lunes, 12 de abril de 2021

LOS PRÍNCIPES DEMONIO - JACK VANCE




1. El Rey Estelar (1963). 155 pags.

2. La máquina de matar (1964). 142 pags.

3. El Palacio del Amor (1966). 159 pags.

4. El rostro (1979). 186 pags. 

5. El libro de los sueños (1981). 196 pags.

        
        Esta saga de 5 libros salió entre principios de los 60 y principios de los 80 (¡20 años!, y luego nos quejamos de Rothfuss, que solo hace 14 que sacó El Nombre del viento), y es el perfecto ejemplo de space opera de la vieja escuela, una gloría de su época. Este subgénero de la ciencia ficción se caracteriza por narrar aventuras contadas de forma futurista, en contextos espaciales; es la continuación natural y lógica de las novelas de aventuras (tipo Julio Verne o Emilio Salgari) pero en clave de sci fi. Suele tener personajes arquetipo basados en la dualidad héroe-villano, y hablar sobre grandes imperios galácticos, viajes espáciales, batallas, acción, etc. También puede relacionarse al western, cambia el revólver por la pistola laser, el caballo por la nave espacial; hay mineros en asteroides, etc. Todos esos componentes estarán presentes en esta obra. Además el libro pertenece a la ciencia ficción blanda, por carecer de elementos divulgativos y no prestar atención sobre el aspecto científico y técnico, como hace la ciencia ficción dura (Regreso a Titán Esfera).

        En sus inicios (años 20, aunque puede remontarse hasta 1910 aprox.) la space opera solía tener una calidad literaria bastante pobre, aunque posteriormente nacieron obras más decentes, como la presente (pese a que también es bastante básica). El ejemplo clásico y mas famoso de space opera son los comics de Flash Gordon (que comienzan en el 34), el aventurero espacial, pero puede rastrearse como mínimo hasta los libros sobre las aventuras en Barsoom (Marte) de Edgar Rice Burroughs, que comenzaron en 1912. Posteriormente han surgido otros ejemplos, como 2001: Una Odisea en el espacio (1968), o las películas de Star Wars (la primera se estrenó en 1977).



Clásica imagen de space opera.

        Jack Vance (1916-2013) era un autor estadounidense de ciencia ficción blanda y de novelas policíacas especializado en obras de aventuras bastante lineales, y conocido por sus descripciones de los planetas donde suceden los relatos. En su juventud fue lector de Lord Dunsany, Edgar Rice Burroughs, Julio Verne, etc. Trabajó recogiendo fruta, como minero, como electricista,.... tras lo cual entró en la Universidad e intentó las carreras de física y de periodismo, pero no acabó ninguna. Después de fracasar al intentar entrar en el programa de espionaje, se metió en la marina mercante; y en los años 40 empezó a publicar. Amigo personal de Frank Herbert, autor de Dune, se inspiraron mucho mutuamente (sobra decir que Vance nunca pudo competir con la maestría de su amigo). Murió en 2013, con 96 años, por "complicaciones de la vejez", según declaraciones de su hijo. Fue homenajeado por autores de la talla de Neil Gaiman. 

        La mayor critica actual sobre Vance es acerca del conservadurismo de muchos de sus valores, por ejemplo sus personajes homosexuales (los pocos que hay en sus novelas) son invariablemente villanos, identificando su homosexualidad como necesidad de vicio. Todas sus novelas están contempladas desde una perspectiva absolutamente masculina (y heterosexual, claro).

        Vance usa un sistema de citas de obras y autores que se inventa, al principio de cada capítulo, para expandir la información de su propio universo sin tener que hacer referencia a ello directamente en la novela, sin tener que buscarles un hueco en la trama. Es un sistema similar al que usaba Frank Herbert en su Dune.

        Las novelas se sitúan en un territorio del Universo llamado el Oikumene (término del griego antiguo que viene a significar algo así como “territorio conocido”), una amalgama gigante y caótica de confederaciones, naciones y planetas, prácticamente inabarcable, por los que la humanidad se ha extendido. En principio no hay más que una sola raza extraterrestre inteligente aparte de la humana, y tiene muy pocos miembros (solo sale uno en las cinco novelas), pero las culturas que han desarrollado en cada planeta son muy distintas unas de otras: sistema económico, lengua, tipo de gobierno, tradiciones, etc. No es lo mismo el planeta Maunish habitado únicamente por una sociedad amish súper tradicional (si, un planeta entero de amish, hacen su mantequilla, celebran fiestas de la cosecha, todo) que Sarkovy, con su sociedad tribal rollo africano y una cultura basada en venenos.

        Kirt Gersen, el protagonista, es un joven de unos treinta años que cuando era niño contempló como toda su familia y su pueblo eran masacrados y esclavizados por las tropas de una alianza  formada por los cinco mayores caudillos del crimen de todo el Oikumene, los llamados Príncipes Demonio. Los únicos supervivientes fueron él y su abuelo, y este último dedicó todo lo que le quedaba de vida a entrenar a su nieto para convertirlo en el vengador definitivo. Adiestrarle para que pudiera darles caza, le enseñó artes de combate, rastreo, ciencia básica, cultura, espionaje, conversación, seducción, etc. Un aviso: no se ve absolutamente nada de este entrenamiento, de vez en cuando te dejan caer algún detalle en plan “esto lo hizo así” y ya. La novela empieza ya con Gersen siendo adulto, y el resto te lo resumen pocas páginas después, y a correr.


No soy malvado, estoy mas allá del bien y del mal.


      Cuando comienza la primera novela, El Rey Estelar, Kirth Gersen es un mercenario y aventurero espacial solitario, con su propia nave que él mismo pilota (bastante destartalada, por cierto), dedicado a rastrear a los jefes del crimen y asesinarlos, no contempla nada más en su vida. Los cinco líderes son personajes muy ocultos, y aunque sabe sus nombres en el submundo, no sabe cómo localizarles, ni sus verdaderas identidades.

        A partir de este punto, donde la saga esta ya presentada (la pagina 20 o 30 del primer libro, más o menos), cada uno de los cinco libros está dedicado a localizar a uno de los jefes y matarlo. Para cumplir esto deberá viajar por todo el Oikumene, cambiando de planeta generalmente mas de una vez por libro. Una de las mayores críticas que se puede hacer a la saga es que el mecanismo resulta repetitivo: al principio del libro Gersen localiza un hilo del que tirar. Indaga, se da con algún obstáculo, avanza, se topa con algunos matones del final boss, se los carga, averigua la vida del jefazo, y luego lo encuentra y lo mata. Esto se repite en cada libro. Y las muertes son bastante sin más, no hay mucha grandilocuencia, no tienes la sensación de que sea una magistral venganza urdida tras años de preparación. Vance no se molesta en meterse en semejante fregado, no es ningún Alejandro Dumas, su protagonista es un mero cazador de hombres, y cumple su trabajo más con la eficacia de un frio asesino que con la pasión de un vengador.

        En la primera novela, publicada en 1963, se enfrenta a Attel Malagate, llamado el Funesto, quien es el más oculto y discreto de los cinco, dedicado a operaciones silenciosas y que llamen poco la atención. Al principio de la novela descubre que Malagate en realidad es miembro de la única otra especie inteligente, los llamados Reyes Estelares, unos seres provenientes de un planeta colonizado por la humanidad, que evolucionaron en pocas generaciones para volverse muy similares a los humanos. Son como unos anfibios antropomórficos, pero pueden adoptar apariencia humana completa. Durante su investigación para encontrar a Malagate se verá involucrado con una institución universitaria donde sospecha que se esconde su presa y con la carrera por un bellísimo mundo virgen, sin macula humana.


Ilustración por Ed Emshwiller, portada para la primera edición de Star King (El Rey Estelar), publicada por la Galaxy Sciencie Fiction en 1963. 


        En el dos, La máquina de matar (1964), Gersen capta el rastro de Kokor Hekkus, llamado la Máquina de Matar, debido a su violencia desmedida y sus prácticas bestiales. Es el líder criminal que gobierna en las regiones más exteriores del Oikumene, usando el terror para que nadie ose desafiarle. Se especializa en extorsiones y secuestros. Gersen averigua que Hekkus está relacionado con un planeta imposible de localizar llamado Thamber y con la princesa de ese planeta, Alusz Iphigenia Eperje-Tokay. Para saber más deberá internarse en la cárcel más segura del Universo y hablar con la princesa, que está allí encerrada.  


Una vez me dijiste que solo temías a la muerte. Ahora vas a morir.


        En el tercero, El Palacio del Amor (1967), debe localizar a Viole Falushe, el más sibarítico y vicioso de los Príncipes, famoso por poseer en algún lugar desconocido una gigantesca y lujosa residencia secreta llamada el Palacio del Amor, donde se dedica a sus fiestas con sus invitados de alta categoría, y ofrece a estos los más excelsos placeres, etc. Gersen averigua que Falushe es terráqueo, y en la Tierra es donde empieza a investigar.

        En cuarto lugar: El rostro (1979). Le toca el turno a Lens Larque, llamado el Gran Pájaro, el más cantoso y agresivo de los jefazos. Gersen averigua que Larque es un darsh, una etnia humana originaria del planeta desértico Dar Sai, considerados unos ordinarios de bajo nivel, escoria social. Despreciados por el resto del Universo. Gersen deberá sumergirse en la brutalidad del planeta Dar Sai y en sus bárbaras costumbres para localizar a Larque y averiguar su grotesco plan de venganza sobre la sociedad.

        Finalmente: El libro de los sueños (1981), donde solo le queda por matar a Howard Alan Treesong, juzgado como el más peligroso de todos, conocido como el Señor de los Jueces o el Rey de los Ladrones. Treesong es una especie de Kingpin (villano de Daredevil), sus tentáculos alcanzan todas las cúpulas de los organismos, maneja todos los sindicatos criminales. Para completar su venganza, Gersen primero deberá adentrarse en la compleja personalidad de este hombre recorriendo su pasado: un pasado plagado de tragedias y dolor; un hombre emergido de una sociedad profundamente conservadora y tradicional que jamás lo aceptó.

        En un principio la premisa es interesante. Kirth Gersen concebido como una mezcla entre el aventurero espacial, y no siempre legal, Han Solo (si, ya sé que Star Wars empieza a finales de los 70, o sea mucho después de que saliera El Rey Estelar, solo era una comparación), y el Conde de Montecristo de Dumas (el vengador por definición). Un hombre forjado para la violencia que no es capaz de ver más allá de ella: de hecho, en todos los libros alguna mujer con la que mantiene un romance (Gersen liga con una diferente por novela, por supuesto, como Indiana Jones) le ofrece la posibilidad de abandonar su venganza, de empezar a vivir para él y no para esas muertes. De huir con ella. Pero Gersen no puede abandonar, es un personaje monomaniaco y obsesivo, inaccesible, implacable, terrible, despiadado.


Todo hombre que emprende una venganza debe cavar dos tumbas.


        Por otro lado las cinco némesis, los cinco emperadores del crimen del Universo, cinco genios criminales cada uno con una obsesión distinta nacida de sus complejos pasados y vivencias que han condicionado cada uno de sus actos.

        Sin embargo Vance no aprovecha adecuadamente este planteamiento. La trama es básica y lineal, y como hemos dicho, se repite en cada libro. Los personajes no llegan a desarrollarse, no logran romper la bidimensionalidad, manteniéndose en el arquetipo. Gersen, el héroe/antihéroe macho y viril, capaz de todo, que caza a sus enemigos; los matones que se le ponen por delante, más tontos que un botijo y con la misma relevancia; las mujeres que Gersen rescata y con las que mantiene un romance y luego abandona para seguir su venganza. Respecto a esto último, Vance no llega en ningún momento  a proyectar que una mujer pueda tener más papel que el de ser rescatada del peligro, y yacer con el protagonista masculino. No hay ninguna Jessica Atreides o Santa Alia del Cuchillo, como en el Dune de su amigo F. Herbert.

        El propio protagonista se hace algo canso en su monomanía, y se echa en falta conocer en mayor profundidad un poco más de su pasado (es que real que te lo cuentan en un par de párrafos y aire). Y para ser un vengador, queda muy por detrás de las sanguinarias matanzas inmisericordes de Punisher o de los complejos y retorcidos planes del Conde de Montecristo. Gersen solo busca y mata. Y a los lectores, pues eso nos llena poco.

        Finalmente, los cinco Príncipes Demonio, pese a como nos había hablado de ellos el autor, y al poder que se supone que esgrimen, son francamente decepcionantes. No se les llega a ver en ningún momento más de 3 o 4 matones o esbirros, que Gersen mata o incapacita antes de asesinarlos a ellos mismos. Apenas se les llega a ver en acción, dado que como se mantienen ocultos el 99% de la novela, Vance no tiene apenas tiempo de introducirlos. Gersen llegará a averiguar bastante sobre sus personalidades al investigarlos, pero lo leemos como si fuera el examen clínico de un paciente, no las entrañas de un villano que debe cautivarnos o aterrarnos. Esas pasiones que los mueven, como el sibaritismo de Viole Falushe, nunca son tan desarrollados como esperamos (¿quizá nosotros pertenecemos a una época más hiperbólica?). No vemos en Viole una criatura viciosa y caprichosa que vive rodeada de lujo. Al final todo se “normaliza” en exceso. El resultado final es que no llegas a adentrarte en el interior de ningún personaje.

        Vance escribe con un tono seco y directo muy fácil de seguir, pero poco embellecedor. No posee ninguna floritura, ni adorna en ningún momento sus descripciones o sus diálogos. 

        Mi conclusión es que es una saga que refleja muy bien lo que era una space opera  de este tiempo, infinitamente más básica que Dune, pero es que no todo puede ser Dune, o de calidades similares, y menos en estos años. Está muy por encima del arcaico y pesado Flash Gordon, pero aún queda un largo camino por recorrer. A excepción de un poco el primer libro, que es el más aburrido, es una saga entretenida (pese a las características mencionadas) y ágil, los planes de Gersen y de sus rivales son simples, pero funcionales, valen para pasar el rato. Y las descripciones de algunas de las culturas de los planetas, como los darsh o el planeta de los amish, son interesantes y divertidas, tiene una potente carga de humor e ironía. Además, son cortos, no llegan a 200 paginas cada libro. Enamorar no te va a enamorar, pero puede ser una forma de contemplar un ejemplo de estilos del pasado. 

        En España están descatalogados, solo existen en la edición de la primera foto, de la editorial Martínez Roca en la colección Gran Súper Ficción, de 1988; vienen las cinco novelas en dos tomos (tres en uno y dos en el otro). No se han publicado más ediciones. Pero son muy fáciles de conseguir en alguna Re-Read o en todocoleccion, por unos 3 o 4 euros cada tomo.

 




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