En sus inicios (años 20, aunque
puede remontarse hasta 1910 aprox.) la
space opera solía tener una calidad literaria bastante pobre, aunque
posteriormente nacieron obras más decentes, como la presente (pese a que
también es bastante básica). El ejemplo clásico y mas famoso de space opera son los comics de Flash Gordon (que comienzan en el 34), el aventurero espacial,
pero puede rastrearse como mínimo hasta los libros sobre las
aventuras en Barsoom (Marte) de Edgar Rice Burroughs, que comenzaron en 1912.
Posteriormente han surgido otros ejemplos, como 2001: Una Odisea en el espacio (1968), o las películas de Star Wars (la primera se estrenó en 1977).
Jack Vance (1916-2013) era un autor estadounidense de ciencia ficción blanda y de novelas policíacas especializado en obras de aventuras bastante lineales, y conocido por sus descripciones de los planetas donde suceden los relatos. En su juventud fue lector de Lord Dunsany, Edgar Rice Burroughs, Julio Verne, etc. Trabajó recogiendo fruta, como minero, como electricista,.... tras lo cual entró en la Universidad e intentó las carreras de física y de periodismo, pero no acabó ninguna. Después de fracasar al intentar entrar en el programa de espionaje, se metió en la marina mercante; y en los años 40 empezó a publicar. Amigo personal de Frank Herbert, autor de Dune, se inspiraron mucho mutuamente (sobra decir que Vance nunca pudo competir con la maestría de su amigo). Murió en 2013, con 96 años, por "complicaciones de la vejez", según declaraciones de su hijo. Fue homenajeado por autores de la talla de Neil Gaiman.
La mayor critica actual sobre Vance es acerca del conservadurismo de muchos de sus valores, por ejemplo sus personajes homosexuales (los pocos que hay en sus novelas) son invariablemente villanos, identificando su homosexualidad como necesidad de vicio. Todas sus novelas están contempladas desde una perspectiva absolutamente masculina (y heterosexual, claro).
Vance usa un sistema de citas de
obras y autores que se inventa, al principio de cada capítulo, para expandir la
información de su propio universo sin tener que hacer referencia a ello directamente
en la novela, sin tener que buscarles un hueco en la trama. Es un sistema
similar al que usaba Frank Herbert en su Dune.
Las novelas se sitúan en un
territorio del Universo llamado el Oikumene (término del griego antiguo que
viene a significar algo así como “territorio conocido”), una amalgama gigante y
caótica de confederaciones, naciones y planetas, prácticamente inabarcable, por
los que la humanidad se ha extendido. En principio no hay más que una sola raza
extraterrestre inteligente aparte de la humana, y tiene muy pocos miembros
(solo sale uno en las cinco novelas), pero las culturas que han desarrollado en
cada planeta son muy distintas unas de otras: sistema económico, lengua, tipo
de gobierno, tradiciones, etc. No es lo mismo el planeta Maunish habitado
únicamente por una sociedad amish súper tradicional (si, un planeta entero de
amish, hacen su mantequilla, celebran fiestas de la cosecha, todo) que Sarkovy,
con su sociedad tribal rollo africano y una cultura basada en venenos.
Kirt Gersen, el protagonista, es
un joven de unos treinta años que cuando era niño contempló como toda su
familia y su pueblo eran masacrados y esclavizados por las tropas de una
alianza formada por los cinco mayores caudillos
del crimen de todo el Oikumene, los llamados Príncipes Demonio. Los únicos
supervivientes fueron él y su abuelo, y este último dedicó todo lo que le
quedaba de vida a entrenar a su nieto para convertirlo en el vengador
definitivo. Adiestrarle para que pudiera darles caza, le enseñó artes de
combate, rastreo, ciencia básica, cultura, espionaje, conversación, seducción,
etc. Un aviso: no se ve absolutamente nada de este entrenamiento, de vez en
cuando te dejan caer algún detalle en plan “esto lo hizo así” y ya. La novela
empieza ya con Gersen siendo adulto, y el resto te lo resumen pocas páginas
después, y a correr.
No soy malvado, estoy mas allá del bien y del mal.
Cuando comienza la primera novela, El Rey Estelar, Kirth Gersen es un mercenario y aventurero espacial solitario, con su propia nave que él mismo pilota (bastante destartalada, por cierto), dedicado a rastrear a los jefes del crimen y asesinarlos, no contempla nada más en su vida. Los cinco líderes son personajes muy ocultos, y aunque sabe sus nombres en el submundo, no sabe cómo localizarles, ni sus verdaderas identidades.
A partir de este punto, donde la
saga esta ya presentada (la pagina 20 o 30 del primer libro, más o menos), cada
uno de los cinco libros está dedicado a localizar a uno de los jefes y matarlo. Para cumplir esto deberá viajar por todo el Oikumene, cambiando de planeta generalmente mas de una vez por libro. Una de las mayores críticas que se puede hacer a la saga es que el mecanismo
resulta repetitivo: al principio del libro Gersen localiza un hilo del que
tirar. Indaga, se da con algún obstáculo, avanza, se topa con algunos matones
del final boss, se los carga,
averigua la vida del jefazo, y luego lo encuentra y lo mata. Esto se repite en cada libro. Y las
muertes son bastante sin más, no hay mucha grandilocuencia, no tienes la
sensación de que sea una magistral venganza urdida tras años de preparación.
Vance no se molesta en meterse en semejante fregado, no es ningún Alejandro
Dumas, su protagonista es un mero cazador de hombres, y cumple su trabajo más
con la eficacia de un frio asesino que con la pasión de un vengador.
En la primera novela, publicada
en 1963, se enfrenta a Attel Malagate, llamado el Funesto, quien es el más
oculto y discreto de los cinco, dedicado a operaciones silenciosas y que llamen
poco la atención. Al principio de la novela descubre que Malagate en realidad
es miembro de la única otra especie inteligente, los llamados Reyes Estelares, unos
seres provenientes de un planeta colonizado por la humanidad, que evolucionaron
en pocas generaciones para volverse muy similares a los humanos. Son como unos anfibios
antropomórficos, pero pueden adoptar apariencia humana completa. Durante su
investigación para encontrar a Malagate se verá involucrado con una institución
universitaria donde sospecha que se esconde su presa y con la carrera por un bellísimo
mundo virgen, sin macula humana.
Ilustración por Ed Emshwiller, portada para la primera edición de Star King (El Rey Estelar), publicada por la Galaxy Sciencie Fiction en 1963.
En el dos, La máquina de matar (1964),
Gersen capta el rastro de Kokor Hekkus, llamado la Máquina de Matar, debido a
su violencia desmedida y sus prácticas bestiales. Es el líder criminal que
gobierna en las regiones más exteriores del Oikumene, usando el terror para que
nadie ose desafiarle. Se especializa en extorsiones y secuestros. Gersen
averigua que Hekkus está relacionado con un planeta imposible de localizar
llamado Thamber y con la princesa de ese planeta, Alusz Iphigenia Eperje-Tokay.
Para saber más deberá internarse en la cárcel más segura del Universo y hablar
con la princesa, que está allí encerrada.
Una vez me dijiste que solo temías a la muerte. Ahora vas a morir.
En el tercero, El Palacio del Amor (1967), debe
localizar a Viole Falushe, el más sibarítico y vicioso de los Príncipes, famoso
por poseer en algún lugar desconocido una gigantesca y lujosa residencia
secreta llamada el Palacio del Amor, donde se dedica a sus fiestas con sus
invitados de alta categoría, y ofrece a estos los más excelsos placeres, etc.
Gersen averigua que Falushe es terráqueo, y en la Tierra es donde empieza a
investigar.
En cuarto lugar: El rostro (1979). Le toca el turno a Lens Larque, llamado el Gran Pájaro, el
más cantoso y agresivo de los jefazos. Gersen averigua que Larque es un darsh,
una etnia humana originaria del planeta desértico Dar Sai, considerados unos
ordinarios de bajo nivel, escoria social. Despreciados por el resto del
Universo. Gersen deberá sumergirse en la brutalidad del planeta Dar Sai y en
sus bárbaras costumbres para localizar a Larque y averiguar su grotesco plan de
venganza sobre la sociedad.
Finalmente: El libro de los sueños (1981), donde solo le queda por matar a Howard Alan Treesong, juzgado como el más peligroso de todos, conocido como el Señor de los Jueces o el Rey de los Ladrones. Treesong es una especie de Kingpin (villano de Daredevil), sus tentáculos alcanzan todas las cúpulas de los organismos, maneja todos los sindicatos criminales. Para completar su venganza, Gersen primero deberá adentrarse en la compleja personalidad de este hombre recorriendo su pasado: un pasado plagado de tragedias y dolor; un hombre emergido de una sociedad profundamente conservadora y tradicional que jamás lo aceptó.
En un principio la premisa es
interesante. Kirth Gersen concebido como una mezcla entre el aventurero
espacial, y no siempre legal, Han Solo (si, ya sé que Star Wars empieza a finales de los 70, o sea mucho después de que
saliera El Rey Estelar, solo era una
comparación), y el Conde de Montecristo de Dumas (el vengador por definición). Un
hombre forjado para la violencia que no es capaz de ver más allá de ella: de hecho,
en todos los libros alguna mujer con la que mantiene un romance (Gersen liga
con una diferente por novela, por supuesto, como Indiana Jones) le ofrece la posibilidad
de abandonar su venganza, de empezar a vivir para él y no para esas muertes. De
huir con ella. Pero Gersen no puede abandonar, es un personaje monomaniaco y
obsesivo, inaccesible, implacable, terrible, despiadado.
Todo hombre que emprende una venganza debe cavar dos tumbas.
Por otro lado las cinco némesis,
los cinco emperadores del crimen del Universo, cinco genios criminales cada uno
con una obsesión distinta nacida de sus complejos pasados y vivencias que han
condicionado cada uno de sus actos.
Sin embargo Vance no aprovecha
adecuadamente este planteamiento. La trama es básica y lineal, y como hemos
dicho, se repite en cada libro. Los personajes no llegan a desarrollarse, no
logran romper la bidimensionalidad, manteniéndose en el arquetipo. Gersen, el héroe/antihéroe
macho y viril, capaz de todo, que caza a sus enemigos; los matones que se le
ponen por delante, más tontos que un botijo y con la misma relevancia; las
mujeres que Gersen rescata y con las que mantiene un romance y luego abandona para
seguir su venganza. Respecto a esto último, Vance no llega en ningún momento a proyectar que una mujer pueda tener más
papel que el de ser rescatada del peligro, y yacer con el protagonista
masculino. No hay ninguna Jessica Atreides o Santa Alia del Cuchillo, como en
el Dune de su amigo F. Herbert.
El propio protagonista se hace
algo canso en su monomanía, y se echa en falta conocer en mayor profundidad un
poco más de su pasado (es que real que te lo cuentan en un par de párrafos y
aire). Y para ser un vengador, queda muy por detrás de las sanguinarias
matanzas inmisericordes de Punisher o de los complejos y retorcidos planes del
Conde de Montecristo. Gersen solo busca y mata. Y a los lectores, pues eso nos llena
poco.
Finalmente, los cinco Príncipes
Demonio, pese a como nos había hablado de ellos el autor, y al poder que se supone que
esgrimen, son francamente decepcionantes. No se les llega a ver en ningún
momento más de 3 o 4 matones o esbirros, que Gersen mata o incapacita antes de asesinarlos
a ellos mismos. Apenas se les llega a ver en acción, dado que como se mantienen
ocultos el 99% de la novela, Vance no tiene apenas tiempo de introducirlos.
Gersen llegará a averiguar bastante sobre sus personalidades al investigarlos,
pero lo leemos como si fuera el examen clínico de un paciente, no las entrañas
de un villano que debe cautivarnos o aterrarnos. Esas pasiones que los mueven,
como el sibaritismo de Viole Falushe, nunca son tan desarrollados como
esperamos (¿quizá nosotros pertenecemos a una época más hiperbólica?). No vemos
en Viole una criatura viciosa y caprichosa que vive rodeada de lujo. Al final
todo se “normaliza” en exceso. El resultado final es que no llegas a adentrarte
en el interior de ningún personaje.
Vance escribe con un tono seco y directo muy fácil de seguir, pero poco embellecedor. No posee ninguna floritura, ni adorna en ningún momento sus descripciones o sus diálogos.
Mi conclusión es que es una saga que refleja muy bien lo que era una space opera de este tiempo, infinitamente más básica que Dune, pero es que no todo puede ser Dune, o de calidades similares, y menos en estos años. Está muy por encima del arcaico y pesado Flash Gordon, pero aún queda un largo camino por recorrer. A excepción de un poco el primer libro, que es el más aburrido, es una saga entretenida (pese a las características mencionadas) y ágil, los planes de Gersen y de sus rivales son simples, pero funcionales, valen para pasar el rato. Y las descripciones de algunas de las culturas de los planetas, como los darsh o el planeta de los amish, son interesantes y divertidas, tiene una potente carga de humor e ironía. Además, son cortos, no llegan a 200 paginas cada libro. Enamorar no te va a enamorar, pero puede ser una forma de contemplar un ejemplo de estilos del pasado.
En España están descatalogados, solo existen en la edición de la primera foto, de la editorial Martínez Roca en la colección Gran Súper Ficción, de 1988; vienen las cinco novelas en dos tomos (tres en uno y dos en el otro). No se han publicado más ediciones. Pero son muy fáciles de conseguir en alguna Re-Read o en todocoleccion, por unos 3 o 4 euros cada tomo.
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