para representar la realidad de una persona adicta. La novela comienza con este personaje huyendo de la policía, y después salta a una serie de estados ficticios y paisajes alucinantes y alucinados, como la Republica de Libertonia y Anexia. Libertonia es el estado “dedicado  al amor libre y a los baños”, mientras que Anexia es un inferno corporativo, burocrático y represivo, casi una versión paródica y exagerada del Estado de 1984 de Orwell o al de la película de Terry Gilliam Brazil.

 

La democracia es cancerígena y su cáncer es la burocracia. Una oficina arraiga en un punto cualquiera del Estado, se vuelve maligna como la Brigada de Estupefacientes, y crece y crece reproduciéndose sin descanso hasta que, si es controlada o extirpada, asfixia a su huésped, ya que son organismos puramente parásitos..."

 

        A partir de este estado, el autor salta de una escena otra, existiendo poquísima conexión, o muy vaga, entre los capítulos, y a menudo cambia drásticamente de escena de un párrafo a otro, manteniendo la filosofía de escapar de la linealidad. Usará como nexos estos estados, y un lugar extraño porque podemos reconocer en él diversas características deformadas y grotescas de nuestra realidad, Interzonas. Otro canal son algunos de los personajes, como el propio William Lee (el libro empieza y termina con él), o el Dr Benway, ser aberrante y malvado por antonomasia de la obra, un monstruo dedicado a la experimentación humana de todos los tipos.

        Estos lugares que pertenecen a la realidad de un drogadicto, o así es más o menos como lo concibe Burroughs (o como creo yo que lo concebía él), están dominados por la necesidad de conseguir droga, que él llama la Carne Negra (refiriéndose sobre todo a la heroína, sustancia emperatriz de la época y aquella que controló y condicionó la vida del autor).

 

La droga produce una formula básica de virus “maligno”: el álgebra de la necesidad.

 

      En este mundo de pesadilla de viaje de monguis malo, de paranoia chunga a lo versión evolucionada de Miedo y asco en Las Vegas, se dan cita diversas facciones subhumanas, como los factualistas, licuefaccionistas, los remitentes, etc. Así como diversas sub especies de seres que más o menos han mutado por el efecto de la droga, así como por el efecto nocivo que tiene sobre nosotros el control del Estado. Muchos de estos seres no tienen huesos, se alimentan por el ano de deshechos de los yonquis, por lo cual ellos no se drogan, pero tienen que mantener continuamente a gente drogándose, vampiros que se alimentan de heroína que previamente a estado en cuerpos ajenos, osea se beben la sangre de los drogadictos, etc. La carne se deshace en este libro, es normal que un personaje de pronto se transforme en una masa de limo y gel oloroso y caminante y empiece a devorar personas aumentando su propio tamaño, como el bicho-masa de The Blob, el terror no tiene forma (1988). Estos seres no se viven como la aparición de un ser monstruoso que va a cambiar la realidad constatable, se entienden con normalidad total. Pertenecen a la realidad de la que habla Burroughs. 



Escena de la adaptación de 1991, con un ser aberrante bebiendo en un bar, de forma normalizada.


Al cabo de un tiempo el culo empezó a hablar por sí solo. (…) Luego fue desarrollando una serie de dientes como ganchos ásperos curvados para adentro, y empezó a comer. (…) El ojete se dedicaba a comerle los pantalones y se ponía a hablar por la calle, vociferando que quería igualdad de derechos. Y también se emborrachaba.

 

        Benway, aun siendo humano, es otro ser terrorífico del libro. Ejerce como personaje que encarna toda la maldad de la medicina y la psiquiatría, entregado a sus experimentos humanos y sociológicos de la peor clase, muchas veces del tipo “voy a coser esto y esto y a ver qué pasa”. Un médico con complejo de Dios, que sirve al Estado manipulador y terrible.

 

El sujeto no debe darse cuenta de que los malos tratos son un ataque deliberado contra su identidad por parte de un enemigo anti-humano. Debe hacérsele sentir que cualquier trato que reciba lo tiene bien merecido porque hay algo (nunca preciso) horrible en él que le hace culpable.

 

        Durante toda la obra, el lenguaje es constantemente obsceno y desagradable, plagado de escenas de violaciones (sobre todo homosexuales), muerte, coitos, orgías, penetraciones, gente esnifando o picándose las venas, etc. Hay un uso frecuente de palabras como “puta”, “maricón”, “marica”, “polla”, “coño”, etc. En general, todo es una orgía de sangre, semen, y otros fluidos, a menudo, literalmente, mierda liquida. Y no exagero, de hecho, eso pasa varias veces.

 

Un coprófago recoge un plato, caga encima y se come la mierda, exclamando: “¡Mmmm que rica esta!”

 

        Burroughs disfrutaba de ofender a las masas, él se sentía como una gran mente que escribía para quienes se atrevieran a entenderlo. Esto lo demuestra el cierto apego que tuvo por religiones místicas y ocultistas de nuestro tiempo, como la Iglesia de la Cienciología (de la que formó parte poco tiempo antes de irse, por el dogmatismo de la secta) o los Iluminados de Thanateros (que creen en la magia del caos).

 

Cagan en el suelo de las Naciones Unidad y se limpian el culo con tratados, pactos, alianzas.

 

        No puede definirse como una novela normal, ya que no hay historia, no hay linealidad. Burroughs entendía al lenguaje como el arma ultima (una más, la droga es otra, y así la visualiza en el libro) de control del Estado, su linealidad nos condiciona y nos convierte en máquinas creadoras que sirven al Estado que se apropia de las creaciones. Un virus que se introduce en nuestros cerebros. El almuerzo desnudo pretendía ser el misil que atacara directamente esa estructura, ese virus, y que dejáramos de pensar, escribir, y leer, dependiendo tanto de la estructura y la linealidad, que empezáramos a pensar y por tanto actuar como quisiéramos cuando quisiéramos, sin respetar el orden impuesto. El anti-control total. 

 

Las posibilidades son infinitas, como los senderos que se bifurcan en un grande y hermoso jardín.

 

       Si de algún modo puede entenderse esta obra, es como el viaje psicotrópico que significa la realidad para un drogadicto y para alguien que trata de salir de un proceso de adicción (sobre todo de uno donde hubiera mucha heroína). Algo plagado de alucinaciones, y paranoias, y peligros por todas partes, que pueden surgir en cualquier momento, sin control, sin mesura, de cualquier persona. Vivir en su propio “tiempo-droga”, y no en el tiempo real. Y al mismo tiempo, Burroughs veía así la realidad, un Estado controlador que convierte a todo y a todos en un peligro para el individuo, que se encuentra atrapado en una súper estructura opresora. Ese control transforma nuestras mentes y nuestra carne, y esto es lo que refleja el libro con todos esos seres aberrantes, humanos mutados en un ambiente toxico y venenoso.




        El almuerzo desnudo es el testimonio de una mente que descendió a lo más profundo del Infierno de la droga (y que nunca jamás llego a salir del todo, siempre entrando y saliendo); de la aguja y la cuchara; de la heroína, el peyote, la coca, los barbitúricos, y todo lo que pudiera coger, que se bañó en las aguas del Leteo griego (el rio del olvido). Vio los seres que allí moran, los condenados como el propio Burroughs, y los que ejercen el castigo, los que se alimentan y los que se volvieron alimento. Vio a gente morir y a otros aprovecharse de los muertos, muchos por supervivencia, otros por lucro. Vio como aparte de la sociedad normal, existía un submundo de seres dependientes de las sustancias, una sociedad aparte con sus propias normas. Este libro es su reflejo, su legado, y tal y como es ese mundo, y su recuerdo, es fragmentario, inconstante, sin una línea narrativa clara, a menudo alucinógeno e incómodo. El viaje a través del rio de la droga y el viaje para salir de ese Inframundo es un camino donde mil reflejos e impulsos, fantasmas y gritos en la oscuridad, tratan de arrastrarte de nuevo a sus garras. Hypnos (el “dios” personificación del sueño) no cede fácilmente a aquellos que le sirven alguna vez. Es la visión de la realidad afectada por ese contacto, y al mismo tiempo la visión del contacto mismo.

 

La droga es una calle de dirección única. No tiene regreso. Jamás se puede volver.

 

     El libro fue extraordinariamente reconocido como una obra maestra, y se considera un texto fundamental, algo de obligada lectura. Pero al mismo tiempo desde su publicación ha tenido una inmensa cantidad de detractores, que lo citan como un libro peligroso, nocivo, que atenta contra todo valor positivo, etc. y se ha hablado incluso de prohibirlo. Es una obra tan controvertida o más que El guardián entre el centeno.

 

No estabas allí al principio. Tampoco estabas allí al final... Tu conocimiento de lo que está pasando sólo puede ser superficial y relativo.

 

        Sería muy difícil ubicar literariamente esta obra. Técnicamente pertenece a la ciencia ficción, por todos esos estados ficticios (verdaderas distopías) que imagina, así como por sus seres de pesadilla. Pero al mismo tiempo todo esto es más onírico (fruto del sueño de la droga) que perteneciente a una realidad o futuro alternativos, como es más normal en la ciencia ficción. De todos modos, yo le voy a poner esa etiqueta. También hay gente que lo ha llamado terror, por lo terrible de lo descriptivo, pero no estoy de acuerdo, Burroughs no pretendía dar miedo de un modo lúdico y como entretenimiento, pretendía despertar unas acciones, pretendía romper un esquema y hablar de una realidad interna (el mundo de la droga vivido por los yonquis). Ni tampoco es humor, pese a que hay escenas en las que no puedes evitar reírte por lo exagerado, es un grito de dolor, una narración de ira contada en un lenguaje a caballo entre lo irónico y lo alucinado.

        Este libro ha tenido bastante influencia en obras posteriores, y entre otras cosas, su uso de la exageración límite, de lo grosero y lo obsceno, influyó en el nacimiento del Genero Bizarro, y en parte es el primero de su estirpe, el Bizarro original. Así que pese a no contener humor, le voy a dar esa categoría. Uno de los miembros del Bizarro (así se considera él, a mi no me lo parece tanto) profundamente influenciado por esta obra, es Francisco Jota-Pérez. Su obra Endo (2019), que ya reseñé (y no me gustó demasiado) bebé del almuerzo por todas partes. Entre otros autores, El almuerzo desnudo, en concreto, y Burroughs en general, influenciaron a géneros (aparte del Bizarro) como el splatterpunk, rama del terror moderno caracterizada por la representación grafica y sangrienta de la violencia, "horror sensitivo sin limites". Dos de sus mayores exponentes y genios, Poppy Z. Britte (un hombre trans gay) y Clive Barker (gay), han afirmado sus fuertes conexiones con Burroughs. Es interesante observar como dos personas LTGBI como Barker y Britte beben de un autor que, pese a toda la controversia que poseía aparte de su sexualidad (toxicómano reincidente, partidario del caos, el caso del homicidio involuntario de su esposa, etc.), fue un gran visibilizador de lo LTGBI en su época, y él mismo era homosexual o bisexual. Barker y Britte también son grandes visibilizadores actualmente, además de personas LGTBI, y al igual que Burroughs, no tienen  reparos a la hora de hablar de los bajos fondos y de lo mas sórdido. Todo herencias de Burroughs. Otro ejemplo es el cyberpunk, con William Gibson y su Neuromante a la cabeza.  

        Tampoco está exento de críticas: la continua narración de escenas sexuales homosexuales de abuso, donde normalmente personas venden su cuerpo y se dejan violar a cambio de droga (escena muy repetida), puede verse en vez de como visualización como ridiculización. Pese a que todo es simbología en este libro, Burroughs no se preocupa por como pueda interpretarse. La mayor parte de los muchísimos personajes que salen (muchos de ellos salen un párrafo y desaparecen) son hombres, generalmente también homosexuales, casi como si fuera de esa clase de gays a los que no les gustan las mujeres. Salen muy poquitas mujeres. Además, hay escenas tan complejas, paisajes tan extraños, que son imposibles de entender. Al final todo lo que he dicho arriba es una interpretación pero hay más. Es un libro difícil de leer, porque no sabes que estás leyendo muchas veces. Hay cosas muy chungas en el libro, y cosas con las que es posible (de hecho es casi seguro, yo el primero) con las que no estemos de acuerdo, o que nos parezcan mal. Empezando por esa escasa visibilización de la mujer. 

        Aun así es más que recomendable leerlo. Aunque sea solo por lo extraño, por asomarte a esa mente y a esta…cosa. Lo que sea. Indiferente no te deja, y original es. Ya de ahí gustos los colores. Son 280 páginas y yo he tardado alrededor de un mes y medio en leérmelo (estaba de exámenes también es verdad), a capítulos sueltos, mientras leía otros libros. Lo cual es un ritmo muy bajo, me lo he tomado con mucha calma. Pero cada vez que lo abres, hay pasajes que te impactan. Además es mas digno de admirarlo si tenemos en cuenta la época en la que se escribió: los años 50. Entonces no habia nada (o casi, sobre todo literariamente) similar, ahora existen cosas así, pero entonces no. Supongo que podría citarse como el equivalente literario del pintor expresionista abstracto Jackson Pollock: escritura visceral, tal cual sale, aunque sea extraña, sin alterar, e influenciada por las drogas, cubierta de una filosofía y visión mística. 

 

Puesto que “El almuerzo desnudo” trata de este problema, es brutal, obsceno y repugnante por necesidad. La Enfermedad suele tener detalles repulsivos no aptos para estómagos sensibles.

 

        Mi edición es de Bruguera de 1980, 2 euros en una Re-Read. Sale barato, hay chorrocientas ediciones de segunda mano. Y existen ediciones más nuevas y bonitas. Normalmente las ediciones, por lo menos la mía traen una introducción donde el autor nos habla de cómo logró salir de la droga gracias a la apomorfina (luego recayó, más adelante) y lo que significó para él, y un apéndice con su artículo “Carta de un experto adicto a las drogas peligrosas” que escribió para el The British Journal of Addiction, donde habla de su experiencia con las drogas, y con los distintos tipos de formas de tratar las adicciones.

        No es raro que la película fuera llevada al cine de la mano del director David Cronenberg (director de grandes películas como eXistenZ, Videodrome, La mosca, The Brood, etc.), genio del terror y sumo sacerdote junto a Clive Barker de la filosofía de la Nueva Carne, consistente en la manifestación de cambios internos mediante cambios físicos en la carne de los personajes. Las obras de ambos están cubiertas de características plásticas, cárnicas, transformaciones. Todas esas transformaciones en El almuerzo desnudo, de personajes humanos revirtiendo en limos primordiales por el efecto de la droga, paisajes dingos de un viaje de LSD, etc. casan perfectamente con las habilidades y la estética que caracterizan al director canadiense.



Caratula de la película El almuerzo desnudo (Naked Lunch), adaptación de 1991, dirigida por David Cronenberg.

        Cronenberg adaptó la obra a una linealidad más o menos continua, creó una narrativa que casaba con el libro, y que transmitía sus ideas. En su película el hilo conductor es William Lee (el seudónimo del autor en el libro), un exterminador (Burroughs ejerció esta profesión) cuya mujer empieza a chutarse su veneno para los insectos. A partir de ahí comienza una carrera psicotrópica de escenas y personajes aberrantes. La película se estrenó en 1991, y el propio Burroughs dio su aprobación.

 


viernes, 16 de abril de 2021

ENDO - FRANCISCO JOTA-PÉREZ

 


        Cuando hablé de El sol de medianoche dije que era probablemente una de las novelas más raras que he leído. Bueno, pues a día de hoy afirmo categóricamente que esta es la novela MÁS rara que he leído. Pero sin una maldita duda. Es que no se ni si puede catalogarse como novela. Endo, escrita por Francisco Jota-Pérez, y publicada en 2019 por la editorial Orciny, es un ejercicio de “novela-cosa-acumulación de palabras” con un fuerte componente de prosa lírica, que realmente tiene más de poesía que de prosa (Jota-Pérez es un autor muy asociado a la poesía).

        Endo se ubica en la ciudad catalana de Vilanova i la Geltrú, y tiene como segundo escenario el pueblo abandonado cercano de Jafra. Lo místico y misterioso, el pasado que se filtra desde las piedras, que recubre totalmente a Jafra, se trasladará a través de sus personajes y de la compleja prosa de Jota-Pérez a Vilanova i la Geltrú.









El pueblo abandonado de Jafra.

        La narración nos habla de una serie de protagonistas muy distintos entre ellos que comparten una compleja relación con sus entornos y con un último personaje, que recibirá el nombre de “desconocido inesperado”. El desconocido inesperado se constituye a lo largo de la obra como una especie de genio maligno de Descartes, el genio engañador que esta tras nuestra pista y puede ser el origen de nuestros males, o quizá paranoia nuestra. Un ser omnipresente en cuanto a que no existe, un mito carnalizado de un subconsciente inconsciente. Aunque ni siquiera tengo claro haberlo entendido bien.


La culpa es un residuo ético que el desconocido no comprende, en su implacabilidad, más que como polvo de hueso que esnifar antes de una orgía.

        

        Endo es un viaje de ácido. Es como un remake del Doktor Faustus de Thomas Mann o de La montaña sagrada de Alejandro Jodorowsky dirigida por el cadáver revivido de Hegel.

        La obra carece de cualquier tipo de linealidad, y la trama apenas sale a la superficie, casi únicamente visible por el uso del mismo lenguaje continuamente, por usar los dos mismos escenarios siempre, y por la presencia constante del desconocido inesperado. Según el autor, debe entenderse como un ataque masivo contra la gentrificación, concretamente contra la gentrificación de Vilanova i la Geltrú, municipio en el que se crio Jota-Pérez. Se supone que pretende devolver a ese lugar los fantasmas expulsados por esa gentrificación. El autor también realiza un ataque constante a aspectos como la normalización, el capitalismo cultural, etc.

        Está escrita con un lenguaje que combina lo culto, lo obsceno, lo mágico, lo sugerente, lo ordinario, etc. Se caracteriza por frases muy largas, de bastantes líneas de duración, con una trama, como he dicho, difusa. Pretende evocar, más que contar una historia. 

        La obra se incluye (relativamente, en mi opinión) dentro del Género Bizarro (cuyas pautas ya marqué en la reseña de Morder el bordillo): posee importantes características obscenas (se cita cuerpos desmembrados, sexo explícito, semen y distintos tipos de fluidos corporales, etc.), es absolutamente surrealista (casi en exceso),… Aunque opino que en Endo se diluye gran parte del entretenimiento que suele estar presente en el Bizarro, ya que la complejidad y lo intrincado del lenguaje, sumado a su “trama que apenas tiene trama” y su falta de linealidad firme, hacen que tengas que estar con veinte sentidos sobre el papel para más o menos enterarte de lo que quiere el autor; y al final, entretenerte, te entretienes poco. Es un ejercicio puramente intelectual, y que además requiere bastante esfuerzo pese a sus 168 páginas. Y por supuesto el humor desaparece casi absolutamente.

         El autor es natural de Barcelona, escritor y guionista. Muy dado a los poemarios, habiendo llegado a trabajar con el poeta Marco A. Raya en la obra conjunta Mascara: Muerte: Rojo. Ha recibido el premio Ignotus a Mejor Obra Poética por su poemario Napalm Satori.

        Jota-Pérez es seguidor de autores tradicionalmente asociados al Bizarro como Kenji Siratori. También es lector de Anna Kavan, Elfriede Jelinek, Birgitta Trotzig, Chantal Maillard, Layla Martínez o Leopoldo María Panero; figuras relacionadas a la revolución de las letras de nuestro tiempo, al feminismo radical, al movimiento LGTBI (Layla Martinez tiene varios artículos ensalzando a las drags), al fin de la tradición en el mundo de la escritura, etc. Todo es muy alternativo, huye de lo convencional. También es admirador de William Burroughs (figura por otro lado muy asociada al nacimiento primordial del Bizarro), y Endo puede compararse fácilmente a El almuerzo desnudo de este.

        Jota-Pérez parece despreciar el concepto de relato o novela en sí mismo, así como cualquier concepto de linealidad (y parece afirmar este modo de pensar en entrevistas suyas que he leído), lo cual en mi opinión es pasarse de moderno. Entiendo su intención de evocar lo improbable o lo imposible, lo absurdo combinado con lo cotidiano, de huir de los convencionalismos, etc. Pero en su intento de romper con todos los esquemas acaba sacrificando el objetivo primordial de la literatura, y más de una literatura como la del Bizarro, que es el entretenimiento. Entender en exceso la literatura y el cine como una suerte de ensayo academico transmitido en clave creo que es un defecto. 

          En definitiva no tengo nada claro si me ha gustado o no, y por tanto no sé si es recomendable o no. Es que es muy raro, y mira que a mí me gusta lo raro. Tiene reflexiones interesantes, y frases expresadas en un lenguaje cautivador por lo extraño. Tiene escenas, que evocas en tu cabeza, bastante perturbadoras. Pero también tiene muchos momentos que no sabes de que habla. Si te mola este estilo tan moderno, puede que te gusté, si no, pues no. Y ojo, no considero que haya que ser el culmen de la inteligencia para leer Endo, no sé si lo considero literatura inteligente o un intento que se pasa de rosca de moderno. Y tampoco creó, en cualquier caso, que haya que escribir así para crear literatura inteligente.

Mario, aunque ha perdido la sed para siempre, se bebe las dudas de un mundo, si bien miniaturizado, entero, se sacia de su falta de experiencia, avanza hacia un borne donde tuberías comunicantes llevan mareas de menstruo que arrastran carroña y un surtido de casquería en embutido hasta los depósitos pectorales de un armazón impotente y vagamente antropomorfo que también es el desconocido, anclado a un andamiaje alambicado y alimentado millones de vatios de energía espiritual contaminada de civilización, el gigante por cuyas venas transitan las animas y el asco.






miércoles, 24 de marzo de 2021

MORDER EL BORDILLO - ALFREDO ÁLAMO

 

        


        Morder el bordillo, publicado en 2020 por la editorial Orciny, es una excelente forma de acercarte por primera vez al género bizarro. El bizarro es, tal y como cita en sus libros la propia editorial Orciny (especialistas del bizarro) “el género de lo extraño; la sección de culto de un videoclub; a veces es surrealista, y a veces ridículo, pero siempre una ida de olla; es grotesco; puede llegar a rozar la pornografía…” Todo esto y mucho más. Además este género, del que me declaro fan incondicional, suele estar abanderado por autores independientes poco conocidos; tienes que estar metido en el mundillo para conocerlos. Pero una vez abres la puerta del bizarro, o huyes espantado mientras te vomitas la pechera del asco, o del mareo de las vueltas del argumento y las locuras del autor, o te quedas para siempre, y descubres un mundo que a veces no comprenderás, pero siempre te sorprenderá.

        Alfredo Álamo es uno de estos autores, especialista del género, con un fuerte acento en el terror y la ciencia ficción, pero siempre (o casi) en un tono cómico.

        Morder el bordillo es la historia de Pedro, a quien sus colegas llaman el Puños, un skinhead neonazi de Valencia bastante descerebrado (y exagerado hasta lo risible), con todos los clichés clásicos, como si fuera un personaje de La que se avecina: odia a las feministas, se mete cada cinco minutos con la “paguita” de los inmigrantes, suelta charlas sobre el “puto lobby queer”, etc.  Y por supuesto, lleva las pintas clásicas del skinhead: rapado, agresivo, chulesco, con botas militares, siempre con una birra en la mano (para bebérsela y para lanzarle la botella al primer rojo/gay/inmigrante que vea) y lleva un puño americano en el bolsillo. Y todo ello pese a ser bastante canijo y esmirriado.


Yo me imagino a Pedro un poco así, como el chaval prota de American History X (Edward Norton no, el otro, el hermano pequeño). Pero con mas pinta de bobo.


        La vida de Pedro cambia cuando recibe una paliza de un grupo de antifas y le rompen la cabeza a golpes. El chico descubre que le ha sido concedido un extraño (y bastante cabrón) poder: cada vez que reciba fuertes contusiones en el cráneo, Himmler, quien es su guía espiritual (si, Heinrich Himmler, el líder de las SS y uno de los arquitectos de la Solución Final y del Reich), se le aparece y le conduce a una entidad “divina” distinta. A través de una serie de palizas que le van sacudiendo, al principio porque el chaval es un broncas, y más adelante porque las busca aposta para recibir las revelaciones, conoce al dios indio Shiva, a Jesucristo (quien se le aparece en bañador, durante una fiesta en un jacuzzi, con una nevera llena de cervezas, todo buenrollista y molón), etc. Y descubre que el fin del mundo está cerca, y solo él puede evitarlo.





Como visualizó yo al Jesús de esas visiones, por escenas de Padre de familia.

        Alfredo Álamo nos conduce hábilmente por esta historia donde este chico, que al principio da asco y luego pena, porque es un pobre inútil, deberá enfrentarse junto a su prima tarotista y feminista, a una siniestra secta (la Iglesia de la Virgen de la Palma Ardiente) que en realidad es una parodia de la Iglesia Palmariana, cuyo objetivo es adelantar el fin de los tiempos a…ya. Los de la secta son muy divertidos, son tal cual los palmarianos, tienen su propio Papa, que se considera elegido por una revelación, no obedecen los dictados de Roma, y tienen una catedral-sede-fortaleza en medio del campo de España, igualita al Palmar de Troya (la sede palmariana).


El Palmar de Troya, sede de la Iglesia Palmariana. La descripción de la secta del libro es super similar.

        Durante la loca carrera de los dos primos por evitar la destrucción total, son perseguidos por una especie de exorcista mexicano armado con machetes y metralletas enviado por la secta (joder, es imposible no pensar en Danny Trejo como Machete). Pero ambos son ayudados desde lejos por un expresidiario nazi gigantesco todoterreno, a quien un mini-Hitler producto de su imaginación le ha encargado proteger a los jóvenes.

 


Me imagino al asesino mexicano así. Danny Trejo como Machete en Machete (2010).

        El libro es la locura que tiene que ser, y no defrauda en ningún momento, te partes de risa con las ostias que se lleva Pedro, con cómo se desespera Marisa (la prima tarotista) con el cazurro de su primo, y con el mini-Hitler. Se lee en un plis, son 170 páginas de libro de bolsillo, y no decae en ningún momento: es hiperbólica e irreverente, antifascista pese a tener dos protagonistas nazis (el gigante y Pedro), critica la religión, pero sobre todo, divertida a más no poder. Literalmente lo que llamarías una fumada. ¿Sabéis la cara que se os queda cuando os proponen ver una película sobre un exorcista que se va convirtiendo en velocirraptor, o sobre tiburones voladores nazis, o sobre Abraham Lincoln cazando vampiros a hachazos? Pues eso es este libro. ¿Qué muchísimas cosas no tienen sentido? Claro. Pero es que no intenta tenerlo. Es un libro ameno, divertido, desenfadado, obsceno.

        Para mí, súper divertido. Y además pese a ser tan fumada, no carece de cierta simbología: quitando las criticas religiosas en general, y a la secta del Palmar en particular; por ejemplo, el propio Pedro, pese a comenzar como un skin imbécil, acaba visualizándose como un profeta (recibe revelaciones) y un mártir (para alcanzar sus revelaciones debe someterse al dolor, concretamente, a que le abran la cabeza). 

        Por último, pero no menos importante, también hay unas viñetas sobre un personaje muy especial: Hans, el Koala Nazi.


Él nació para morder el bordillo. Al menos que valga la pena.

 




BALADA DE PÁJAROS CANTORES Y SERPIENTES - SUZANNE COLLINS

          Tras 10 años de parón, la autora de Los Juegos del Hambre ha sacado esta precuela de su saga: Balada de pájaros cantores y serpien...