martes, 18 de mayo de 2021

EL EMPERADOR GOBLIN - KATHERINE ADDISON

 



        El emperador goblin, publicada en 2014, es una novela de fantasía steampunk con bastantes detalles que la hacen diferente de la mayoría de obras de fantasía que pueblan las estanterías. Su autora es Katherine Addison, seudónimo de la novelista Sarah Monette. Sarah Monette es una escritora que lleva en el mundillo desde los 12 años, especializada en novelas juveniles, y con algunos premios ya a sus espaldas, y con un doctorado en literatura inglesa, especialmente en los dramas del Renacimiento. Redactó su tesis sobre los fantasmas en el contexto de las tragedias de venganza renacentistas británicas. Monette no continuó con dramas tan complejos/clásicos en sus novelas, dedicándose al mundo juvenil y fantasioso, pero sin embargo es habitual que introduzca características steampunk, que entre otras cosas se inspira en la etapa del Renacimiento y en la era victoriana.

        No tengo muy claro porque Monette eligió publicar bajo un seudónimo, no he leído nada al respecto, pero intuyó que trataba de comprobar si seguía teniendo calidad como escritora sin prestar atención a su nombre, que ya está ensalzado. Si es por esto, se comprobó que sí que la sigue teniendo, ya que la novela tuvo en general críticas positivas y ganó el Premio Locus de 2015 a la mejor novela de Fantasía.

           La novela se ubica en las Tierras Elficas, que reciben el nombre tradicional de las Ethuveraz, una nación elfa gobernada por una rígida aristocracia y burocracia (a menudo juntándose en una especie de “aristocracia burocrática”) que tiene su sede en la Corte Untheileneise, un gigantesco palacio que funciona como una ciudad interna, cerrada y fortificada, en la capital élfica que la rodea, la ciudad de Cetho. Todo comienza cuando el archiduque Maia Drazhar (protagonista único y principal desde cuya perspectiva veremos desarrollarse toda la trama) recibe la noticia de que su padre y emperador, Su Serenidad Imperial Varenechibel IV, así como sus tres hermanos mayores, han muerto en el accidente que destruyó el dirigible (se mueven con dirigibles aéreos de helio) Sabiduría de Choharo. Con la muerte del Emperador y de todos aquellos que estaban por delante suya en la línea sucesoria, contra todo pronóstico Maia se convierte en el único e innegable (al menos en principio) heredero al trono imperial.



La Corte Untheileneise podía ser esto, una estructura gigantesca y steampunk que se le eleva por encima del resto de la ciudad. Fanart por Emma Beamon (fuente: Pinterest).


        Maia Drazhar no es un hijo cualquiera del Emperador, y esto no lo digo para bien. Nuestro protagonista es el fruto del matrimonio que unió a su padre con la princesa Chenelo, una princesa goblin (otra raza distinta y que es considerada por los estirados nobles elfos más o menos como lacayos), hija del gobernante de la nación goblin, con quien los elfos están obligados a mantener buenas relaciones para sostenerse como país más fuerte del territorio. Fue un matrimonio político sin amor, y poco después de nacer Maia, el Emperador, temeroso de tener un hijo mestizo y una esposa goblin deambulando por su Corte (hay un racismo muy fuerte), envió a ambos a un cómodo palacio en las regiones exteriores del país, donde el elfo-goblin fue criado por su madre. Vamos se los quitó de encima. Pero tras la trágica muerte de Chenelo, Maia se convirtió en un lastre político y sin una sola palabra de aliento al chico que acababa de perder a su madre, el rígido gobernante lo desterró a un viejo refugio de caza olvidado y perdido en medio de ninguna parte, el Edomenee, con solo dos criados y un preceptor. Para colmo, su preceptor es su primo lejano Setheris, un antiguo alto cargo del gobierno caído en desgracia, a quien también aprovecha para desterrar.

        Maia crece y alcanza la adolescencia en el Edomenee sin recibir ningún tipo de cariño ni amistad, y al contrario que sus hermanos mayores, tampoco se le otorga ni hay planeado para él ningún tipo de cargo político ni utilidad (a partir de cierta edad sus hermanos desempeñan funciones en el gobierno administrativo). A Maia se lo mantiene marginado y alejado. Setheris ejerce como preceptor de una forma despótica y maltratadora, ya que culpa a Maia de su destino en medio de la nada (pese a que el joven no tuvo nada que ver en el escándalo político que le destrozó la vida).

        Y ahora de pronto (página uno literalmente) recibe la noticia de que ha sido nombrado heredero imperial y debe presentarse en la Corte para ser coronado Emperador oficialmente. Para adelantarse a su arribista lord Canciller Uleris Chavar, y evitar que se haga con el control del gobierno (único buen consejo que le da Setheris), Maia se presenta a toda velocidad en la capital y empieza a labrarse su propio lugar en la capital, al tiempo que brega con la inmensamente complicada vida social cortesana, sus 40000 normas, y con todos los rigores de la coronación y otros requisitos que tiene por delante. De hecho, Maia se queda con el cargo porque lo considera su deber, y tampoco tiene mucha idea de cómo podría hacer para rechazarlo, pero no quiere el trono, pues desde el principio se da cuenta que ser Emperador es solitario.

 

Cuando abrió los ojos, miró a su alrededor en la fría oscuridad, en aquel pozo de silencio, bajo el peso de la roca y la soledad, y pensó «Esto es lo que es ser emperador».

 

          La autora desarrolla con mucha atención todos los vericuetos y diferentes aspectos referentes a las ceremonias de la Corte élfica, y sus distintas complejidades. Incluso hay unos apéndices al final del libro sobre cómo funcionan los sistemas de nombramiento, o una lista con todas las personas, dioses, rangos, edificios, ceremonias, etc. que van apareciendo a lo largo del libro. Y son un montón.

 

«No todos estarán contra ti», susurró para sí, pero temía que fuera una mentira.

 

          Pero Maia no se dedicará a las intrigas de corte y a manipular y espiar para hundir la vida a otros y hacer crecer su propio poder, como hiciera su propio padre, que aumentó su fuerza a través de una agresiva política de matrimonios (el propio emperador se casó con seis o siete mujeres, cada hombre puede casarse con varias mujeres). Maia busca su propio lugar y su forma de hacer las cosas, pero se niega a humillar a otros, o a destruir la vida de nadie. Es coronado como Su Serenidad Imperial Edrehasivar VII, y el mismo elige a su propio secretario, una de las primeras decisiones que toma: Csevet, el mismo emisario que le llevó al Edonomee el mensaje de la muerte de su padre y sus hermanos. Csevet en un principio era un agente que trabajaba para el lord Canciller Chavar, quien es un conspirador nato. Pero el sincero corazón de Maia y su falta de malicia pronto conmueven al joven ex-mensajero, y jura lealtad eterna al medio goblin.



Maia Drazhar, coronado como Edrehasivar VII. Fanart por Caitriona Maire MacDougall.


        Nuestro protagonista no sabe nada de la dureza de las conspiraciones y la vida política de la Corte Untheileneise, ha vivido toda su vida en el aislamiento, pero sin embargo si sabe moverse en la soledad, la tristeza y sabe tener paciencia, armas que usará para sobrevivir. Csevet le guiará por el complejo laberinto que supone la competitividad de ese mundo y sus intrigas palaciegas, y con su ayuda, como primer amigo, el medio goblin consigue no ser destruido por el racismo que rodea toda la sociedad élfica y que lo ha marcado por ser mestizo. Casi todo el mundo (sobre todo los poderosos, siempre cubiertos de avaricia) procura destruirle (por odio o por búsqueda de poder) o aprovecharse de su inexperiencia, pero Maia demuestra que puede crear su propia cámara de fieles entre las gente de a pie y los desposeídos. Sus gestos despreocupados, su humildad, su inocencia, sus intentos de ayudar, etc. enseguida le granjean muchos aliados entre la población, y de ahí pasa a ir reclutando aliados con los nobles menores.

       También crea una relación muy estrecha con sus cuatro nohecharis, sus guardaespaldas sagrados 24 horas, y esa relación es de lo mejor de la novela. Dos de los nohecharis son extraídos de las tropas de elite de la corte, y otros dos de los Athmaza, unos magos-monjes-eruditos, y siempre tiene que haber un mínimo de uno, y normalmente dos, de ellos con él, despierto. Incluso cuando el emperador duerme. Ser elegido uno de los nohecharis (hay dos primeros y dos segundos) se considera el más alto deber y honor que puede obtener tanto un soldado de elite como un Athmaza, pero al principio de su reinado esto peligra por la compleja situación en la que se encuentra este emperador: medio goblin, sin conocimiento de la vida cortesana, algo “garrulo” (en el sentido de que desconoce muchos aspectos formales), desconocido, etc. Pero al igual que con Csevet, les conquista enseguida, y sus nohecharis (incluido el rígido Beshelar, quien al principio juzga con dureza las maneras cercanas de su emperador) pasan a darse cuenta que lejos de ser un deshonor o infortunio, posiblemente estén sirviendo al emperador más digno desde hace siglos. Y estarán dispuestos no solo por deber, si no por convencimiento personal hacia la persona de Maia, a sacrificar su vida por él.



Maia (el moreno) con dos de sus nohecharis: Calla (el de gafas) y Beshelar. Fanart por Betteralready (fuente: Tumblr).


        Pero no todo será la actividad cercana de Maia, este también deberá aprender que, para algunas cosas, lamentablemente, y al menos al principio de su reinado, y como suele decirse, “la mujer del César no solo debe serlo, si no parecerlo”. Para muchos aspectos deberá seguir actuando bajo la fuerza de la apariencia sobria y lejana del Emperador de las Ethuveraz, aunque no le guste. Tampoco le quedará más remedio que aprender a moverse y elegir a sus aliados entre las altas esferas, pese al ansia de poder que controla todo allí.

 

No se puede evitar el cambio simplemente con desear que no ocurra.

 

        Al final, es una novela donde el 99% de la trama transcurre en el ambiente de la Corte, no se sale en ningún momento desde que llegan allí desde el exilio, al principio. Sabes que existe un mundo complejo fuera, compuesto por varias naciones, incluyendo la nación goblin, pero todo sucede en el ambiente cortesano. Tampoco hay acción, pero si que puede detectarse una enorme tensión por todas las conspiraciones internas que puedes ver moverse. Maia vive los primeros tiempos de su reinado rodeado de estos conflictos, y descubre que quizá haya una intriga más profunda de lo que cree, y más antigua, dirigida por personas a quienes no les importa a quien tengan que matar con tal de conseguir aquello que creen que les pertenece. Y quizá tenga enemigos muy cerca, mucho más de lo que imagina. Sea como sea, Maia, Edrehasivar VII, esta destinado a ser aquel que construya los puentes entre los elfos y los goblins, desde su posición como Emperador, o a morir en el intento. Y esta será la prueba mas dura por la que tenga que atravesar. 


Detalle de la portada de la edición original. El joven goblin con cara de inseguro recién coronado, representando la corona la propia Corte.


        La novela es muy detallista y aunque no tiene acción, es bastante entretenida. Se lee a un ritmo pausado, no excesivamente veloz, pero las formas de este chico tan cálido y amable de enfrentar una sociedad tan fría, altanera y arribista son, cuanto menos, interesantes. Este ritmo pausado hace, sobre todo para lectores que estamos más acostumbrados a libros más dinámicos, que pierda algo de gas en algunos puntos, deseas que pase algo más… activo. Pero aun así es muy apreciable, quizá no sea la excelencia hecha libro, pero tiene momentos preciosos y otros bastante desgarradores.

        Uno de los puntazos es como la autora alimenta la dualidad entre Maia, ese joven amable y cercano, cálido, sensible, etc. y Su Serenidad Imperial Edrehasivar VII, Emperador de las Ethuveraz, casi un semidiós por derecho imperial, quien debe mostrarse…pues como un emperador. Alejado, frio, distante. Puedes ver esta dualidad incluso cuando habla.

        La novela habla de racismo a través de las situaciones a las que se enfrentan los goblins y los mestizos en la nación elfa, situación que alcanza un punto explosivo con el hecho de que el nuevo emperador es también mestizo. También se habla mucho de la discriminatoria situación de las mujeres en esa sociedad, relegadas casi a meros objetos de cambio para pactos matrimoniales de poder. Es muy interesante como a lo largo de la novela aparecen diversas mujeres poderosas que no están dispuestas a aceptar su posición como trofeos, madres, o esposas decorativas. Algunas le odiarán, y otras aprenderán a apreciarle como un poderoso aliado, ya que el nuevo Emperador se niega a tratarles como instrumentos políticos.

        Todo el libro supone un viaje de Maia por reafirmarse a sí mismo, negándose a dejar que ese mundo lo cambie y lo transforme a alguien distinto a quien es, y es más, el propio Maia, con su idealismo, está dispuesto a cambiar todo el racismo, la frialdad, el clasismo, el odio, y el machismo, de la Corte y de su nación. La personalidad de Maia esta muy bien desarrollada, y es la principal, pero no la única: destacan la lealtad de aquellos a quienes se va ligando, y, sobre todo, las múltiples facetas de las diferentes mujeres de la Corte que entran en su vida. 

        Uno de los principales fallos, por otro lado, aparte de la anteriormente citada “ligera pérdida de gas”, es que los detalles steampunk son puramente circunstanciales. Se citan un par de veces, y ya, no vuelven a aparecer en toda la novela. Las características de fantasía, o las propias razas, elfos y goblins, lo mismo. Sabemos que son elfos y goblins por que lo dicen, pero quitando una menor valoración social de los goblins y su tendencia técnica y mecánica, y un considerable supremacismo racial élfico y las tendencias clasistas de estos, no hay mucho mas de las razas, ni importa que sean élficos o goblins. Podía ser una dualidad de negros y blancos perfectamente, por poner un ejemplo cualquiera. Además, pese a que es la idea de la novela, mostrarte todo desde la cúpula de la Corte y desde la solitaria y a menudo aislada posición del Emperador, no puede evitar echarse de menos algo mas de contexto respecto a la magia, el mundo, etc. 

       Aun así es una interesante novela juvenil inscrita dentro del género de intrigas palaciegas. Cualquier persona amante de la fantasía desde los 14 o 15 años podrá apreciar la compleja red de mentiras en la que Maia acaba inmerso, y su peculiar manera de sobrevivir. 

          En España se ha publicado por una maja edición de Alethé, con una portada diseñada por Libertad Delgado (Liber Libélula) que es una gozada (ver la primera foto).





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