En 2018 Nicholas Eames estrenó Rosa la Sanguinaria, la segunda parte de
su saga La banda. Novela de fantasía,
de tipo grimdark, con altas dosis de humor, mala leche, macarreo, priva,
muerte, mercenarios, y divertidos clichés. La misma línea que en la primera
parte, Reyes de la Tierra Salvaje. Al
igual que en esta primera parte, la estructura de la novela compara todo el
mundo de mercenarios y las clásicas películas de Rock and Roll, con las bandas
de músicos y las giras y el famoseo, los grupis, etc. Como todos los libros del
sello de Gamon tiene su propio booktráiler, que se puede ver aquí. Además, en la web de Nicholas Eames podemos ver las imágenes de la obra dibujadas por artistas como Richard Anderson o Félix Ortiz (ver aquí). Se puede leer de forma independiente, pero se recomienda leerlo tras el anterior.
Tras el primer libro, el mundo ha
cambiado. El cruel Brozaparda, Vástago del Otoño e hijo del arconte Vespian,
murió en la Batalla de las Bandas y la Horda de la Tierra Salvaje fue
destruida. La salvada Castia renació como un imperio bajo el gobierno del Emperador
Matrick Machacacráneos. Ganelon y Consuelda tuvieron una breve relación tras la
que separaron y el enorme guerrero volvió solo a Grandual para regresar a su
antigua prisión y convertirse en piedra de nuevo, dejando el juramento de
despertar si ella venia por él. La podredumbre se convirtió en un mal recuerdo
tras ser curada por Arcandius Moog, y Gabriel y Clay Cooper se retiraron del
mundo de los mercenarios, para vivir tranquilamente su vejez. Cooper volvió al
lado de su mujer y su hija, como siempre deseó.
Finalmente, Rosa, la hija de Gabriel, regresó a
Grandual junto a ese misterioso druin que luchó a su lado en Castia para forjar
una nueva banda, y continuar su escalada de fama para alcanzar las cimas de su
padre y el resto de Saga. Y aquí es donde comienza la novela.
Tam Hashford es una joven
camarera de Ardburgo,
la capital del reino norteño de Kaskar, e hija de unos famosos mercenarios del pasado. Su madre murió hace
muchos años, y su padre abandonó ese mundo para siempre consumido por el dolor.
Tam es una super grupi de los mercenarios, que admira sus vidas, y desea por
encima de todo convertirse en la barda de una de ellas, como lo fue su madre, y
cantar gestas de leyenda. Pero jamás imagino que ese deseo se vería cumplido al
convertirse en la barda de Fábula, la mejor banda de todo Grandual, los
sucesores de Saga, dirigida por la mismísima Rosa la Sanguinaria. Tam marcha
junto a ellos camino a la aventura, y lo que encontrará será su propia
historia, siguiendo la estela de gloria de la banda, lo que desde el primer
momento la ascenderá al estatus de leyenda, conocida como Tam la Barda. Una
aventura de proporciones épicas que solo puede acabar en gloria o muerte.
Nadie puede elegir lo que los demás creen que somos. Ahora eres una
leyenda, niña.
Fábula está formada, aparte de su
líder Rosa, por su esposo Cirrolibre, un habilidoso druin que cuida de sus
compañeros como un tierno amigo, amable, preocupado y con un punto melancólico,
portador de Madrigal, una de las tres espadas que empuñó Brozaparda. Cura,
conocida como la Bruja de Tinta, una invocadora, un tipo de hechicería muy
especial que le permite conjurar seres que luchan para ella, aunque su poder es
mucho más siniestro que el del resto. Cura no tiene desperdicio, es áspera,
cortante, gótica (una verdadera zorra gótica), ultra tatuada,… Y Brune, un
vargyr, un chamán norteño gigantesco capaz de convertirse en un oso enorme,
pese a lo cual es un osito amoroso con los suyos. Brune y Cura cargan, cada uno
el suyo, con un terrible pasado que los atormenta y condiciona, secretos
inconfesables y poderes oscuros. Además, está el fauno Roderick, el agente de
Fábula.
Fábula al completo. Rosa la Sanguinaria en primer plano, y detrás, de derecha a izquierda, Tam (de rojo), Cirrolibre (con orejas de conejo), Brune (grande y de barba) y Cura (pálida, pelo y ropa negras). Roderick no esta.
Más allá de Kaskar y de sus
montañas, en los helados e inexplorados Yermos de la Bruma, una nueva Horda se
ha convocado, reunida a partir de los restos de la de Brozaparda, y se la
conoce como la Horda de la Bruma. Dirigida por el temible gigante Bronturo se
dispone a atravesar las montañas y asolar Grandual. Una guerra final contra los
humanos. Y en este nuevo conflicto, siguiendo los dictados de la fogosa y
pasional Rosa, Fábula marcha en dirección contraria. Pretenden cumplir una
extensa agenda de combates en coliseos por todo Kaskar, contra bestias cautivas,
y después llevar a cabo una misión secreta de la que solo Rosa sabe el
objetivo. Una misión que les llevara a enfrentar un peligro por encima de
cualquier cosa que haya hecho nadie antes.
Pero, en la oscuridad, un enemigo
más antiguo de lo que nadie recuerda se fortalece y teje sus planes, y llevará
a los protagonistas hasta el límite.
Había llegado el amanecer, y con él, la Horda.
Al igual que la primera parte,
tiene un importante contenido de humor (incluyendo humor negro) y mala leche.
Cervezas, fiestas, borracheras, tabernas, priva a punta pala, sexo (orgias),
chistes malos y soeces, peleas,… Joder, Cura es como esa amiga tuya borde que a
veces cuando va ciega se pone súper intensa, tiene su propia lista de gente a
la que tirarse, pero después de tirárselos los mando de una patada al camino y
se pira con sus colegas. Totalmente bisexual además. Y en todo este rollo llega
Tam, una adorable novata con una importante habilidad para cantar, tocar y
componer, que aunque lleva tiempo siendo camarera en una taberna fiestera, es
bastante inexperta en estas lides. Fábula le enseña las mieles de la fiesta y
el desenfreno, y Tam se une de pleno a esa espiral de peleas, farra y…sexo. Por
cierto, Tam es lesbiana.
Otra imagen de Fábula, esta vez por Pierre Santamaria.
Fábula se dedica a marchar por
las ciudades y prácticamente cada noche se pillan un ciego para al día
siguiente, con la buena resaca, seguir su camino, o incluso, si les toca,
combatir. A veces se van a las peleas en los coliseos de empalmada, aun
medio ciegos, y habitualmente y aun así, ganan fácilmente. Son unos maquinas,
incluyendo a Tam, que como buena barda, desarrolla una buena habilidad para el
arco, como support, y además es bastante valiente (aunque Tam solo lucha cuando
no queda otra). Las fiestas tras los combates son como esas megafiestas que te
pegas varias semanas esperando, y son ya el desenfreno padre.
Los mercenarios son los rockeros
famosos de este mundo, con sus propios grupis, fans, seguidores, etc. y Fábula
son los mejores, y sus juergas son acorde a ello.
Pero no todo es fiesta. Esta
segunda parte es considerablemente más adulta, reflexiva y dura que la primera.
Todos los integrantes de Fábula (a excepción de Tam, que menos por la muerte de
su madre, ha tenido una buena infancia criada por un buen padre, aunque algo
sobreprotector) son un desastre emocional. Destaca la propia Rosa, una mujer
fuerte y despiadada, incomparablemente leal a sus compañeros, pero consumida
por el inagotable deseo de superar la cima de su padre y de Saga, los mejores mercenarios
de la historia. Rosa ha vivido toda su vida bajo la sombra de esos gigantes, un
peso del que jamás ha podido liberarse. Como una líder nata, una persona de un
carisma arrollador y una personalidad magnética, Rosa arrastra consigo a todo
el resto de la banda, hacia destinos peligrosos. Rosa no puede detenerse por
nada en su camino que busca la gloria y la eternidad, y atraídos como polillas
por el fuego de la Sanguinaria, sus amigos la siguen hasta el fin del mundo.
Un alma en llamas. Una mujer aprisionada por su naturaleza, un peligro
para los que se encuentran junto a ella.
Nacida a la sombra, con un destino siempre eclipsado por la más reluciente de las estrellas.
No debe entenderse a Rosa como
una villana, es una anti heroína. Es buena, cariñosa, leal, pero tiene una
parte oscura y temible, que no puede parar, atormentada. Como ese mito del
rockero fiestero que no es que disfrute de la fiesta, si no que ya no puede, ni
sabe, ni quiere, detenerse, lleva la fiesta y la búsqueda de la gloria hasta el
final, aunque les cueste la salud y la vida, incluyendo establecer siniestros
pactos que escapan a su control. Consumir su vida en un breve espacio de tiempo,
un estallido breve e inmortal. Esta dualidad de Rosa recubre toda la obra,
desde la perspectiva observadora de la Barda. Tam poco a poco ira observando la
otra cara de Rosa, su cara más frágil y al mismo tiempo oscura, mientras
descubre el verdadero precio de la victoria.
Todas las batallas tienen un precio. Hasta las que ganamos.
Además de esto, Nicholas Eames también
trata el tema de la crueldad entre especies, el maltrato animal, la crueldad de
los deportes consistentes en matar animales. Conforme avanzan, Tam (y sus
propios compañeros) empatizan cada vez más con las bestias con las que luchan
en los coliseos, criados en cautividad o capturados para obligarlos a
enfrentarse a mercenarios hasta morir, condenados solo por no ser humanos. Cada
vez son más conscientes de la crueldad de sus acciones, criaturas que podrían
ser inocentes sacrificadas en el altar de la fama, para engrandecer sus propias
figuras y la de Rosa. A fin de cuentas, dos miembros de la banda, Cirrolibre y
el agente Roderick, no son humanos, uno es un druin y el otro un fauno. Fábula
no es insensible a estos crímenes, pero no puede detenerse, así que son parte
de una dualidad moral. Un doble rasero.
¡Os prometí la libertad! ¡Y ahora sois libres! ¡Os prometí venganza! ¡Venid
conmigo y reclamadla!
Este libro nos muestra mucho más
que el anterior el dolor de esas pobres criaturas condenadas, su discriminación,
su sufrimiento al morir, al ver morir a
sus hijos, o al vivir en la cautividad de pequeñas jaulas. Su lucha por
sobrevivir en un mundo que los rechaza por no ser humanos. A veces es…
realmente doloroso para el lector. Antaño, las bandas y los mercenarios se
crearon para defender a la débil humanidad de esa sobreabundancia de especies
muy superiores físicamente que nos estaban depredando, muchas de las cuales
creadas por los druin y propagadas por todo el mundo cuando su Dominio cayó.
Ahora nosotros, los humanos, somos su terror, somos los seres que pueblan las
pesadillas de esos seres que apenas pueden defenderse del exterminio, y encima
nuestra cultura aun los sigue catalogando a ellos de bestias y monstruos (lo
mismo que hacemos en nuestro siglo XXI con las películas de tiburones, cocodrilos
y leones asesinos). Los mercenarios no son más que asesinos a la caza de una
gloria vana, enardecidos por una sociedad decadente que engrandece un espectáculo
sanguinario, cruel y corrupto. Eames se mete de lleno en este debate, y hace
una defensa de la convivencia ecológica y la biodiversidad (también existe por
supuesto una parte de lectura étnica y racial, convivencia multicultural y multiétnica,
pero creo que Eames se mete mucho en animalismo, la comparación es muy obvia).
Ahora somos nosotros los que acechamos en la noche.
¿Convertir el sufrimiento de una criatura en un espectáculo?
El primer libro era sobre unos viejos
mercenarios del antiguo estilo que se reúnen, luchando por superar su vejez y
sus achaques y se ponen a repartir tortas como panes, para rescatar a la hija
de uno de ellos de una matanza. Este es sobre unos jóvenes mercenarios modernos
a la búsqueda de la fama en ese mundo más sanguinario y cruel, siguiendo la
estela de una kamikaze imparable y consumiéndose a toda velocidad, mientras
enfrentan sus propios traumas emocionales. Esta trama es más triste y dura.
Fábula deberá acabar enfrentándose
a esta realidad y sus propios crímenes, y decidir cuál es el camino que quieren
seguir, y que línea no piensan traspasar. Ellos, y la humanidad al completo,
debe tratar de ver quién es el verdadero enemigo.
Al igual que en el primero, hay
una fuerte presencia de feminismo, destacable en personajes como Rosa, Cura y
Tam. Rosa, destructora, una tormenta de fuego y acero, y casadisima con
Cirrolibre, monógama y enamorada, llevando ella las riendas de la relación.
Cura, traumatizada por un pasado violento que enfrenta de formas siniestras,
pero igualmente desenfrenada y fiestera, aunque tema acercarse mucho a las
personas. Y Tam, a menudo brújula moral del grupo, no tan fuerte (ni de globo) como
el resto pero con una habilidad especial para mantenerlos en pie, su cantora de
mitos y canciones. Pero también hay otras mujeres muy interesantes, como Jain y
su banda de las Flechas de Seda y muchas otras. Y en todo esto hay también
mucho LGTBI y amor homosexual (y bisexual), y en este colectivo, la Bruja de
Tinta y la Barda son solo algunas de las representantes. Hay alguna trama de amor LGTBI que es... puro love.
Las chicas solo quieren divertirse.
Como no podía ser de otro modo,
algunos de los personajes del primer libro continúan apareciendo en este
(aparte de la propia Rosa), y… puede que alguno de Saga aparezca también.
Amistad, humor, combates,
bestias, mercenarios, sexo, fiestas, reflexiones de integración, animalismo,
etc. Una novela entretenida, súper bien escrita, amenísima, con ciertas cosas
muy épicas. Al igual que la anterior, no es muy sorprendente, vi venir varios
de los plot twist a kilómetros, no es esa la intención de este libro. Pretende
hacer reír y emocionar, y Eames lo hace de puta madre, una vez más tiene
momentazos que quieres levantarte y decir SI JODER. La historia de como se forjó una leyenda, de como se cantó una canción, acerca de una mujer dispuesta a todo por su objetivos, y por los compañeros que decidieron superar sus miedos para ayudarla. Y de como esas personas y un sueño, lograron cambiarlo todo, y salvar a todo el mundo.
Esta publicada en un tomo duro con sobrecubierta, con una de las ilustraciones de Richard Anderson en la portada, y un mapa de la ciudad de Conthas, donde sucede cierta parte importante de la trama. Detalle final: no se si con esto acaba la saga, o Eames tiene planeada una tercera parte.
Vive rápido, muere joven.