El Ojo del Mundo es el primero de los tomos que componen la
gigantesca y megalítica saga de La Rueda
del Tiempo, escrita por Robert Jordan. Esta saga comenzó a escribirse en
1984, y el primer libro se publicó por primera vez en 1990, y costó un total de 29 años
(contando desde 1984) terminar con toda la colección (se finalizó en 2013). Se compone de 13
libros, más una precuela (la mayoría de más de 700 páginas, muchos de más
1.000), lo que hacen de leerla un trabajo de larguísima duración. En España
fueron publicados por diversas editoriales (Timun Mas, Atalaya, Planeta
DeAgostini) en una serie de ediciones bastantes complicadas de seguir, ya que
dividían los libros en varios tomos menores, cambiaban títulos,…. Un cristo de
narices, y un coñazo como coleccionista. Recientemente Minotauro reinició desde
0 su publicación, sacando una colección completa y ordenada que es una gozada
(que es como estoy leyéndola yo), y que presentaré más adelante.
Robert Jordan (1948-2007) era un
autor estadounidense de fantasía, western, etc., pese a ser diplomado en Física
en una Universidad de Carolina del Sur. Participó en la Guerra de Vietnam,
donde recibió varias medallas. Era un cristiano episcopal bastante conservador
y firme en sus creencias (algo que como veremos puede observarse en su obra).
Murió en 2007 a causa de una amiloidosis cardiaca que se le diagnosticó un año
antes, con 58 años, y dejó La Rueda del
Tiempo inacabada. Su obra fue terminada por Brandon Sanderson (autor de Nacidos de la bruma, El Archivo de las
Tormentas y Elantris, entre otras), con tres libros que cerraron la saga
(según se dice de forma más que notable, algo que me creo atendiendo a la
calidad a las que nos tiene acostumbrados el colega Sanderson).
La novela nos ubica en un mundo de fantasía al uso, de un estilo medieval. La Rueda del Tiempo hace referencia a uno de los conceptos primordiales de este mundo, según el cual el Tiempo es una rueda dividida en siete radios, cada uno de los cuales constituye una Era. Con el girar de la Rueda las Eras viene y van, dejando recuerdos que se tornan en leyendas y luego en mitos (“la historia se tornó en leyenda, la leyenda, en mito”, ¿os suena?, es de El Señor de los Anillos), para al final caer en el olvido cuando la Rueda da la vuelta. En este girar, los acontecimientos se repiten en parte (mito del eterno retorno), pero con diferencias.
En este mundo de fantasía existe una fuerza mágica de poder ilimitado, llamado el Poder Único, que nace de la Fuente Verdadera, la fuerza vital del Universo que hace girar la Rueda del Tiempo, y que se divide en la mitad masculina (Saidin) y la mitad femenina (Saidar). Aquellos capaces de encauzar y controlar este Poder Único, un don con el que se nace o no, son los llamados Aes Sedai (los magos de la saga, vamos), la orden de hombres y mujeres que desde tiempo inmemorial han regido el destino de la humanidad. Frente a estos poderes “benignos” (ya veremos que la distinción ente malo y bueno no es tan firme, existe mucha dualidad moral), está el Oscuro o Shai’tan, el origen de todo el mal, la antítesis absoluta del Creador. En el momento de la Creación, el Oscuro fue encarcelado por el Creador en las profundidades subterráneas de Shayol Ghul, una prisión fortaleza en los confines del continente y casi del mundo.
En el pasado, miles de años antes, los y las Aes Sedai construyeron una paz dorada con su poder, de la que apenas se conservan vagos recuerdos y algunos monumentos y restos. Durante la Era de las Leyendas, unos 3.000 años o más antes del tiempo principal de la novela, el Oscuro comenzó a aumentar su influencia, y nació Lews Therin Telamón, un encauzador y Aes Sedai tan poderoso que más adelante sería conocido como el Dragón. Junto a su grupo de leales, los Cien Compañeros, cien encauzadores sumamente poderosos, dirigió los ejercitos de la Luz y el bien en la Guerra de la Sombra, para mantener prisionero al Oscuro y a sus criaturas malignas. Pero el poder benigno comenzó a desestabilizarse, envidiosos del poder y la gloria del Dragón, algunos de sus generales comenzaron a traicionarle, y se pasaron a las filas del enemigo, naciendo así los Renegados, los trece sirvientes más leales y poderosos del Oscuro. En una batalla final en la misma Shayol Ghul, Lews Therin y sus Compañeros reforzaron los sellos que mantenían prisionero al Oscuro y arrojaron a los Renegados con él, y fueron confinados en la misma prisión que su señor.
Pero en una trampa final, el
Oscuro aprovecho ese contacto en esa batalla para contaminar el Saidin, la
mitad del Poder Único esgrimida por los hombres, y les volvió locos a todos. El
Dragón y sus Cien Compañeros, así como el resto de los hombres portadores del Poder, enajenados, destruyeron
la faz de la tierra, alteraron el curso de los ríos, provocaron maremotos,
derribaron ciudades, hicieron nacer volcanes…La propia estructura del continente
cambió: el Desmembramiento del Mundo se le llamó. Y fueron consumidos por su
propio poder, muriendo. El daño que el propio Lews Therin provocó fue tan inmenso
que pasó a ser conocido como el Verdugo de la Humanidad, y el apelativo del Dragón
pasó a ser sinónimo del mal encarnado. Según una profecía, algún día el Dragón
regresaría, reencarnado, y portaría con él el poder para destruir el mundo
(también para salvarlo).
Lews Therin Telamón cayendo en la locura, durante el Desmembramiento del Mundo.
La humanidad estuvo al borde de
la extinción en este momento, pero sobrevivió, gracias a la guía de las mujeres
Aes Sedai: ellas no participaron en la batalla final, temerosas de una trampa,
y gracias a ello pudieron proteger a los restos de la humanidad y guiarles. Se
construyeron nuevas naciones, nacieron nuevos imperios, y la humanidad continúo
su camino dejando atrás la tragedia. Pero a partir de este momento, solo las
mujeres pudieron ser depositarias del Poder Único, ya que cualquier hombre
que lo tocara sería contaminado por el Oscuro. Incluso existen Aes Sedai
dedicadas a cazar a hombres que han tocado el poder y se han vuelto locos. Las
mujeres se tornan así en un poder místico, una fuerza terrible y desconocida
que gobierna por encima de reyes y reinas, guardianas de la humanidad, y con el
acceso vedado a los hombres. Además son protegidas (y no es que necesiten mucha
protección, porque sueltan unos hechizos de destrucción importantes) por su
propio cuerpo de elite, los Guardianes, unos hombres ligados a ellas por
vínculos mágicos, y con capacidades aumentadas, tipo sigilo, destreza, etc. Son
la ostia también, muy rollo montaraces.
Cada ciertos cientos de años, un
encauzador hombre especialmente poderoso desataba una guerra y se le conocía
como el Dragón, siempre creyéndose que era la resurrección del Verdugo de la
Humanidad, pero siempre era derrotado y destruido por las Aes Sedai, revelándose
como un falso Dragón.
Las Aes Sedai no libran guerras, mueven los hilos del mundo desde la
Torre Blanca.
Y así llegamos al punto de
nuestra historia, 3000 años después del Desmembramiento el Mundo: la guerra
contra el Oscuro se ha reavivado, todo indica que las cadenas que lo mantienen
atado se están soltando, y su poder crece. La Llaga, las tierras malditas donde
ejerce su fuerza y viven sus criaturas, hierven de seres malignos y se están
extendiendo, los reinos fronterizos apenas pueden contener ya el empuje de este
nuevo ejército. Además, las tensiones políticas por todo el continente, entre distintas
facciones y reinos, son la orden del día. El Oscuro ataca cuando la humanidad
no presenta un frente unificado, todo el mundo está dividido. Para colmo, en el
sur, un nuevo Dragón ha surgido (esperemos que sea falso), y avanza con sus
tropas sobre Tar Valon, la capital de las Aes Sedai.
El Cegador de la Vista está próximo a aparecer. Diles que permanezcan
atentos ante el que despierta con el crepúsculo.
Las ataduras son cada vez más frágiles.
Nos ubicamos en la versión
perfecta de la Comarca: Dos Ríos, perteneciente al reino de Andor (ojo, un
reino gobernado exclusivamente por reinas, el poder real reside en las
mujeres). Dos Ríos es una comarca aislada y autosuficiente, nadie pasa por allí
menos un par de buhoneros al año, y nadie sale en general. Nuestro principal
protagonista, Rand al’Thor, vive feliz como hijo de un granjero corriente, en
su granjita a unas pocas horas del pueblito de Campo de Emond (en la comarca
hay solo unos pocos pueblos), y no espera mucho más de la vida (es un Eragon en
toda regla, como se nota de donde se inspiró Christopher Paolini). Tam al’Thor,
su padre, es un señor un poco misterioso pero todo OK. Todo cambia cuando el
pueblo recibe la visita de una misteriosa mujer y su guardaespaldas, quienes
resultan ser la Aes Sedai Moraine y su Guardián, Lan. Están buscando algo.
Todo de cuanto dispongo es de una espada y una guerra que no podre
vencer, pero que no se me será permitido abandonar nunca.
Ese mismo día sucede en toda la
zona un ataque de trollocs, unas bestias medio animales medio hombres, bastante
estúpidas (tipo orcos) pero que sirven incondicionalmente al Oscuro.
Afortunadamente son derrotados gracias a la intervención de Moraine y Lan, pero
saben que si siguen enviando hordas cada vez mayores, ellos solos no podrán
defender a los aldeanos. Rand, así como sus amigos Perrin Aybara (un joven
aprendiz de herrero de una considerable fuerza) y Matrim Cauthon (un travieso y
bromista jovenzuelo que siempre anda haciendo trastadas), descubren que han
sido marcados por el Oscuro, son su objetivo por algún motivo, y arrasará todo
a su paso por atraparles. La única salida es abandonar el pueblo (para que no
lo ataquen) y protegerse en Tar Valon, donde quizá puedan aprender a hacer
frente al enemigo. Quizá sean los depositarios de un poder suficiente como para
enfrentar al Oscuro. Siniestros poderes buscan algo que ellos portan en su
interior. Además, de Lan y Moraine, en su viaje también los acompañan el juglar Thom Merrilin (un hombre misterioso
que esconde mucho más de lo que muestra, bastante acostumbrado a los peligros
del camino) y Egwene al’Vere (hija del alcalde y amor adolescente de Rand,
quien ha sido identificada por Moraine como portadora del Poder Único y ha
decidido acompañarla a Tar Valon para convertirse en Aes Sedai).
Lady Moraine, una respetada y poderosa Aes Sedai, y su Guardián, Lan, un hombre constantemente perseguido por los fantasmas de su pasado y su herencia. No, no se molan, el corazón de Lan pertenece a otra, pero el Guardian esta ligado a Moraine como su protector y protegido.
Mientras son perseguidos por
trollocs y criaturas aún más peligrosas, como los Myddraal, unas especies de Nazguls
que dirigen a los trollocs y son bastante poderosos y peligrosos, los protas
descubren que las Aes Sedai, y Moraine incluida, pueden ser mujeres
despiadadas, dispuestas a todo para impedir al Oscuro su objetivo. Y no dudará
en sacrificarles si no le queda otra. Pero también es una mujer compasiva,
quiere ayudarles de verdad, y salvarles, además confía en que en uno de ellos
resida el secreto para ganar la guerra.
Parte del mundo se moldeará a ti, si no lo estas configurando ya.
Su camino está lleno de peligros,
y es lento, se perderán, tendrán que tomar sendas improbables a destinos
fatídicos (la siniestra ciudad maldita de Shadar Logoth), se encontraran
personajes increíbles, se perderán y reencontrarán… Y mientras tanto, un poder
antiguo está resurgiendo, enemigos que creían vencidos retornan de un destino
peor que la muerte.
Las sospechas y el odio habían engendrado algo que se alimentaba en sus
cimientos, algo encerrado en el lecho rocoso sobre el que se alzaba la urbe.
¿Muy Señor de los Anillos no? Incluso tenemos una entidad maligna e
informe, indeterminada, del que nace todo el mal y de oscuridad absoluta e
inexplicada, es malo porqué es malo, quiere mal, no le busquéis más vueltas.
Aquí tenemos el extremismo moral, una posición muy de blanco y negro. Y si nos quedáramos
con esto podría ser un poco rollo. Lo guay de Jordan es que nunca esta tan
claro quien sirve al Oscuro, o quien esta corrompido, aunque no lo sea por él.
Hay muchos hombres y mujeres malvados en esta saga, algunos sirven al Oscuro en
secreto, otros se creen verdaderos santos pero vaya panda de cabrones, y hay
gente que simplemente es mala, o quiere lucrarse, o tiene sus demonios. Además
de mucha gente que se encuentra en la escala de grises. Y eso mola.
Es una novela introductoria, es
la definición perfecta. Son 800 páginas y apenas vemos por donde van a ir los
tiros y plantean algunos de los misterios. El secreto tras Rand (el principal,
al menos) no sorprende a nadie, es más que evidente. Casi diríamos que la única
solución probable. Evidentemente Harry Potter es el elegido, gracias JK. Pero
quitando eso, te abre diversos misterios que no tengo claro por donde pueden
tirar, varias cosas están envueltas en la leyenda y no tengo dudas de que las
iremos viendo resolverse durante el desarrollo de los libros. No todo es
predecible. Ni mucho menos.
El Entramado está componiendo una trama, pero su forma final todavía no
está establecida.
Rand, Mat y Perrin, y en menor
medida Egwene y una cuarta protagonista que no inicia el viaje con ellos pero
que se reengancha un poquito más adelante (para mi es la más molona de todos),
al principio son bastante paletos y no se enteran de la misa a la media, te das
un poco de cabezazos. La quinta prota menos, ella empieza siendo más hábil
desde el principio. Pero rápidamente irán ganando en capacidades, destrezas, y
mentalidad, mientras asumen en qué clase de aventura se han embarcado, y el
tipo de sacrificios que se verán obligados a realizar. Para el final de la
novela los lectores/as ya podemos predecir por donde va a tirar cada uno, y cuál
va a ser su modelo de personaje. Muy vagamente todo, pero una idea.
El entramado de facciones que se plantea en el libro, y el nudo de relaciones políticas entre ellos es muy interesante. En el fondo el Oscuro y su guerra son poco más que un mecanismo conductual para dirigir el libro, pero lo que hay detrás…es chulo. Por ejemplo, por contraposición a las Aes Sedai, existe una orden llamada los Hijos de la Luz, un ejército (enorme) de caballeros monjes guerreros, todos de blanco rollo templarios cruzados, muy celosos de la fe y unos auténticos fanáticos, que ven en las Aes Sedai el mal encarnado. Nada más que unas servidoras del Oscuro encubiertas. Así que se deciden a cazarlas sin misericordia (siempre que ellas no les cacen a ellos).
La siniestra y tétrica Shadar Logoth.
Sinceramente, la recomiendo. Es vieja, pero se me ha hecho amena e interesante, y hay TANTISIMO por descubrir, que es muy guay. Es como soltarte en un super Skyrim, una partida de rol de mundo abierto, y ale, a descubrir. Robert Jordan no introduce ninguna visión LGTBI, y dudo que esta surja en ningún momento de la saga, pero sí que introduce aspectos feministas interesantes, y aun embrionarios en la literatura de fantasía de los 90, muy influenciada por el mundo del rol que aún era muy machista y androcéntrica. Nada que ver por ejemplo con El ciclo de la Puerta de la Muerte. El poder mágico (hasta la llegada de nuestros protas) es custodiado únicamente por las mujeres, guardianas y guías de los reinos humanos, y entre ellas hay algunas bastante cabronas y otras menos. Tiene sentido joder, son el poder detrás de los reyes y reinas. Hay muchas mujeres fuertes, y fuertes por sí mismas, con sus propias capacidades, no mujeres con un sujetador de cota de malla dando hachazos a lo Conan y fuera.
Existen algunas adaptaciones de
comics, una de ellas obra de Dynamite Entertainment, bastante fiel. También una
serie de TV, lanzada por Amazon. El problema de la serie es que la volvieron
excesivamente adolescente e incluso estúpida, eliminando cosas muy importantes,
introduciendo otras que no me importaban una mierda pero para contentar a un público
adolescente (amores, besos, escenas de sexo que no vienen a cuento de nada)….
Fallaron muchísimo también en vestuario, Lan en vez de parecer un guerrero
montaraz de barba de una semana, curtido y hastiado pero letal, es un japonés
pijillo súper arreglado y perfectísimamente depilado. Hay algunas escenas
destacables, por lo demás desastre total.
Odiaré al hombre al que elijáis porque no seré yo y lo amaré si alumbra
con una sonrisa vuestros labios.
No solo la novela mola mucho, y
las ediciones en las que Minotauro (ver enlace) las ha sacado permiten una colección
exquisita, cada una con una pared donde figura tallada la Rueda del Tiempo,
combinada con la Gran Serpiente (un símbolo del tiempo infinito anterior la
propia Rueda), y un objeto por libro. En este caso podemos observar la espada
que Tam al’Thor entrega a su hijo Rand para realizar el viaje, una curiosa y
valiosa espada con una garza forjada en la vaina, símbolo de gran maestría. Una
espada que encierra una historia antigua. Además, cada libro trae un mapa de
toda la zona donde ocurre la saga, las Tierras del Este del mundo en el que nos
ubicamos, y cada ciertas páginas tenemos un mapa al detalle de la zona concreta
donde se encuentran. Por ejemplo, Dos Ríos.
Las profecías se cumplirán. El Dragon ha renacido.