El Insania Tenebris es una de esas rarezas sacadas a pequeña escala, muy rollo underground. No ha tenido
apenas publicidad, no tiene detrás a ninguna gran editorial ni grupo de medios
de comunicación importante (EJEM, Planeta, EJEM). Pero eso no resta excelencia. Mas bien se la añade, es algo exclusivo, y especial, lejos de los grandes canales.
Insania Tenebris es una pequeña (32 paginas) publicación que fusiona la
narrativa lovecraftiana con doce ilustraciones (grabados) obra de Raúlo
Cáceres, de las cuales hablaré brevemente más adelante. Supongo que podría
considerarse novela gráfica.
El librito está narrado de forma
epistolar: cartas, atestados judiciales, informes del ejército alemán nazi, artículos
de periódico, etc. Los autores (hay varios) van hilando uno con el siguiente
para contarnos así la extraña y terrible historia de los doce grabados de los
que he hablado antes, la maldición que acompaña a cada uno de ellos, y que no
siempre nace de las aberrantes imágenes que encierran. En otras palabras, cada
uno de estos informes o cartas se asocia a uno de los grabados.
El hilo conductor que une todo
esto es que en general todo el libro es un dossier que recoge la investigación sobre los grabados reunida por un especialista en arte para un misterioso cliente, Sir Dragan Sayhkyinn. Sir Dragan en principio solo le encarga que investigue sobre uno (que en el dossier figura el ultimo, el doceavo), pero el investigador halla once grabados mas del mismo artista, y extraños documentos emparejados a ellos. No solo nos narra la cronología de estas obras, sino la biografía (o la poca
que se conoce) de su extraño autor: Rodolfo Castra Anellus, un discípulo del
pintor español Francisco de Goya, y según la leyenda, quien sumergió al artista
sordo en la locura.
Todo el libro está plagado de la temática
de los Mitos de Cthulhu (quien quiera, tiene en ese enlace un post que resume brevemente el subgénero) que iniciara el maestro Lovecraft. Por ejemplo, en
general toda la obra se compone del clásico cliché lovecraftiano sobre
acercarte demasiado a un oscuro secreto, a un conocimiento prohibido. Como
Abdul Alhazred, el árabe loco, el autor del Necronomicón (o cualquiera de los
otros autores de libros innombrables de
los Mitos), Rodolfo Castra se acercó demasiado al a lo que no debe desvelarse y
fue consumido. Pero nos dejó su obra, y cualquiera que se acerca a ella, es consumido
igualmente. Pero también tiene referencias a otros autores, como los hombres
serpiente y su ancestral ciudad de Valusia, creaciones de Robert E. Howard (autor del héroe Conan), uno
de los escritores contemporáneos y amigos del Caminante de Providence.
La sangre riega la tierra
donde mil retoños oscuros nacerán,
cien tentáculos atrapan la carne,
mil bocas que alimentar.
Muéstrales la horrenda verdad:
no hay cielo,
no hay salvación.
Solo tortura sin perdón,
almas sodomizadas jamás hallan la paz.
La calidad de las imágenes es excepcional, todas en blanco y negro y con un fuerte horror vacui (“horror al vacío”), o sea, Raúlo Cáceres aprovecha cada centímetro de espacio que tiene. Los dibujos tienen un importante contenido sexual, y una aún más dura violencia, escenografía gore, etc. No tiene miedo a mostrar escenas bizarras, bestias, gore, etc. Es sórdido, visceral, y a la vez hermoso (si te mola el rollo, claro). Decapitaciones, desmembramientos, personas siendo devoradas, etc. No voy a mostrar en el post más que una sola de las imágenes de los grabados, como ejemplo del arte, porque suponen el 50% de la obra, seria destripar demasiado sacar más. Pero todas molan un montón.
Los textos no le van a la zaga a las imágenes, están muy bien hilados y molan bastante, dentro de que todo es un micro relato, muy cortito. Apenas un vistazo, una ventana, a la locura (algo muy del género, por otro lado). Es interesante como los maquetadores del proyecto se han encargado de que cada capitulo parezca exactamente lo que es: una carta del siglo S.XVII, un articulo de un periódico italiano, un informe de las SS nazis, etc. Se leen muy a gusto, y son amenos.
Nos acechan desde el Génesis, desde la caída, y odian la pureza de las
curvas de la que procedemos.
Los autores de la parte escrita
son un grupo de autores que se juntaron para este proyecto, y que se han hecho
llamar Los bastardos de Abdul Alhazred. Cada uno escribe uno de los doce
documentos que se emparejan a los doce grabados. El ilustrador es Raúlo
Cáceres, conocido dibujante de comics español que ha trabado para la editorial
americana Avatar Press. También ha estado asociado al mundo friki, de rol y
tal.
La obra se publicó en 2020 por la
marca cordobesa underground Fuzz
T-Shirts, en colaboración con otras marcas undergrounds
como Crash Comics, Exhumed Movies y Miskatonic Videos. Puede adquirirse
directamente en la página web de Fuzz T-Shirts, en el siguiente enlace, por la
modesta cantidad de 10 euros. Además, las personas al cargo de la tienda son muy
majas, viene envuelto con mucho mimo, y te regalan unas pegatinas y tal muy
chulas. Absolutamente recomendable.
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